Desde este medio de comunicación queremos insistirles a las personas a que saquen 20 minutos para conocer, escuchar y leer para que puedan tomar la mejor decisión el próximo domingo en cada una de las ciudades y departamentos de nuestro país.
Editorial
Este domingo 27 de octubre los colombianos tenemos una importante cita democrática con la política de cada una de nuestras regiones.
Las personas tendrán la posibilidad de elegir alcaldes en los más de 1.000 municipios del país y gobernadores de cada uno de los 32 departamentos.
Es preocupante, si revisamos el registro histórico de los gobernantes que debían terminar su periodo en el próximo mes de diciembre, el alto número de mandatarios suspendidos, algunos capturados, e incluso, otros ya condenados, así como otros con historiales bastante negativos sobre su ejecución en la vida pública.
Y eso que no mencionamos la decepción de muchos electores por las promesas incumplidas, por los que tuvieron un discurso en campaña, pero cuando gobernaron se quitaron la careta y quedaron expuestos a lo que realmente son, y en general, dejaron un consenso alto de inconformidad en los ciudadanos.
En la historia quedará escrito que en ciudades como Medellín y Barranquilla sus gobernantes gozan de una gran empatía con los ciudadanos, en especial por el carisma de quienes los gobiernan, su papel mediático y por alguna u otra obra que es loable.
Aunque hubo alcaldes efectivos y con gran capacidad de ejecución, como es el caso de Cali, quizá fueron políticamente incorrectos y eso no les ayudó a figurar en las encuestas.
De cualquier caso, este un tema que hemos tratado con anterioridad y que no nos concierne en este editorial, pero creemos que sí es necesario dejar una reflexión: no siempre el gobernante que más sonríe, baila o dice frases bonitas es el más efectivo.
El próximo domingo los colombianos encontrarán en el tarjetón a candidatos de todos los colores, procedencias y grupos sociales; derecha, izquierda, centro y hasta supuestamente independientes, y ahí es en donde radica la principal responsabilidad del ciudadano.
Si no se quiere llevar sorpresas o no se quiere decepcionar de la persona que lo gobernó, su voto es importante en la medida en que va a generar, no solamente una tranquilidad para usted porque supo por quién votó y que tenía en su concepto a la mejor opción para el gobierno en su ciudad, sino para que su participación democrática eleva el debate y eleva la presión sobre los gobernantes que quedan electos para así hacerlo mejor.
No es lo mismo para un alcalde o un gobernador que su población haya contado con un umbral de participación votante entre el 35% y 50%, a una la población en la que cerca del 70% o 80% de las personas.
En tal virtud, queremos invitar a las personas para que de forma consciente realicen el siguiente ejercicio:
1- No crea en las encuestas, ni siquiera en las que muestran que va ganando su candidato de su preferencia.
2- Vote libre, sin presión y por el que su mente le diga cuál es el indicado. No estamos escogiendo comediantes, futbolistas, ni cantantes; estamos escogiendo gobernantes, de manera que algunas capacidades sociales quedan relegadas ante las necesidades que demandan los cargos anteriormente mencionados.
Se prefiere un buen gobernante a un alcalde o gobernador que cante, toque la guitarra, juegue fútbol o vaya a todos los conciertos.
Puede ser muy popular, pero a la hora de la verdad puede ser un mal gobernante.
3- Revise la hoja de vida de su candidato, su trayectoria, los lugares en los que ha estado, si tiene experiencia, si no la tienen, qué alianzas políticas ha tenido, qué empresarios lo respaldan, qué posiciones defiende y realmente en qué espectro ideológico se sitúa; revise coincidencias.
Por último, para tener un voto que valga la pena y libere la conciencia, nuestra recomendación es muy sencilla: revise con tiempo en qué lugar de la ciudad o municipio está inscrita su cédula y en qué mesa le ha tocado votar.
Madrugue a votar, no lo deje para la tarde; grábese los números de sus candidatos al concejo, a las asambleas, juntas locales y obviamente los nombres o fotos de sus candidatos a la gobernación y la alcaldía.
Vaya y celebre su voto; esté tranquilo con su voto y elección. Tenga esa capacidad de decir, «Yo voté bien y no por el que decían las encuestas o personas cercanas, sino por esa persona que creo que puede conformar el territorio donde vivo».
Al final, si su candidato gana, obviamente su alegría será grande, pero si su voto no alcanzó para elegir a su candidato, tendrá la tranquilidad de haber tomado una buena decisión y mirar con atención a quien ha quedado electo, y así poder adelantar control político y críticas constructivas.
Además, tendrá el placer de no decepcionarse por las cosas que ese candidato no haga bien y le quedará la satisfacción de haber tenido siempre razón y que su candidato siempre fue el mejor.
El ejercicio es sencillo, es positivo y necesario, por lo que le hacemos la invitación para que vote bien este domingo.