Un candidato de Estado: por qué Juan Carlos Pinzón irrumpe con fuerza en la contienda presidencial

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Juan Carlos Pinzón es un colombiano que creció entre uniformes, banderas y el sonido del himno nacional en los cuarteles del Ejército. Su infancia transcurrió en tiendas de campaña y bases militares, recorriendo buena parte del país junto a su padre, quien servía a la patria como militar. Esa formación, marcada por la disciplina, el rigor y el sentido del deber, moldeó profundamente su carácter y su visión de país.


Como parte de un ejercicio periodístico que realizamos cada domingo, publicamos los perfiles de los principales aspirantes a la Presidencia de la República. Este trabajo forma parte de un esfuerzo continuo por analizar, de manera individual, a quienes buscan llegar a la Casa de Nariño, desde una perspectiva amplia, rigurosa y plural, que abarca candidatos de todos los sectores y corrientes ideológicas.

De origen en una familia de clase media, Pinzón se casó con Pilar Lozano, hija también de un uniformado, y cursó estudios de Economía en la Universidad Javeriana. Posteriormente amplió su formación con estudios de posgrado y maestrías en el exterior, y recientemente regresó de un periplo académico como profesor en la Universidad de Princeton, una de las más prestigiosas del mundo y miembro de la Ivy League en Estados Unidos.

Aunque su carrera ha estado estrechamente vinculada al servicio público, Pinzón no fue un político tradicional. Su papel siempre fue técnico, como funcionario que cumplía misiones y responsabilidades con disciplina. Esa misma formación del mundo castrense lo llevó a desempeñar cargos de alta exigencia, entre ellos viceministro de Defensa y representante del gobierno colombiano ante el Banco Mundial durante la administración de Álvaro Uribe Vélez, además de ocupar posiciones en el sector privado, como en el Citibank.

Un candidato de Estado: por qué Pinzón irrumpe con fuerza en la contienda presidencial

Su transición hacia la política se dio en un momento simbólico. Durante la firma del Acuerdo de Paz en Cartagena, siendo embajador de Colombia en Estados Unidos en el gobierno de Juan Manuel Santos, Pinzón se levantó del acto y se marchó. Aquel gesto, presenciado por figuras de la oposición y otros asistentes, marcó un punto de inflexión en su vida pública. Entendió entonces que deseaba participar activamente en la política nacional, pero sin formar parte del rumbo que tomaba el país en ese momento.

Antes de ello, algunos sectores lo habían tildado de “ministro de la guerra”, expresión atribuida al exguerrillero de las FARC Andrés París, quien lo consideraba un obstáculo para los diálogos de paz. Esa postura firme frente al conflicto lo convirtió en una figura respetada por las Fuerzas Armadas, pero también lo puso en la mira de grupos criminales.

En 2018 emprendió una campaña presidencial que posteriormente derivó en su fórmula vicepresidencial junto a Germán Vargas Lleras, por el partido Cambio Radical. Tras aquella experiencia, asumió la presidencia de ProBogotá y más adelante fue designado nuevamente como embajador en Washington durante el gobierno de Iván Duque. En esa etapa, logró recomponer unas relaciones diplomáticas que atravesaban un momento complejo, destacándose por su papel en acuerdos comerciales como la apertura del mercado estadounidense al aguacate colombiano, y por mantener una relación bipartidista sólida con el Congreso norteamericano, una constante del éxito diplomático colombiano durante años.

Un candidato de Estado: por qué Pinzón irrumpe con fuerza en la contienda presidencial

Juan Carlos Pinzón: el regreso de un líder independiente a la política nacional en 2025

Desde 2024, varios líderes políticos, empresariales e industriales comenzaron a contactarlo con insistencia. Le expresaban su preocupación por el rumbo del país y lo animaban a regresar para participar en las próximas elecciones. La relevancia de su papel creció aún más a comienzos de 2025, cuando una discusión entre Donald Trump y el presidente Gustavo Petro, a raíz de declaraciones de este último, puso en riesgo las relaciones bilaterales con Estados Unidos. El episodio pudo haber derivado en aranceles de hasta el 50% contra productos colombianos, una situación que fue contenida gracias a gestiones diplomáticas de figuras como Álvaro Uribe Vélez, Carlos Pinzón y otros con sólidos vínculos en Washington.

Ese episodio reavivó el llamado a Pinzón para que se sumara nuevamente al debate político nacional. Su perfil, alejado de maquinarias y padrinazgos, lo convierte en un candidato independiente, aunque con buena interlocución con diversas fuerzas políticas. A lo largo de su trayectoria ha mantenido puertas abiertas con el Partido Conservador, Cambio Radical, sectores de La U, el Partido Liberal y el Centro Democrático.

Uno de los hechos que más marcó su decisión de aspirar a la Presidencia fue el asesinato de Miguel Uribe, con quien mantenía una estrecha relación personal y académica. Fue su amigo, mentor y confidente, y también cultivó una gran amistad con su padre, Miguel Uribe Londoño. Tras la tragedia, Pinzón optó por mantenerse al margen de las tensiones internas en el Centro Democrático, sin interferir en los procesos de elección interna de esa colectividad.

El expresidente Álvaro Uribe sostuvo varios encuentros con él y lo invitó a participar en el proceso de selección del candidato presidencial. De esas conversaciones surgió un nuevo acercamiento con Ingrid Betancourt y el eventual respaldo del Partido Oxígeno, con el cual Pinzón empezó a consolidar una base política que combina sectores de centro, centro-derecha y derecha.

Un candidato de Estado: por qué Pinzón irrumpe con fuerza en la contienda presidencial

Para muchos, Juan Carlos Pinzón representa hoy una alternativa que conjuga tres elementos que Colombia demanda con urgencia: la recuperación de la seguridad, la reconstrucción de las relaciones internacionales y una reforma económica que reactive el crecimiento. Su trayectoria, tanto en el sector público como en el académico y diplomático, le otorga credenciales que pocos candidatos pueden exhibir. Es visto como una figura intachable, sin investigaciones ni sanciones, respetada por la tropa y por la comunidad internacional.

Su candidatura ha comenzado a tomar fuerza por razones concretas. En primer lugar, por su capacidad para abordar los desafíos de seguridad, economía y política exterior. En segundo término, por su potencial para aglutinar sectores políticos de centro que resultan indispensables para ganar en una primera o segunda vuelta. Y, en tercer lugar, por su disposición a construir un gobierno plural, con equipos técnicos y experimentados que le permitirían empezar a gobernar desde el primer día, sin curva de aprendizaje.

Pinzón, además, podría contar con el respaldo formal de varios partidos en los próximos meses, tras conversaciones avanzadas y acuerdos parciales. Su imagen desfavorable es baja, un factor determinante en el clima de polarización actual. Planea medirse en una consulta en marzo con el candidato que resulte del Centro Democrático y otras fuerzas de esa coalición.

En un país donde la inseguridad, la incertidumbre económica y la fragmentación política preocupan a la ciudadanía, el perfil de Juan Carlos Pinzón emerge como una opción que, para muchos, combina liderazgo, experiencia y credibilidad. Su historia, forjada entre los valores del servicio militar y la técnica del servicio público, podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en la política nacional.

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