Las desavenencias en el Centro Democrático

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Confidenciales 360.


360 Radio ha venido mencionando una larga, continua y profunda lista de enfrentamientos en el interior de la colectividad que orienta el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, no solo por los matices que hay al interior de ese partido y que es normal en la mayoría de estos, sino también por los duros y cruentos enfrentamientos entre quienes tienen mayor preponderancia y liderazgo en el Centro Democrático.

Fernando Londoño Hoyos, quien tiene un espacio radial llamado La hora de la verdad, es considerado como uno de los ideólogos más cercanos al expresidente Uribe, víctima innegable de las Farc, contradictor político acérrimo del actual gobierno y que ha tenido un recorrido importante en la política, como también ha tenido sus lunares por los cuales ha sido inhabilitado por la procuraduría que dirige Fernando Carrillo Flórez.

Uribe tiene varios círculos de confianza. El primero de ellos está conformado por personas como Fernando Londoño, quien no tiene temor en enfrentar a Uribe si es necesario para decirle las cosas, que no es de los carga maletines que están en el quinto y sexto círculo pero se creen los más cercanos a Uribe porque trinan todo el día de él y están muy equivocados.

En tal sentido, Uribe sostiene reuniones muy serias con el primer y segundo círculo en las cuales hay constantes cruzadas, disputas y pleitos por ideologías, creencias, decisiones y por el futuro de ese partido. Ha sido de tal manera que Londoño es criticado fuertemente por haber dicho que el acuerdo de la paz con las Farc se debería hacer trizas, algo que no gustó en la mayoría de integrantes del Centro Democrático, pues hoy podríamos afirmar que esta colectividad está dividida por un 30% de una fuerza de ultraderecha, un 10% de disidencias de otros partidos, y un 60% de personas que están en la corriente centro izquierda y centro derecha, que no han tomado posiciones muy claras en direcciones sino que han decidido permanecer estáticos sin mojarse mucho, como dirían en el coloquio político.

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Lo anterior no ha caído bien y ha sido el detonante de la mayoría de debates políticos. Algunos le piden a Uribe que saque todo lo que tenga que ver con izquierda de su partido, otros que saque todo lo relacionado con extremismos de su partido, y Uribe ha dicho, para sorpresa de muchos, que es un partido de centro y que no debe haber fuego amigo en la colectividad.

Las peleas entre congresistas también son conocidas. Hay corrientes que ya no quieren al exministro de agricultura Andrés Felipe Arias, ni a José Obdulio Gaviria, Francisco Santos, Ernesto Macías o Óscar Iván Zuluaga.

El último episodio se dio cuando Fernando Londoño dijo que Iván Duque no parece del Centro Democrático, que Duque no puede tildar a Uribe de ser un monje y a ese partido de ser una secta. No es la primera crítica que Londoño le hace a Duque, y es que aparte de esto el segundo en mención se lo ha ganado porque no ha sido claro en muchas posiciones, pues ha escrito unas cosas, luego las cambia y después se devuelve a ellas, algo que no ha traído buen índice de confianza porque ya muchos lo relacionan con el presidente Santos, pues habla de una economía naranja y el actual mandatario hace lo propio argumentando que con ese tipo de economía se presentan los mejores caminos y contemplan la tercera vía como una opción para gobernar.

Lo que se viene en el Centro Democrático si Uribe no es capaz de contener esta crisis es una desbandada del sector de derecha, que como decimos puede alcanzar un 30% e irse como ya lo han hecho Ricardo Puentes Melo y Jaime Restrepo Restrepo, entre otros, que no están conformes en ese partido, y es que una renuncia de Fernando Londoño también podría ser decisiva.

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Ciertamente, a Uribe le ha faltado valor para poner los puntos sobre las íes, para decidir quién va a ser el candidato a la Presidencia de la República. Aunque él quiera posar de demócrata y no de dictador de lapicero debe entender que hay personas que hoy hacen parte de la lista de precandidatos que no tienen chance de ser presidente, lo que hacen es generar un desgaste al partido, a su imagen y permitiendo el nacimiento de otras personas que aunque no van a ganar como, Martha Lucía Ramírez, generan más división dentro de la derecha.

Uribe tampoco sale bien librado de las alianzas con Pastrana, de los comunicados y declaraciones que son salidas de tono, como en el caso de Daniel Samper Ospina. Esto no habla bien de un partido que quisiera recuperar el orden y la coherencia del país porque están siendo incoherentes en su proceder.

El senador tendrá que tomar partido de una vez por todas si está con la gente de centro, centro izquierda o con la de derecha; o simplemente se va a declarar una persona que está con todas las corrientes pero exigiendo un mínimo de respeto en su partido porque no le hace nada bien.

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