La palabra subsidio la hemos escuchado con mucha más frecuencia desde que inició el Gobierno Petro. Honra aquel refrán popular que dice que a lo que se mueva denle un impuesto y a lo que este quieto entréguele un subsidio.
Por: Redacción 360 Radio
En varios editoriales que hemos publicado este año se ha realizado un seguimiento al abanico de subsidios que en Colombia se vienen incremento año tras año y Gobierno tras Gobierno. Venimos de una presidencia de Iván Duque que fue bastante generoso en lo social, a pesar de la narrativa que mencionaba la oposición, en donde pretendían mostrar que acá prácticamente se olvidaba a las personas menos favorecidas pero las cifras muestran lo contrario.
Casi 20 millones personas dejó subsidiadas luego de haber encontrado 14 millones bajo los sistemas sociales del Gobierno, y el presidente Petro en un año y medio está rondando más de los 23 millones colombianos que reciben algún tipo de subsidio, eso quiere decir que la mitad del país.
En este caso quisiéramos decir con cierta capacidad de cobrar que se les advirtió que el subsidio al pago del Soat por parte de las motos iba a salir mal. Este medio de transporte se ha caracterizado en Colombia por estar encima de la ley en muchos aspectos. A nivel tributario, estas no pagan el número de impuestos que deberían pagar a comparación de los vehículos, no pagan peaje y completamos con toda la violación a las normas de tránsito en Colombia, y desde luego la cereza del pastel siempre ha sido la evasión de impuestos, sobre todo en este seguro, siendo los motociclistas los que más ocasionan accidentes y los que más muertos ponen.
Como olvidar a los peatones, que año tras año, han muerto por cuenta de las imprudencias viales de las motos. Todo este caos que se puede ver en las calles tenía unas repercusiones directas en el seguro obligatorio. Seguro que los carros particulares sí lo pagan, aunque consignen una póliza de seguros privada. Esto nadie se atreve a revisarlo porque ocasionaría que el sistema colapsara.
Hoy los vehículos que pagan el Soat son quienes mantienen a los motociclistas que no lo pagan, que hasta el año 2022 lo estaban evadiendo en un más del 70%.
Sobre esto, hay varias razones elementales. Nunca existió la voluntad de los motociclistas para pagar ese impuesto. No había una falla puntualmente en el sistema que confirmara con evidencia que mejorando la tarifa de compra de este seguro, esto iba a corregir el elevado nivel de evasión. Esto nunca se hizo, eso quiere decir que faltó planificación, sino que esa idea salió del bolsillo del presidente para iniciar congraciándose con base populares que votaron por él para que mencionaran que este Gobierno sí piensa en los pobres; falso, solo comenzando los dos primeros meses se registraron números relativamente mejores, y luego terminó retomando su cauce esa conducta, la cual es que los motociclistas en las ciudades no capitales no quieren pagar el Soat, y como en Colombia no existen controles para saber quién lo paga y quien no, y cuando pasan por una fotomulta tapan su placa y siguen su camino sin ningún problema.
Bajó que fundamento el Gobierno dijo: “Si les bajamos el costo del impuesto, ellos lo van a pagar y se van accidentar menos”, cuando en lo que va del 2023 hemos visto todo lo contrario. No solamente no están pagando el Soat, sino que el número de accidentes de motociclistas ha ido en incremento, al igual que la cantidad de personas fallecidas.
De igual manera, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, acierta al reconocer que esto salió mal. Sorprendió que en aquel momento el exjefe de esta cartera, José Antonio Ocampo, se quedara callado con esta propuesta, y hoy tenemos un hueco de cerca de un millón de pesos, el cual está agravando el sistema de salud colombiano que ya se encuentra altamente golpeado por los cambios que quiere introducir el actual Gobierno, que no era perfecto, pero que estaba trabajando bien y al que se le podían hacer mejoras.
Ahora se nos vienen más impuestos, directos o indirectos, para seguir tapando las deudas de los motociclistas que no pagan estos seguros, que no consignan el Soat, y peor aún, según estudios que se han realizado, estos no son conscientes de comprar un casco con las condiciones óptimas para proteger su vida.
Esto nos lleva a pensar, si no compran estos accesorios para cuidarse a ellos mismos, que los va a motivar a comprar un seguro obligatorio. Esto solamente pasa en un país donde últimamente se están tomando decisiones populistas, irresponsables; un dulce para el pueblo ignorante, pero con un lastre y daño gigante para las finanzas de la Nación. Hay desfinanciación, problemas en el sistema de salud y las consecuencias de este tipo de decisiones del Gobierno solo nos traerán dolores de cabeza.