Por: José David Name
Las constantes restricciones de las operaciones en el canal de acceso al Puerto de Barranquilla tienen, con toda la razón, inconforme al gremio portuario y a otros sectores económicos del departamento. Esta molestia por el persistente problema en la navegabilidad se ha intensificado por el hecho de que no se han alcanzado las condiciones óptimas de 10,20 metros, aun cuando se cuenta con una draga permanente.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional en el tema del dragado del Puerto, la situación continúa siendo crítica debido a que no se han obtenido los resultados esperados, con un calado operativo que se ha llegado a reducir a 7,6 metros, uno de los registros más bajos de los últimos años. Si bien el dragado del canal de acceso ha sido siempre un gran dolor de cabeza en Barranquilla, no hay excusas para permitir que esta problemática siga limitado el desarrollo de la zona portuaria e impactando su competitividad.
El nuevo contrato interadministrativo entre Cormagdalena y Findeter para el dragado del Río Magdalena, que contempla la continuidad del mantenimiento del canal navegable del puerto de Barranquilla, por un costo de 28 mil millones de pesos, y la gestión para contar con una segunda draga, son muestra de la buena voluntad que tiene el Gobierno para garantizar las labores de dragado en el 2021. Sin embargo, no convence del todo al sector portuario que critica los resultados del dragado que se ejecuta actualmente.
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Cuando en marzo del 2020 se realizó el contrato por 22 mil 873 millones de pesos entre Findeter y el Consorcio Shanghai Dredging – Ingecon, para el dragado de 1’864.494 metros cúbicos de sedimento, no imaginamos que la draga se convertiría en un cuento chino. Esperando todos que al contar con la draga Hang Jun 5001 de manera permanente se solucionarían, de momento, los problemas en el canal de acceso al puerto, nos hemos llevado la decepcionante sorpresa de que todo sigue igual o peor, el rendimiento deficiente de la draga china por su falta de operación en las zonas críticas del canal, que según los responsables ha sido difícil por las condiciones climáticas adversas, entre otros factores, aumenta la preocupación de que se produzca un nuevo fracaso con el contrato del 2021.
En medio de la difícil situación derivada por el bajo calado, extraña que personas como Lucas Ariza, actual Director de la Asociación de Puertos del Atlántico, quien fuera Director Ejecutivo de Cormagdalena en 2018, sea uno de los que más exige lo que nunca pudo cumplir mientras estuvo en la corporación, olvidando que cuando tuvo la oportunidad, no logró la erradicación definitiva del problema de operatividad del canal navegable. Por el contrario debería salir el señor Ariza a explicarle a la Fiscalía, Contraloría y Procuraduría por qué contrató, en su momento, un dragado que casi duplica la cifra del actual.
La alta sedimentación que restringe el ingreso de buques al canal de acceso genera sobrecostos en la operación de ingreso o zarpe, que se traducen en pérdidas para los exportadores, importadores y la cadena logística. Al ser este un puerto con un movimiento de carga anual que se encuentra alrededor de los 11 millones de toneladas, desde donde se despacha el 7% de las exportaciones, su parálisis representa incalculables daños sobre la economía del país.
Más allá de buenas intenciones ante la interminable crisis en el corredor portuario, se necesita corregir los errores con la ejecución de acciones acertadas que concluyan en la recuperación de la navegabilidad de la zona portuaria de Barranquilla. Por ello, pedimos un nuevo contrato robusto que responda a las necesidades del puerto, con un equipo más grande que tenga la suficiente capacidad para estabilizar el canal, de tal manera que se puedan garantizar óptimos resultados en los niveles del calado para así restablecer las condiciones de navegabilidad y confiabilidad en la actividad portuaria, mientras se logra configurar la tan anhelada APP del Río Magdalena.