Aris Mining impulsa la formalización minera en Marmato con nuevo acuerdo respaldado por el Gobierno

Un memorando de entendimiento busca legalizar y acompañar técnicamente a los mineros artesanales de Marmato, sin alterar las operaciones principales de la compañía.

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La compañía Aris Mining dio un paso más en su estrategia de crecimiento en Colombia con la firma de un Memorando de Entendimiento (MDE) que pretende formalizar la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) en el municipio de Marmato, Caldas. Este esfuerzo, respaldado por el Ministerio de Minas y Energía, apunta a integrar a estos pequeños actores en una cadena de producción legal y más segura, sin interferir con los grandes proyectos industriales de la compañía.

Neil Woodyer, CEO de la empresa, destacó el respaldo institucional y la visión de una minería “responsable, incluyente y con enfoque territorial”.

El anuncio se hace en medio de un panorama nacional marcado por la presión para formalizar actividades informales o ilegales, especialmente en sectores con alto impacto ambiental como la minería. A pesar del tono celebratorio, la iniciativa plantea preguntas sobre los desafíos técnicos, sociales y de cumplimiento que conlleva llevar a cabo una formalización efectiva en una zona históricamente compleja como Marmato.

Aris Mining y el reto de formalizar sin frenar su expansión

El área involucrada en el acuerdo es Cerro El Burro, una zona tradicionalmente minera desde el siglo XVI y con presencia activa de mineros artesanales. Esta zona, ubicada sobre la veta angosta de Marmato, se encuentra fuera del área donde Aris Mining opera sus proyectos principales, lo que le permite a la compañía apoyar el proceso de legalización sin comprometer su plan de expansión industrial.

Según la compañía, el acuerdo no afecta sus títulos actuales ni su proyecto de minería masiva en la llamada “mina inferior”, donde opera una planta de carbón en pulpa (CIP) con capacidad para procesar hasta 5.000 toneladas diarias de mineral. De hecho, Aris ha ofrecido la infraestructura de su planta de flotación para dar soporte técnico y de procesamiento a los mineros que logren formalizarse.

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Aris Mining Marmato

Sin embargo, la implementación del acuerdo implicará más que buena voluntad. Llevar estándares técnicos, ambientales y de seguridad a operaciones históricamente informales requerirá una intervención constante del Estado, financiamiento sostenible y una estrategia clara para evitar conflictos sociales o resistencia de actores ilegales que puedan verse desplazados por la legalización.

Una apuesta por la estabilidad operativa

El memorando firmado se enmarca dentro del “Distrito Minero Especial por la Paz y la Vida”, una iniciativa gubernamental que busca reconciliar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental y la legalidad en territorios históricamente marginados. Marmato, con su historia minera de más de 400 años, fue priorizado como territorio clave para esta estrategia.

En lo práctico, el acuerdo plantea metas concretas: facilitar procesos de licenciamiento, capacitar técnicamente a los mineros artesanales, fomentar mejores prácticas ambientales y ampliar la inversión social en las comunidades. Todo esto en alianza con entidades como la Agencia Nacional de Minería, la Gobernación de Caldas, la Alcaldía de Marmato y CORPOCALDAS.

El respaldo institucional es un punto fuerte del proyecto, pero también una fuente de riesgo. Históricamente, muchos procesos de formalización en Colombia han naufragado por la falta de articulación entre entidades, la escasa confianza de las comunidades hacia las empresas y los problemas de seguridad. El reto, entonces, será demostrar que esta vez es diferente.

Más allá de los beneficios que este acuerdo podría representar para Aris Mining en términos de estabilidad operativa, el MDE podría convertirse en un modelo replicable si logra avanzar con resultados tangibles. Pero eso dependerá de que las promesas no se queden en el papel, y de que las comunidades vean mejoras reales en sus condiciones de vida, seguridad laboral y acceso a ingresos estables.

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Aunque el acuerdo no toca directamente las operaciones de gran escala, sí introduce un nuevo componente en la estrategia de expansión de Aris Mining: la convivencia con actores tradicionales en un mismo territorio.

Este equilibrio, en un país donde la informalidad minera aún ronda el 60%, puede ser la clave para garantizar no solo el crecimiento económico de una compañía, sino también la paz territorial que el Gobierno quiere impulsar a través de estos pactos.

Si logra ser más que un gesto simbólico, este acuerdo podría convertirse en un punto de inflexión para un sector que durante décadas ha estado atrapado entre la ilegalidad, la riqueza mal distribuida y el olvido institucional. Por ahora, Aris Mining y el Estado han trazado el camino. La verdadera prueba vendrá cuando empiecen a recorrerlo.

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