Los gobiernos que son muy buenos tienen el tiempo muy corto y a los que son muy malos se les hace largo, dice un viejo adagio popular.
Por: Redacción 360 Radio
Quedan escasos cinco meses para que se acabe el 2018 y otros seis meses para que empiece la campaña política a nivel local, sumado a otra ley de garantías, por lo cual, en la práctica, solo les queda un año de gobierno real a los vigentes alcaldes y gobernadores de todo el territorio colombiano.
Cuando se establecen planes de desarrollo locales, que por lo general tardan la absurda cantidad de seis meses planeándolos y debatiéndolos, pasando por cientos de trámites, se ven abocados a poner muchas líneas de ejecución que terminan haciéndose en un 70, 60 y hasta 50 por ciento, y el alcalde o gobernador que prosigue es el que termina entregando todo.
Cada vez las sociedades exigen más de sus gobernantes, quieren ver más obras y resultados, transparencia en la ejecución de recursos y eso también ha limitado en grandes proporciones la eficiencia en los gobiernos, pues todos tienen miedo de que las contralorías, fiscalías, etcétera, los visiten y los terminen perjudicando y hasta ocasionando problemas judiciales o disciplinarios.
Por lo general algunos gobernantes se fijan tres o cuatro obras de gran envergadura, otros creen que hay otra serie de inversiones más importantes, pero cuando se va llegando la hora de la rendición de cuentas algunos se percatan de que no han avanzado mucho y si miran los porcentajes de ejecución de sus secretarías se dan cuenta que son pírricos.
En la Costa Caribe, por ejemplo, Alejandro Char es quien ha destacado en mayor cantidad de obras puestas en marcha, hacer seguimiento a todo lo que se ha iniciado y tratar de seguir sacando a Barranquilla de unos problemas tan grandes como los arroyos que aún no se han solucionado, además, sacarlo del letargo en el retraso de la infraestructura vial.
Cartagena, como de costumbre, sin alcalde y con todo parado, una ciudad que apenas logra mantenerse de pie por la empresa privada y por el turismo. Santa Marta se ha quedado en un estado muy corriente, no ha pasado nada asombroso, todo muy normal.
En ciudades como Medellín hay preocupación por una lenta ejecución del plan de desarrollo, por obras que se prometieron y hoy ni siquiera han iniciado. En Cali se ha avanzado mucho en seguridad, poco en infraestructura, pero por lo menos el tema de liderazgo y orden público se ha recuperado.
Tienen un año y medio los alcaldes y gobernadores para ponerse pilas a hacer renovaciones en sus gabinetes, ajustar temas que estén rojo y así poder culminar un buen gobierno.