Con o sin gobierno, Italia seguirá girando

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Por: Juan David García


Desde comienzos de marzo, Italia se encuentra en una situación de incertidumbre por las dificultades que han enfrentado para formar gobierno el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el primer ministro designado por la coalición que componen el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte, Giuseppe Conte. Este último, un abogado florentino cercano a Luigi Di Maio, el líder de Cinco Estrellas, tiene la tarea de seleccionar los ministros que se encargarán de cada cartera. Considerada antisistema por los partidos y grupos tradicionales de poder italianos, así como por la élite política de la Unión Europea, la coalición enfrenta no pocas presiones ante la preocupación por sus posturas en materia económica y de política exterior. Los cuestionamientos a la permanencia de Italia dentro de la Zona Euro, de igual modo que las críticas al poder casi absoluto de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, están en el centro del debate planteado por Cinco Estrellas y la Liga Norte, que no actúan en solitario.

El fenómeno se reproduce en España, Reino Unido, Francia, Alemania y casi todos los estados miembros de la Unión Europea. Para el establecimiento, se trata de populistas desestabilizadores que amenazan el futuro del proyecto europeo, y los valores de una Europa unida. Al contrario, líderes como Luigi Di Maio y Matteo Salvini, quienes en medio de sus diferencias ideológicas han sido capaces de lograr acuerdos, conciben a la Unión Europea y sus autoridades como un gigante burocrático que pone en riesgo la democracia de su país y disminuye el margen de decisión de las instituciones nacionales. En definitiva, un pulso de poder que involucra a las grandes potencias occidentales y que ya era previsible desde la firma, en 1957, del Tratado de Roma, cuando se creó la Comunidad Económica Europea. Aquellos que se autoproclaman europeístas y señalan a sus opuestos como fanáticos euroescépticos, parecen haber olvidado el espíritu de Konrad Adenauer, Robert Schuman y Jean Monnet, los artífices de esa unión en un momento en que el imperio soviético suponía el mayor desafío existencial para las democracias liberales europeas de posguerra.

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Si a los europeístas realmente les importara tanto Europa, algo distinto a la red creada para justificar los privilegios de una aristocracia supranacional y con poca conciencia de la rendición de cuentas ante los ciudadanos, se esforzarían menos por atacar a los líderes de cada país y promoverían acuerdos viables. El prestigioso economista Paolo Savona, quien ocuparía el Ministerio de Economía de Italia, ha sido vetado por el presidente Mattarella, preocupado por las presiones de la Unión Europea y los lobbies financieros. Ahora, Italia ha entrado en una gran incertidumbre y la alianza entre Cinco Estrellas y la Liga Norte se mantiene en su posición, negándose a implementar modificaciones en el gabinete propuesto, mientras que Mattarella encargó a otro economista, Carlo Cottarelli, de conformar un gobierno tecnocrático.

La inestabilidad política, económica y social en los países, es vista con frecuencia como una anomalía o patología por muchos estudiosos de los fenómenos políticos. Y ciertamente, la crisis italiana producirá efectos importantes en el orden interno y también en el concierto europeo, pues si no se resuelve en las próximas semanas, se habla incluso de convocar nuevas elecciones para el mes de Junio o formar un gobierno interino. Pero cuando la marea baje y las olas se retiren de la playa, el Italia seguirá girando.

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