Adoctrinamiento y extrema izquierda

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Esta semana se conoció el caso de una profesora de secundaria en el Valle, que puso a sus estudiantes una tarea que era en realidad un claro esfuerzo de adoctrinamiento.


Por: Rafael Nieto Loaiza

Como este hay muchos casos similares. De hecho, hay múltiples ejemplos de la militancia política de izquierda de Fecode. De hecho, muchos de sus dirigentes han sido congresistas por partidos de la extrema izquierda, a sus asambleas asisten los líderes de esos grupos extremistas y hay múltiples fotos en los que aparecen los logos de Fecode junto con los del partido comunista y las Farc. En realidad, aunque no todos sus afiliados son de extrema y algunos ni siquiera son de izquierda, los dirigentes del sindicato no se preocupan en negar sus afinidades ideológicas con el marxismo leninismo.

La militancia política del sindicato puede ser controversial pero lo que es inaceptable es el adoctrinamiento, el abuso de la cátedra y de las aulas para formar ideológicamente a niños y jóvenes en los principios del marxismo y, con frecuencia, del marxismo leninismo, y su intención política de ganar adeptos para los partidos extremistas en los que militan casi todos sus dirigentes sindicales.

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Aunque no pueda señalarse a todo el sindicato por la conducta de algunos de sus miembros, no sobra recordar que el marxismo leninismo es una filosofía de odio, que no fomenta la fraternidad sino la lucha de clases, que ve a quienes no hacen parte “del proletariado” como enemigos, y que promueve la violencia como parte integral de la “combinación de todas las formas de lucha” que hay que usar para el triunfo de la “revolución”.

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De hecho, el adoctrinamiento es parte del proceso revolucionario. Y en su versión más “suave”, evolución de los planteamientos de Gramsci, clave para la revolución cultural. Gramsci entendió que la línea bolchevique era débil e insostenible, que ninguna ideología puede imponerse por la fuerza, y que el control político de una sociedad a largo plazo no se conseguía por la violencia y el miedo sino a través de “la hegemonía ideológica” y la subversión cultural. Por eso la izquierda contemporánea trabaja por la infiltración de sus ideas, valores y creencias en la sociedad. En ese propósito las aulas son vitales.

Para quien tenga duda sobre la influencia de la extrema izquierda sobre los profesores, va este dato de una encuesta a todos los 31.000 docentes del sistema público de Bogotá: el 38%, casi dos de cada cinco, señaló estar de acuerdo con lucha armada.

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