Coaliciones y polarización: elecciones 2018

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Por: Pedro Piedrahita Bustamante


Entre más se acerca el 27 de mayo de 2018, día de las elecciones presidenciales en Colombia, más se enrarece la competencia por el poder político. El panorama está marcado por la incertidumbre, pues todavía no están claros los candidatos oficiales por los partidos o movimientos que recogen firmas. Pero, lo que sí parece estar claro hasta el momento es que las elecciones estarán marcadas por grandes coaliciones y polarización política, que aunque exagerada, a veces más artificial que real, jugará un papel clave al momento de (des)orientar la decisión de los ciudadanos en las urnas. Me explico.

Algunos medios de comunicación han señalado que existen más de 30 candidatos para las presidenciales de 2018. De éstos hay quienes tienen mayor reconocimiento y que, de hecho, aparecen en las principales encuestas, como: Germán Vargas Lleras, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Claudia López, Jorge Enrique Robledo, Juan Carlos Pinzón, Gustavo Petro, Piedad Córdoba, Alejandro Ordoñez, Martha Lucía Ramírez, los “cinco” del uribismo (más la reaparición de la candidatura de Oscar Iván Zuluaga) y, por su puesto, la posible candidatura de Luis Alfredo Ramos. Seguramente, con el pasar de los días se irán achicando los bastidores. ¿De qué dependerá esto? Primero, de la definición de candidatos únicos en los partidos; segundo y ligado al anterior, de la aparición de alianzas y coaliciones que disminuyan los riesgos en primera vuelta; y, tercero, de la renuncia a las aspiraciones de aquellos candidatos que en términos reales no tienen posibilidades de recoger la totalidad de firmas exigidas por la Registraduría.

De este escenario y con la posterior depuración de candidaturas creo que se conformarán cuatro coaliciones para la primera vuelta: 1), la de la Alianza Verde con el Polo línea MOIR y Sergio Fajardo, aunque todavía genere ciertos interrogantes por la unidad en la materia de los candidatos. No obstante, estas dudas dejan abierta una posibilidad de acercamiento, por ejemplo, de Sergio Fajardo con Humberto de la Calle (que se podría concretar para una segunda vuelta). 2) la de Gustavo Petro con Farc (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), con Piedad Córdoba aunque algunos sectores señalen que Piedad está sola en su aspiración y con el Polo. 3 la coalición del Centro Democrático con algunos conservadores y Alejandro Ordoñez. Y 4) estaría la coalición del ex vicepresidente, Germán Vargas Lleras, cuyos apoyos serían los de las maquinarias de Cambio Radical y algunos sectores de la U. Esto sin descartar que el “vargasllerismo” no está tan lejos de la candidatura del Centro Democrático como muchos quieren y otros sugieren.

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Estos cuatro bloques que describo evidencian ciertas diferencias, en particular, entre las dos primeras respecto a la tercera y la cuarta. Son éstas las que polarizarán la campaña presidencial y la llevará a extremos, dogmatismos ideológicos y al engaño de los electores. En este contexto considero que las líneas discursivas girarán en torno a la implementación de los acuerdos de La Habana y, claro, a la corrupción; hecho que no es nuevo en el país, sólo que antes era identificado como “politiquería”, como sucedía a finales de los noventa y principios de 2000. Así pues, las dos primeras coaliciones tendrán un discurso de continuidad de los acuerdos con las Farc y la necesidad de implementarlos para el desarrollo y estabilidad política del país. Estos, igualmente, tendrán un discurso enfocado en la corrupción.

Los terceros se centrarán en una oposición a los Acuerdos, reconfigurar una idea del “enemigo interno comunista” reflejado en las FARC (disidencias) y eso que llaman el “castrochavismo”. El cuarto bloque también tendrá una fuerte crítica a los Acuerdos, que de hecho las empezaron a manifestar con la salida de Cambio Radical de la unidad nacional. Pero, además, también hablarán de los desafíos de la seguridad urbana y aportarán datos claves sobre la corrupción. Las cuatro coaliciones tendrán un punto común y es la necesidad de llamar a una nueva constituyente, argumentos que de todos los lados han sobrado. Además, paradójicamente el tema de la implementación de los Acuerdos y sus evidentes fallas en su ejecución por parte del Gobierno también nutren los argumentos de todas las partes.

Frente a lo anterior, sólo queda por plantear algunas preguntas para la reflexión: ¿son estos los problemas más relevantes en nuestro país?, ¿qué va a pasar con las reformas políticas e institucionales necesarias para la construcción y ampliación del Estado en todo el territorio?, ¿cuál de estos candidatos en sus coaliciones nos garantizará la libertad y un orden justo?, ¿es posible reducir las problemáticas del país a dos visiones de la política?, ¿saben los candidatos que en muchas regiones del país el principal problema no es el conflicto armado sino la ausencia permanente del Estado?, ¿qué podría pasar si más allá de la discusión ideológica los candidatos entienden la implementación de los Acuerdos como una posibilidad de construir el Estado en todo el territorio nacional? Éstas y muchas otras preguntas nos hacemos hoy muchos colombianos quienes debemos propender por la participación y apropiación ciudadana y, sobre todo, el voto a conciencia de todos.

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