Colombia no puede, no debe, no le conviene tener más incidentes diplomáticos con Estados Unidos y menos cuando quien está de presidente es Donald Trump, porque recordemos, para quienes tienen mala memoria, que en enero Colombia sirvió de chivo expiatorio para mostrarle al mundo hasta dónde estaba dispuesto a llegar Trump con los países que no cooperen con él.
Y le guste más o le guste menos a la gente, Estados Unidos es el adulto responsable del vecindario. Es el principal socio comercial de Colombia y político en el hemisferio. Y Colombia viene tensando la cuerda desde hace muchos años con el gobierno estadounidense y, para ser justos, hay que decir que, por ejemplo, en Estados Unidos no se olvidan de la mala gestión que hizo Francisco Santos como embajador cuando Iván Duque tuvo que enviar a Juan Carlos Pinzón a que recompusiera que muy resquebrajadas estaban.
Ni se diga cuando el gobierno de Juan Manuel Santos decidió arbitrariamente dejar de fumigar. Entonces, Colombia viene de gobierno tras gobierno deteriorando esa relación y, en este momento del partido, nada más y nada menos que con Donald Trump, quien cuenta con mayorías republicanas en el congreso, y Colombia parece querer no tensarla más, sino romperla.
Y el problema es que cuando hablamos de Colombia, nos estamos metiendo con 50 millones de colombianos, pero los que han ocasionado y están ocasionando esta situación tan delicada, tan grave, son unos políticos que en su vida han tenido mayores responsabilidades, entonces juegan al diplomático, van y juegan a House of Cards, se creen importantes y se creen líderes mundiales, protagonistas de las principales noticias y hechos del mundo, cuando no son más que accidentes políticos en la historia de sus países.
Dicho esto, la desertificación por parte de los Estados Unidos en el mes de septiembre es inminente. Ya lo hemos expresado en diversas ocasiones, que esta desertificación venga con otras medidas muy fuertes es muy posible.
La gestión diplomática por parte del empresariado, los gremios y otros sectores políticos se relajó desde hace varios meses por varias razones, entre ellas por egos, por ánimos de protagonismo, etc. Y lo que está haciendo en las últimas horas el presidente Petro, pues es una falta de responsabilidad sin precedentes en Colombia.
Desde 1903, Estados Unidos no retiraba un embajador o un encargado de negocios en Colombia, porque incluso el embajador, el señor Dan Newlin, que fue nominado por Donald Trump para ser embajador en Colombia, no ha sido aprobado por el Congreso y tampoco parece haber afán, tampoco parece haber un interés por parte del gobierno americano para que esto suceda pronto.
De manera que teníamos un encargado de negocios, que es más o menos el papel que tiene Estados Unidos en los países donde poco interés tiene o solo le interesa mantenerse al margen con un enviado, algo que pasa por lo menos en gobiernos con los que no tiene buena relación, en dictaduras, etc. Y hoy Colombia estaba lastimosamente en esa lista.
Entonces, Petro tuvo la reacción más infantil al decir pues, “yo retiro a mi embajador” También lo llamó a consultas para que hablemos de esto y plantea unos puntos absolutamente absurdos, carentes de todo sentido, de toda conexión lógica, que son risibles todos ellos.
Lo único que está ocasionando Petro suspendiendo las extradiciones, hablando mal de las políticas migratorias de Trump; que él podría disentir, ni más faltaba. Él no tiene que estar alineado con las políticas de Trump, pero disentir siendo el presidente de un país, pues lo debería hacer diplomáticamente, no en cólera en 140 caracteres y siempre con su tendencia infantil y repetitiva de comparar a los americanos con nazis.
De ahí que, el despelote diplomático sea de marca mayor. El presidente Petro quiere volver a tener protagonismo grabándose de enemigo de Donald Trump. Donald Trump no tiene ningún problema en cazar enemigos; a él le gusta y Petro es insignificante para Donald Trump.
Acá los únicos perjudicados van a ser todos los colombianos, todos. Y en primera línea, y justamente los colaboradores de este gobierno en ese aspecto, que ya han optado prácticamente por querer cazar una pelea con el gobierno de Estados Unidos. Nosotros, como medio de comunicación, creemos que es un error gravísimo lo que está haciendo el gobierno de Colombia.
Es un error estratégico. Están poniendo demasiada carne en el asador sin ningún sentido, por nada, simplemente por querer ser importantes, y las consecuencias, pues vendrán después y puede que esta vez sea muy difícil remediarlas. Y los colombianos deben tener claro que las consecuencias para el país pueden ser devastadoras con Estados Unidos como enemigo.
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