La Fórmula 1 llega a su recta final con un ingrediente inesperado, Qatar, que recibirá el antepenúltimo round del calendario, será una de las carreras más costosas del año. La razón no está en el canon del circuito ni en la logística tradicional, sino en algo tan específico como determinante: los neumáticos.
Para la edición 2025 del Gran Premio de Qatar, la organización junto a Pirelli confirmó que cada juego de neumáticos solo podrá completar un máximo de 25 vueltas acumuladas. En un fin de semana estándar esto incluye prácticas libres, clasificación, Sprint (si aplica) y la carrera del domingo. El límite parece simple, pero las consecuencias se expanden a nivel técnico, financiero y deportivo.
Restricción de neumáticos en Qatar 2025: impacto económico y estratégico en la Fórmula 1
El anuncio no es casual. Durante el evento de 2024 en Lusail, los análisis post carrera revelaron un desgaste crítico, especialmente en los neumáticos delanteros izquierdos. Las altas cargas laterales, sumadas a temperaturas abrasivas y curvas rápidas, llevaron los compuestos al límite operativo. Para evitar riesgos y garantizar seguridad, la FIA optó por restringir el kilometraje de cada set.
La carrera de Qatar está programada a 57 vueltas. Esto significa que cada piloto deberá realizar al menos dos paradas en boxes obligatorias sin excepción, eliminando la posibilidad de estrategias de una sola detención o stints largos que algunos equipos suelen utilizar para ganar pista sin adelantar en pista. A ello se suma que todas las vueltas contarán para el límite, incluyendo las completadas bajo coche de seguridad; solo quedarán excluidas las de formación, vueltas hacia parrilla y las posteriores a la bandera de meta.
Desde el punto de vista económico, el impacto es directo. Un juego de neumáticos de Fórmula 1 ronda los US$2.500, según estimaciones de especialistas del paddock. Durante un fin de semana convencional, un piloto puede utilizar varios sets entre la clasificación y la carrera; sin embargo, con la limitación de Qatar, el consumo podría subir con facilidad. Si en un gran premio promedio se utilizan dos o tres juegos durante la carrera, en Lusail podrían ser cuatro o más. Esto incrementaría el gasto por coche entre US$10.000 y US$15.000 extra frente a un evento sin restricciones.
Para un equipo con dos monoplazas, el sobrecosto acumulado podría ubicarse entre US$20.000 y US$30.000 únicamente en neumáticos, sin contar el componente logístico: transporte adicional, almacenamiento, manipulación de compuestos usados y el reciclaje posterior. Aunque Pirelli es quien suministra el material, los equipos terminan absorbiendo los costos indirectos en su operación global.
La situación se amplifica cuando se observa el panorama completo de la temporada. Algunas proyecciones indican que un equipo podría gastar entre US$1,5 y US$2 millones por auto solo en neumáticos si el uso acumulado excede el previsto en el reglamento original. Qatar, por tanto, no es solo una carrera estratégica: es también un punto de presión presupuestal.
Una carrera estratégica
El rendimiento deportivo no será ajeno a esta realidad. La obligatoriedad de realizar dos paradas obligará a los equipos a optimizar la eficiencia del pit-lane, medir el ritmo con precisión y ajustar la ventana ideal entre rendimiento y conservación. Coches rápidos en stints cortos podrían beneficiarse, mientras que aquellos que suelen destacar por su gestión a largo plazo podrían perder ventaja. Además, cada pit-stop añade riesgo: una décima perdida en boxes puede traducirse en posiciones irrecuperables en pista.
Todo esto ocurre en un campeonato que llega a su clímax con tres aspirantes reales al título. Lando Norris lidera con 390 puntos, seguido por Oscar Piastri y Max Verstappen, igualados en 366. Con sólo Qatar y Abu Dhabi por disputar, la diferencia es estrecha y cualquier error podría ser definitivo. En un escenario donde la degradación, la estrategia y la ejecución en boxes pesan tanto como la velocidad pura, el resultado podría romper previsiones.
Qatar no será solo una carrera más, será una prueba de resistencia económica, técnica y mental. Un gran premio donde ganar podría costar más de lo habitual… y perder, también.
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