La recuperación del Bronx

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¡Escalofriante! Es la palabra con la que se podría definir todo lo que se han encontrado las autoridades de Bogotá, tras el operativo sin precedentes que realizaron el sábado en contra de las organizaciones criminales que delinquen en el Bronx, un sector en el que hasta hace tres días, era prohibido para cualquier tipo de autoridad.

Los mitos que ninguna administración pasada se atrevía a confirmar terminaron convirtiéndose en una preocupante y triste realidad; sí, a pocas cuadras de la Presidencia de la República, mientras Juan Manuel Santos dormía tranquilito, cerca del Palacio del Liévano, lugar en donde está ubicada la Alcaldía Mayor de Bogotá y junto a la sede de la Policía Metropolitana, había un lugar llamado el Bronx, un sitio donde picaban personas, las desaparecían sumergiéndolas en ácido, las secuestraban, se prostituían niños, habían violaciones, mataban a personas con perros bravos y hambrientos, habían esclavos, entre otro tipo de cosas atroces que uno cree que solo suceden en las películas de terror.

Es increíble como los exalcaldes Gustavo Petro, Clara López, Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno, y otros más, que bajo discursos hipócritas como los de la Bogotá Humana, Bogotá sin Indiferencias y Por el derecho a la ciudad y a vivir mejor, se hicieran los de la vista gorda, que poco o nada hicieran y dejaran que el Bronx se convirtiera en una república independiente del crimen en la capital de la República. A propósito, tres días después y ninguno de los mencionados se ha pronunciado al respecto sobre este gigantesco operativo. Una prueba más de lo alcahuetas que fueron esas administraciones con la criminalidad.

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Es de admirar y felicitar lo que hizo Enrique Peñalosa, que pese a tener tropezones e inconvenientes durante estos primeros 6 meses como mandatario de la capital colombiana, ha sido el único que se quiso ajustar los pantalones decidiendo articular al Ejército, la Fuerza Aérea, la Policía, al CTI y otro tipo de autoridades, para que le pusieran fin al infierno que allá se vivía; Averno que rescató a más de mil habitantes en situación de calle, más 200 mujeres, incluidas menores de edad, quienes eran explotadas sexualmente.

Este operativo, el cual fue planeado durante 4 meses significó un importante golpe a bandas criminales. De acuerdo con datos de inteligencia, solo la venta de estupefacientes dentro del Bronx dejaba ganancias por aproximadamente 130 millones de pesos al día y 1,5 millones de dólares al mes. Según estos datos surge una pregunta: ¿Por qué nunca se planeó un verdadero y contundente operativo en este sector?

Pero el Bronx no es la única olla de vicio en el país, ojalá Federico Gutiérrez se reuniera con Peñalosa para que este le ayude a ejecutar un operativo similar al que se realizó en Bogotá, pero acá en Medellín. Sectores como Barrio Triste, Barrio Antioquia, La Bayadera, La Alpujarra, entre otros, necesitan una pronta y oportuna intervención, porque no puede reinar la impunidad ante los ojos de los gobernantes, pues los ilícitos que se cometen en gran parte del territorio colombiano suceden como se dice coloquialmente, “En las narices” de las autoridades.

Ojalá que todos estos criminales que fueron detenidos en el Bronx reciban un castigo bien ejemplar, pues los actos delictivos que allí se realizaban son terroristas y violan todo lo relacionado con el Derecho Internacional Humanitario y por supuesto, ojalá todas las personas en situación de calle que de alguna u otra manera se vieron afectadas con esta intervención, puedan y quieran hacer parte del proceso de resocialización de la Alcaldía de Bogotá, se rehabiliten y tengan una segunda oportunidad bastante lejos de la criminalidad.

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