El debate sobre los aranceles a los carros y motocicletas importadas volvió a encender las alarmas en el sector automotor colombiano. Dos de los gremios más representativos —Andemos y Fenalco— advirtieron que la iniciativa del Gobierno Nacional de subir los aranceles entre el 35% y el 40% puede convertirse en una barrera para la modernización del parque automotor y un golpe directo al bolsillo de los consumidores.
La propuesta, impulsada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT), busca encarecer la importación de vehículos de combustión interna provenientes de países sin tratados de libre comercio con Colombia. El objetivo oficial es promover la producción local y la sustitución de importaciones, pero el sector privado ve en esta medida una señal de incertidumbre económica y un retroceso en materia de competitividad.
Aranceles y libre competencia: el dilema del mercado automotor
En un comunicado, Andemos calificó la decisión como una medida “sin justificación técnica ni económica” que castiga el origen de los vehículos e impone barreras al libre comercio. Su presidente, Andrés Chaves, aseguró que elevar los aranceles afectará la libre competencia, reducirá la oferta y encarecerá los precios de los automóviles nuevos, limitando el acceso de los colombianos a tecnologías más limpias y seguras.
Por su parte, Fenalco también rechazó el decreto y alertó que los nuevos aranceles impactarán directamente el costo de vida de los hogares. Según el gremio, el aumento al 40% —máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC)— elevaría el precio de un vehículo básico como el Chevrolet Spark de 50 a 55 millones de pesos, mientras que las motocicletas de bajo cilindraje, esenciales para 11 millones de colombianos, también registrarían incrementos cercanos al 10%.
EL AUMENTO ARANCELARIO A VEHÍCULOS Y MOTOCICLETAS ES IMPROVISADO Y AFECTARÁ A LOS HOGARES COLOMBIANOS
🔴De llevarse a cabo, esta medida afectará a la gran mayoría de colombianos que demanda vehículos y motos en el país.
🔴En lugar de emprender iniciativas improvisadas, el… pic.twitter.com/x2X7Ak3B6W— Fenalco Nacional (@FenalcoNacional) November 11, 2025
El impacto no solo sería económico: también social. En un país donde el 70% de las ventas de vehículos corresponde a motores de combustión interna y el 60% de las compras se financian a crédito, un ajuste de esta magnitud podría frenar el dinamismo del sector, que apenas empieza a recuperarse tras la pandemia.
Fenalco fue más allá al señalar que los aranceles crean un entorno de inestabilidad jurídica que desincentiva la inversión extranjera directa (IED). En 2024, Colombia registró una caída del 12% en IED, y medidas de este tipo —advirtió el gremio— aumentan la percepción de riesgo y alejan posibles inversionistas en ensamblaje y movilidad sostenible.
El gremio recordó además que desde la década de 1950, las políticas de protección arancelaria no lograron consolidar una industria automotriz fuerte en el país. “Repetir un modelo que ya fracasó no garantiza resultados distintos”, aseguró Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, quien insistió en que se deben incentivar los vehículos híbridos y eléctricos en lugar de encarecer los tradicionales.
Mientras tanto, el Gobierno sostiene que los nuevos aranceles buscan acelerar la transición energética y reducir la dependencia de importaciones contaminantes. Sin embargo, para el sector privado, esta estrategia ignora la realidad: el 95% del parque automotor colombiano aún depende de combustibles fósiles y solo el 2% de la flota es eléctrica.
El debate está abierto. Para unos, los aranceles representan una oportunidad para fortalecer la industria local; para otros, una medida improvisada que encarece la movilidad y frena la modernización del transporte en Colombia.

