Este 1 de diciembre de 2025 quedó instalada la mesa de concertación salarial que deberá definir el aumento del salario mínimo para 2026. El Ministerio de Trabajo, los gremios empresariales y las centrales obreras tendrán hasta el 31 de diciembre para intentar un acuerdo en medio de un ambiente político, económico y social especialmente sensible, marcado por la reciente alza del IPC y por el cierre del gobierno del presidente Gustavo Petro.
Durante la instalación de la mesa, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, reiteró la intención oficial de buscar consensos “En nombre del presidente Gustavo Petro y del Gobierno, reitero nuestra disposición para que tengamos una discusión lo más racional posible y podamos explorar la posibilidad de encontrar un incremento del salario mínimo por consenso”, señaló.
Lo que está en juego en el aumento del salario mínimo para 2026

Aunque en sectores del propio gobierno se ha hablado de un salario mínimo que alcance los $1.800.000, los gremios empresariales sostienen que el incremento debe ajustarse estrictamente a la inflación y a la productividad, lo que ubicaría el ajuste en una franja del 7%.
El debate tomó fuerza después de que el precandidato presidencial Roy Barreras asegurara que “es hora de que los colombianos ganen más (…) El incremento del salario mínimo debe ser de dos dígitos, y su base no puede ser inferior a un millón ochocientos mil pesos”. Una posición que coincide parcialmente con la del ministro del Interior, Armando Benedetti, quien semanas atrás también insinuó un aumento de esa magnitud, en lo que sería el último ajuste de este gobierno.
Mientras tanto, algunos voceros empresariales han advertido que el Gobierno ya tendría decidido el incremento, razón por la cual varios gremios anunciaron que no asistirán a todas las sesiones programadas.
Para aportar claridad en medio del debate, 360 Radio consultó a tres voces autorizadas en materia económica: un exministro de Hacienda, un investigador académico y un experto en mercados y educación financiera.
El exministro de Hacienda y rector de la EIA, José Manuel Restrepo Abondano, advirtió sobre los riesgos de un aumento excesivo del salario mínimo “Yo creo que el aumento de salario mínimo se vuelve crítico en este momento del país (…) un aumento desmedido tiene un efecto complejísimo en materia inflacionaria. Estamos viendo ya un fenómeno de reflación, lo cual impediría que bajen las tasas y, por el contrario, que puedan llegar a subir, lo cual sería gravísimo para la reactivación económica”.
Restrepo agregó que un incremento por encima de lo razonable tendría tres impactos principales:
- Efecto inflacionario directo.
- Desaceleración del crecimiento económico, al encarecer la creación de empleo.
- Sobrecostos fiscales y mayor informalidad.
Para el exministro, los criterios deben ser estrictos “Las decisiones deberían consultar la inflación del año de cierre y la productividad como máximo, lo cual nos ubica en el orden de 7 a 7,5%. Más allá de eso sería un incremento desmedido”.
En entrevista con 360 Radio, Jaime Edison Rojas, líder del Centro de Investigación para el Análisis de Datos Económicos y Sectoriales del Politécnico Grancolombiano, explicó la dinámica de la negociación “Los empresarios tienen en cuenta la tasa de inflación y la productividad; los trabajadores, en cambio, variables relacionadas con la desigualdad, el bienestar y los ingresos necesarios para vivir dignamente. Son posturas que suelen ser antagonistas, por eso la presencia del Gobierno es clave para acercar posiciones”.

El investigador también advirtió que el contexto político podría influir en la decisión final:
“Este es el último año de este gobierno y el próximo año hay elecciones. Puede que se vea un poco también como un elemento político el incremento del salario en este caso”.
Sobre un posible aumento de dos dígitos, Rojas agregó “Quienes van a experimentar un mayor impacto serán las micro, pequeñas y medianas empresas. El costo del trabajo se incrementará y muchas podrían optar por mecanismos informales de contratación”.
Además, recordó que, aunque un aumento alto puede presionar la inflación, también puede aumentar la demanda interna, lo que genera efectos heterogéneos “Los trabajadores tendrán más ingresos para consumir y eso podría hacer que las ventas se incrementen. No todos los sectores se verán afectados igual”.
De cara a la sostenibilidad empresarial, Rojas recomendó evaluar crecimiento económico proyectado, productividad y flexibilidad en la negociación “Si la inflación proyectada está cerca del 5% y la productividad es inferior al 1%, los empresarios estarían ofreciendo un incremento muy cercano al 6%. La clave es que ninguna de las partes mantenga una postura rígida”.

El experto en mercados y educación financiera, Sebastián Toro, también fue enfático en advertir sobre los riesgos de un aumento excesivo “Normalmente, el salario mínimo debe tener un aumento muy cercano a la inflación, con un par de puntos adicionales según la productividad. Si uno mira la inflación y la bajísima productividad en Colombia, el aumento no debería ser fuerte: 6% o 7% ya sería alto”.
Toro aseguró que un ajuste más agresivo tendría consecuencias inmediatas “Mientras más se infle, más va a seguir presionando la inflación del año entrante. No pueden irse con aumentos del 10% o más porque sería una locura”.
Y lanzó una advertencia política “En elecciones y con populismo les van a dar duro, y ya no importa que eso siga presionando la inflación el año entrante”.
El incremento del salario mínimo para 2026 se perfila como una de las decisiones económicas más sensibles del cierre del gobierno Petro. Entre la presión por mejorar el ingreso real de los trabajadores y el temor a desatar más inflación, el país se enfrenta a un dilema que tendrá efectos directos en el empleo, la productividad, la informalidad y la estabilidad macroeconómica.
El próximo 5 de diciembre, con la publicación del dato actualizado de inflación, comenzará realmente el pulso definitivo.
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