Abelardo de la Espriella: el primer candidato presidencial de la derecha en 13 años

Abelardo de la Espriella irrumpe en la contienda de 2026 como el nuevo rostro de la derecha tras 13 años sin una figura capaz de aglutinar ese espectro político.

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Abelardo de la Espriella es hoy el primer candidato presidencial de la derecha en Colombia luego de 13 años, es decir, desde la irrupción de Álvaro Uribe en la escena política, alguien que lograra recoger e interpretar el sentir de millones de colombianos que se ubican en ese espectro ideológico.


Son entre 4 y 6 millones de ciudadanos que ven a una persona que expresa lo que sienten, lo que piensan y desde que hace mucho tiempo esperaban oír.

Su figura encarna una vocería que la derecha colombiana no tenía desde hace más de una década en un espacio político donde las principales críticas al uribismo eran precisamente la falta de nuevos liderazgos.

Abelardo de la Espriella irrumpe en la contienda de 2026 como la figura de la derecha

Durante varios años, la derecha presentó candidatos sin fuerza, sin identidad como Oscar Iván Zuluaga, Iván Duque o Federico Gutiérrez, quienes fueron opciones que no lograron enamorar ni siquiera a su propio electorado. Eran, más bien, candidatos por descarte dentro de un abanico muy limitado.

En ese contexto, lo de Abelardo tiene mérito, su surgimiento explica por qué muchos, con sorpresa o temor, ya hablan de un fenómeno político, el cual no nació de la noche a la mañana; es el resultado de un movimiento que lleva años buscando una nueva voz, una cabeza visible que, tras la presidencia se Gustavo Petro, tuviera la energía de ondear las banderas de la derecha con energía y carácter.

Esa autenticidad, no obstante, amplía el número de sus detractores. Abelardo cumple con las características de un buen candidato, y eso la saben en la derecha como en la izquierda, pues representa un desafío para este espectro político, ya que obliga sacar a escena a un rival fuerte, con argumentos, inteligente y con argumentos.

Abelardo de la Espriella se convierte en el primer candidato presidencial de la derecha en 13 años

¿Por qué el centro lo ve con recela? Porque Abelardo es un candidato difícil de digerir por los “políticamente correctos”, para quienes rehúyen de los extremos. En ese sentido, el electorado de centro, que ronda entre 1,7 y 3 millones de personas, es volátil y exigente. Incluye académicos, jóvenes que van a ejercer su derecho al voto por primera vez, ciudadanos sin militancia definida, quienes prefieren abstenerse antes de apoyar una opción que los incomode, entonces, para Abelardo, convencer a ese bloque será uno de sus grandes desafíos, pensando en una eventual segunda vuelta.

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Hasta ahora, su ascenso que ha sido ordenado, supo leer el momento para lanzar su candidatura presidencial y acertó, aunque algunos consideren que fue un error al no hacerlo bajo el paraguas del Centro Democrático. Su decisión de ir por firmas le da un aire de independencia y una imagen de liderazgo propio. También suma el hecho de que financie su campaña con recursos personales, su solvencia y autogestión proyectan autonomía, un atributo valorado por el electorado.

Otro punto clave fue su estrategia comunicativa, desde el inicio protagonizó entrevistas y debates que le sirvieron para mostrarse tal como es, directo, vehemente y sin filtros. En tiempos donde muchos candidatos parecen moldeados por asesores, De la Espriella apostó por la autenticidad, y esa autenticidad le ha rendido frutos.

De la Espriella ha logrado consolidar gran parte de la derecha que antes se inclinaban por María Fernanda Cabal o Miguel Uribe, antes de la tragedia ocurrida. Así pues, muchos terminaron cobijándose en su liderazgo, No obstante, otro de sus grandes desafíos será unir la centroderecha. Aunque ha sido respetuoso del proceso interno del Centro Democrático, buena parte de sus simpatías provienen de allí. En marzo de 2026, ese partido definirá a su candidato entre nombres como Cabal, Uribe Londoño o Paloma Valencia, lo que podría obligar a Abelardo a medirse con ellos en una consulta.

Dependiendo de cómo se resuelva ese escenario político, podría fortalecerse aún más, especialmente si las encuestas lo favorecen. Un sondeo serio que lo ubique sobre el 20 % sería un golpe de autoridad importante. Además ha sabido mantener una postura prudente, no ataca a quienes comparten su espectro político, los invita a unirse y evita la confrontación interna.

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ABELARDO DE LA ESPRIELLA

Hasta el momento, sobre los temas que se le ha cuestionado ha logrado hacer daño real dentro de su base. Su narrativa de transparencia, “me investigan todo y no me han encontrado nada”, le funciona y refuerza su imagen de candidato sin tacha.

Otro punto a favor es su conexión con las regiones, en especial con el Caribe. Su carisma, su tono directo y su cercanía con la gente lo hacen empático, un tributo que pesa en la política. Además, su trayectoria como abogado, éxito profesional y su habilidad comunicativa lo consolidan como un candidato que la derecha no tenía desde hace mucho.

De cara a lo que viene, Abelardo deberá cuidar su relación con los sectores del uribismo que lo apoyan, especialmente en la elección al Congreso de la República, para evitar tensiones internas. También será crucial la elección de su fórmula vicepresidencial, no como un complemento decorativo, sino una carta que refuerce su perfil técnico y su visión de gobierno.

Si De la Espriella acierta en ese frente, mantiene su discurso sin tropiezos y logra un crecimiento sostenido en las encuestas, podría pasar de ser un candidato viable a convertirse en el candidato oficial de la derecha colombiana. En ese punto, su avance dejaría sin margen de maniobra a otros nombres que hoy tantean una aspiración.

Sin embargo, no todo es terreno seguro. El «abelardismo» podría enfrentar resistencia interna desde la misma derecha o desde un centro que intenten construir una alternativa a su candidatura. También está el riesgo de no conquistar suficientes apoyos más allá de su base, lo que dificultará ganar en una eventual segunda vuelta. 

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