La hora del Planeta

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Por: Amylkar Acosta

Este 28 de marzo se celebró la décima edición de La hora del Planeta, iniciativa esta que busca llamar la atención sobre el riesgo y los peligros que acechan a la humanidad y a los que está expuesta la propia supervivencia de todos los seres vivos que habitamos el planeta tierra. Todo por cuenta de la degradación paulatina, persistente y cada vez más acelerada de nuestro hábitat a consecuencia del desaforado crecimiento de la economía y la voracidad sin límites de una sociedad presa del consumismo. Ello atenta contra el principio esencial de la sostenibilidad, entendida esta como la define el Banco Mundial: “el desarrollo que satisface las necesidades actuales de las personas, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas”. Dicho de otra manera, se trata de vivir aquí y ahora sin matar el mañana.

El cambio climático es una realidad incontrastable, cada día que pasa el negacionismo del reducto de los escépticos que aún quedan pierde audiencia ante la contundencia de los hechos, que son tozudos. Según el más reciente Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), en las últimas tres décadas cada una de ellas ha sido más caliente que las que le han antecedido; no hay duda, los registros muestran una tendencia a que los termómetros marquen más altas temperaturas.

Actualmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se concentran en la atmósfera, causante del calentamiento global, crecen aun ritmo endiablado del 2.2% anual. De acuerdo con las cifras del IPCC las concentraciones de CO2 ha llegado “a niveles sin precedentes en al menos 800 mil años”(¡!)”, lo cual no deja de ser alarmante. De seguir a este ritmo la temperatura promedio del planeta tierra se podría elevar 4 grados centígrados hacia finales de este siglo con respecto a la temperatura de la era pre-industrial, lo cual sería catastrófico. Las Naciones Unidas se ha propuesto limitar el aumento de la temperatura a no más de 2 grados centígrados, para evitar que los cambios sobrevinientes en el clima queden fuera de control, lo cual sería una verdadera debacle. Para alcanzar este objetivo se requiere actuar ya, frenando en seco y de manera sustancial las emisiones en las próximas décadas, entre el 40 y 70% entre el 2010 y 2050 hasta reducirlas “casi a cero” en 2100.

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Lo advirtió la Secretaria ejecutiva de la Convención de Cambio Climático de la ONU (UNFCCC) Christina Figueres, “los riesgos del cambio climático no han sido jamás tan evidentes y los impactos tan visibles”. Gerardo Benito, científico español e integrante del Panel de expertos sobre el cambio climático de las Naciones Unidas, afirmó que “los impactos del cambio climático son evidentes y el coste de no hacer nada es mayor que el de actuar”. Aunque no es lo óptimo, el consenso alcanzado en febrero pasado en Ginebra por parte de los 195 estados que hacen parte de la UNFCCC en torno al Documento marco para negociar en octubre próximo en la XXI Conferencia de las Partes (COP21) de la UNFCCC a realizarse en París un “Acuerdo global de lucha contra el cambio climático” constituye un gran avance en la dirección correcta. Como dice el proverbio chino, es mejor encender un rayo de luz que maldecir la obscuridad!

Pero, no todo hay que dejárselo a los expertos, a los gurús en estas materias, como tampoco a las cumbres y a las conferencias internacionales que se ocupan del cambio climático y de sus estragos. La sociedad civil debe poner de su parte, debe contribuir al logro de los objetivos trazados por la comunidad internacional, al fin y al cabo todos estamos a bordo del mismo planeta y como dijo Rajendra Pachauri, Presidente del Panel de expertos de las Naciones Unidas “no hay Plan B por que no hay otro planeta”, por lo menos por ahora, habitable por el ser humano y de los demás seres de los cuales vive. Por lo tanto, ya va siendo hora de detener esa alocada carrera hacia el abismo!

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En este orden de ideas, es loable la iniciativa promovida por WWF (por sus siglas en inglés del Fondo Mundial para la Naturaleza), la mayor organización conservacionista independiente del mundo, de esta campaña global, La hora del Planeta. Esta nació en Sidney (Australia) en 2007, cuando 2.2 millones de usuarios del servicio eléctrico apagaron las luces encendidas, ello con el fin de llamar la atención frente al fenómeno del Cambio climático. Desde entonces, año a año se han venido sumando adherentes a esta iniciativa en los cinco continentes, despertando la conciencia sobre la amenaza que se cierne sobre la supervivencia tanto de la especie humana como de las demás especies que habitan la tierra. Y La hora del Planeta es algo tan simple como apretar el interruptor y apagar la luz por espacio de una hora (de 8:30 a 9:30, hora colombiana, de esta noche), esta vez se han sumado a esta causa 10 mil ciudades de 172 países.

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