CONFIDENCIAL
Si algo ha tenido de malo el proceso de paz son los constantes e innecesarios errores o salidas en falso, que han terminado por servir de munición para la oposición y para sembrar desconfianza en el publico en general. Primero la desafortunada sentencia emitida por Santos sobre la pregunta del plebiscito, y ahora lo concerniente a la invitación al Papa para que delegara alguna persona en el TEP, y la firma del acuerdo final en el marco de la ONU.
En primer lugar, la Santa Sede no se quiso inmiscuir en este asunto, conoce de la fuerte polarización que vive el país y de incluso alguna intromisión de sacerdotes en dicho proceso, lo que ha sugerido que la iglesia no es imparcial en este caso y podría estar actuando a favor de una persona o sector político, algo que El Vaticano no avala en ningún momento. La iglesia le desea mucha suerte a todo lo que tiene que ver con paz, pero prefiere ver los toros desde la barrera y respetando las posiciones involucradas.
Sobre la ONU el caso es mucho más delicado, y es por que tiene que ver con la situación de algunos guerrilleros que si tienen cuenta con los Estados Unidos. El gobierno de Obama alienta, apoya y avala el proceso como tal, pero en ese país una cosa es el gobierno y otra la justicia, no como en Colombia que no se respeta esa división. Una indagación a fondo encontró que existía una gran posibilidad de que uno de los guerrilleros fuera aprendido por las autoridades.
Deberían ser más cuidadosos la próxima vez que piensen dar pasos tan grandes, más estando tan cercanos a una votación.
