Abelardo de La Espriella dice que Álvaro Uribe será su Ministro de Defensa

En un mensaje cargado de simbolismo político, Abelardo de la Espriella aseguró que Álvaro Uribe será su ministro de Defensa si llega a la presidencia en 2026

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El abogado Abelardo de La Espriella volvió a sacudir el tablero político al asegurar en un mensaje público que, si gana la presidencia en 2026, Álvaro Uribe será su ministro de Defensa. La afirmación revive la cercanía entre ambos y alimenta la narrativa de un regreso de la ‘seguridad democrática’ al poder.

La frase fue contundente y no dejó lugar a interpretaciones: “Un expresidente le puede decir que no a un candidato, pero un expresidente no le podrá decir que no al presidente electo”.

Con ese trino, publicado en su cuenta de X, Abelardo de la Espriella reafirmó no solo su ambición presidencial, sino también su intención de rodearse de figuras emblemáticas de la derecha colombiana si alcanza la Casa de Nariño.

El mensaje iba dirigido directamente a Álvaro Uribe Vélez, expresidente y líder natural del uribismo, a quien De la Espriella no solo admira, sino a quien considera “amigo y maestro”. En su publicación, incluso fijó fecha: 7 de agosto de 2026, día de la posesión presidencial. “Prepárese, presidente Uribe, porque ese día me acompañará como Ministro de Defensa. Es el llamado de la Patria”, concluyó.

Una relación de vieja data con Álvaro Uribe

No es la primera vez que el abogado hace públicos sus deseos de contar con Uribe en un eventual gobierno. De la Espriella ha cultivado durante años una relación cercana con el expresidente, y en más de una entrevista ha dejado claro que lo considera una figura “sabia” y “patriótica”.

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En una columna publicada en su blog personal, escribió: “Uribe me llama constantemente. Es un hombre que escucha, que se preocupa. Lo admiro profundamente y lo respeto no solo por su legado, sino por su disciplina”. También ha dicho que su padre fue amigo personal del exmandatario, por lo que su vínculo trasciende lo político.

En febrero de este año, ya había insinuado que quería a Uribe como su fórmula vicepresidencial. Sin embargo, las restricciones constitucionales impiden que un expresidente asuma ese cargo, por lo que ahora ha desplazado su apuesta a un puesto ministerial.

¿Candidatura en firme o estrategia de visibilidad?

La intención de De la Espriella de llegar a la presidencia no es un rumor. El pasado 16 de julio inscribió oficialmente su comité de recolección de firmas ante la Registraduría, bajo el movimiento “Defensores de la Patria”. Necesita más de 600.000 rúbricas antes de diciembre para oficializar su candidatura. El lanzamiento estuvo acompañado de discursos sobre orden, autoridad y defensa de los valores tradicionales.

En su discurso de inscripción, reiteró que Colombia necesita “mano firme y corazón patriota” y que el país atraviesa una crisis institucional causada por el “gobierno más nefasto de la historia”. En esa línea, su insistencia en tener a Uribe como jefe de la cartera de Defensa no es una simple ocurrencia, sino una declaración de intenciones: quiere que la narrativa de la seguridad retome protagonismo.

Abelardo De la Espriella oficializa su candidatura presidencial para 2026 y quiere contar con Álvaro Uribe
Foto: Redes sociales

Hasta el momento, Álvaro Uribe no ha respondido públicamente al ofrecimiento. Pero en declaraciones previas, el exmandatario ya había dejado claro que no tiene intenciones de aspirar a ningún cargo. En junio de este año, dijo que no podría ser vicepresidente por respeto a la institucionalidad y porque enfrenta un proceso judicial abierto por presunta manipulación de testigos.

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Entre el simbolismo y el cálculo político

La propuesta de tener a Uribe como ministro de Defensa es altamente simbólica. Más allá de su viabilidad jurídica o política, representa una narrativa clara: el retorno a un modelo de seguridad estricta, con respaldo militar y liderazgo civil fuerte. Es también una forma de acoplar su candidatura a la marca “Uribe”, todavía poderosa en sectores del país.

Pero no deja de ser un movimiento arriesgado. Uribe, aunque sigue siendo una figura influyente, también carga con un desgaste político evidente y un proceso penal en curso. De la Espriella apuesta por revivir el uribismo más ortodoxo, mientras otros precandidatos buscan desmarcarse del expresidente.

La propuesta, en todo caso, no pasó desapercibida. Agita el debate, tensiona alianzas y deja claro que, aunque su candidatura aún depende de las firmas, Abelardo de la Espriella ya juega en el tablero grande.

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