Más sombras que luces

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Dos años de gobierno del presidente Iván Duque que terminan en medio de una tormenta de inmensas proporciones e impredecibles consecuencias. Sin embargo, el balance de los dos años hay que hacerlo dividiéndolo entre el período anterior y el posterior a la pandemia.


Por: Cecilia López Montaño

Para empezar, se debe reconocer que todos los gobiernos hacen cosas porque es imposible pensar que durante tanto tiempo nada sucede. Pero las listas de mercado que tratan de demostrar todo lo que se ha realizado no son suficientes para evaluar la gestión gubernamental. Lo importante es que se fijen metas que respondan al norte que tiene que marcar un gobierno para poder evaluarlo de acuerdo con el cumplimiento o no de lo propuesto.

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Si algo le ha faltado a esta administración, fue la falta de norte hasta antes de la pandemia. Y eso llevó a que promesas importantes como atacar la corrupción se quedaran totalmente sin aliento y que las reformas de fondo pensiones, laboral y de justicia murieran sin nacer. En esa primera parte, el presidente Duque dejó insatisfechos a los uribistas que esperaban que acabara con el acuerdo de paz, lo que no hizo, aunque tampoco avanzó, y quedó mal con lo no uribistas porque sus propósitos renovadores se quedaron en la mitad del camino.

Sí, la economía creció en su primera etapa de gobierno, pero no reconoció graves problemas del país que le explotaron durante la pandemia: el desempleo y la deuda externa que los frenó, afirman ellos mismos, para endeudarse a los niveles que tocaba con el fin de responder como otros países a las demandas de la población y del sector productivo. Y así llegan a la pandemia. Se dedicó Duque al tema de salud y con ello recuperó su imagen.

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Sin embargo, hoy con Colombia en el 10º lugar entre los países del mundo en términos de población contaminada; con el 6º respecto a la mayor cantidad de casos activos en el mundo; 3º con la mayor cantidad de casos nuevos; y lo peor, 99º en relación con las pruebas realizadas, la pregunta es si se ha manejado bien la pandemia.

Pero, además, la reactivación de la economía que bajo la presión de los gremios se hizo por el lado de la oferta permitiendo el funcionamiento de la producción, hoy le pasa una cuenta de cobro porque la acción gubernamental para darle ingresos a la población que lo requiere fue muy débil. Resultado: hoy tenemos una clara crisis de demanda con un desempleo inmenso e inflación cero.

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El balance termina con la lo que caracterizará el tercer año, último período real de gobierno porque el cuarto será de campaña, y este arranca con su desconocimiento de la separación de poderes al cuestionar la decisión de la Corte sobre la detención domiciliaría del expresidente Uribe. Se le olvidó al presidente Duque que juró respetar nuestra democracia que parte de reconocer ese principio fundamental. Su balance: más sombras que luces. Es una lástima porque lo que se viene será muy difícil o mejor aún impredecible con un liderazgo presidencial muy debilitado.

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