CoreX Holding tomó el control de las operaciones de Cerro Matoso

La transferencia del control de Cerro Matoso a CoreX se concretó tras cumplir todos los requisitos legales y operativos, dando inicio a una nueva fase para la mina y su impacto regional.

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El control operativo de Cerro Matoso pasó oficialmente a CoreX Holding B.V., un movimiento que redefine el mapa minero del país y abre un capítulo con expectativas altas para trabajadores, comunidades y el sector productivo. La llegada del conglomerado internacional se da luego de que se cumplieran todos los requisitos para la transferencia y se formalizara la salida de South32. Para una empresa que históricamente ha marcado la dinámica económica de Montelíbano, el cambio no es menor.

De hecho, Cerro Matoso aparece en el corazón de una estrategia global de expansión en el mercado del níquel, un mineral clave en un mundo que exige energías limpias y nuevos modelos de movilidad.

¿Qué pasó con Cerro Matoso?

El presidente de la compañía, Ricardo Gaviria, reconoció que el relevo llega en un momento desafiante para la industria, especialmente por la caída en precios y menores volúmenes. Aun así, aseguró que el equipo está preparado para asumir esta nueva etapa y que se seguirán buscando oportunidades que fortalezcan la compañía y su aporte al territorio. La apuesta es mantener a Cerro Matoso como un actor vital para Córdoba y el país.


CoreX no es un actor menor: su presencia en 55 países y su estructura vertical en minería, logística, puertos, transporte marítimo y energías renovables la posicionan como un jugador con músculo para impulsar transformaciones profundas. Su fundador y CEO, Robert Yüksel Yildirim, afirmó que la adquisición de Cerro Matoso encaja en una estrategia global para convertirse en un proveedor integral y confiable de níquel, uno de los metales más demandados por industrias como la automotriz y la tecnológica.

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COREX scaled

La operación de Cerro Matoso —que beneficia directa e indirectamente a más de 50.000 personas— seguirá con énfasis en seguridad, salud, cumplimiento legal y sostenibilidad socioambiental. Bajo CoreX, la empresa espera mantener estabilidad en su producción, optimizar costos y fortalecer su relacionamiento con las 25 comunidades vecinas, con las que ya ha ejecutado más de 400 proyectos sociales en vivienda, educación, productividad y acceso a tierras.

En un territorio donde la minería marca la pauta de oportunidades, la continuidad de los programas sociales y el compromiso con el desarrollo local será clave para evaluar el impacto de esta nueva etapa. La llegada de CoreX plantea una combinación de expectativas y vigilancia: mientras algunos ven la oportunidad de proyectar aún más la operación, otros esperan que el cambio mantenga los estándares y beneficios que durante años ha generado Cerro Matoso.

Lo cierto es que el traspaso simboliza más que una firma. Representa el comienzo de una nueva ruta para una de las operaciones mineras más importantes de Colombia. Si CoreX logra cumplir sus promesas de integración, crecimiento y sostenibilidad, Cerro Matoso podría consolidarse como un caso de transición empresarial estable en un sector marcado por volatilidad e incertidumbre.

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