Normalmente, y como hacemos énfasis en cada editorial, a Colombia pareciera que los debates de política pública o de simple interés nacional no le vienen bien, no le interesan, y prefieren estar inmersos en una arena sucia política de intereses personales y no de los intereses generales de la nación. Y a esto hacemos referencia porque la política energética de un país tampoco debería estar supeditada a una agenda política. Es decir, la política energética no debería estar sujeta a temas políticos, a una agenda política, y mucho menos cuando tenemos a quien tenemos como vecino: a Don Nicolás Maduro Moros.
Nicolás Maduro ha demostrado con total contundencia que es un autócrata, es un sátrapa, es una persona que no es un buen líder, atenta contra la oposición, atenta contra medios de comunicación, no supo administrar la quebrada herencia que recibió por parte del difunto Hugo Chávez, y Venezuela es el desastre que todos sabemos que es, con su inflación, con sus intentos de monedas que nunca funcionaron, con sus embargos, con su nula producción de minerales teniendo toda la posibilidad, en fin, todo un desastre que es Venezuela, es que no hace falta ilustrarlo aquí.
Y ahora, obviamente, no entendemos algo tan elemental y lógico, básico, que cualquier persona debería cuestionarse. ¿Y eso porque Colombia, bajo qué argumentos sólidos, técnicos, bajo qué fundamento teórico dice: «No, pues yo no voy a explorar más petróleo ni más gas porque pues eso es muy malo y nosotros tenemos que salvar el planeta»? Pues cuando también le hemos dicho en tantas ocasiones que es una discusión absurda porque, pues, Colombia podría dejar de existir mañana mismo con una bomba nuclear y no pasaría absolutamente nada en el mundo a nivel de reducción de emisiones.
Que Colombia quiera suicidarse bajo un argumento, tan lejano de la realidad, más una más una idea política, trasnochada o quién sabe qué intereses económicos detrás, que puede ser algo con más fuerza, diga: «No, pues nosotros no la vamos a hacer»? Pero pues nuestro vecino sí. Y a partir del próximo año le vamos a comprar y nos van a poner a depender de Maduro.
Entonces, ¿qué va a pasar en 2026 si Colombia tiene elecciones democráticas, como debería ser, y llega un gobierno distinto al de Petro, un gobierno de otra tendencia política que seguramente no se lleva muy bien con Maduro? Entonces, Maduro nos va a decir, nomás hasta luego. ¿Y qué va a hacer Colombia?, vamos a quedar con un desabastecimiento energético. Nuestra matriz de generación eléctrica es de las más limpias del mundo, está en el top 10, y eso lo dice la OCDE, no lo dice un partido político ni lo dice un operador.
Colombia ha avanzado incesablemente en la instalación de fuentes renovables de energía eléctrica. Colombia ha hecho unos avances que se destacan sobre algunos otros países del continente, de manera que esto no tiene ningún argumento las decisiones que hoy se están tomando. Es cierto que las reservas de las fuentes no renovables tienen una vida útil final en el horizonte. Y, si no se explora, con más razón. Se había dicho que la exploración de gas iba hasta 2026, 2027, ¿por qué no seguir explorando pozos de petróleo? ¿Por qué comprar combustible a Venezuela?. Comprar gas a Venezuela no lo vemos conveniente ni políticamente ni económicamente.
Desde hace más de 10 años, Colombia dejó de hacer negocios con Venezuela por las mismas dificultades que se presentan allá, y si creemos que esas sanciones que afectan al gobierno venezolano pueden tener alguna influencia en los negocios que haga Colombia, no vaya a ser que Ecopetrol luego salga como una gran víctima por hacer negocios con Venezuela. Evitemos el desabastecimiento, pero exploremos, no perdemos nada con explorar. Es lo responsable, es lo necesario. No vamos a matar al mundo por hacerlo, y por delante de todo debe estar nuestro país y no intereses de vecinos.