El modesto crecimiento del 0,6% registrado en la economía colombiana durante el año 2023 ha dejado a muchos observadores perplejos y preocupados por el panorama económico de Colombia. Este dato contrasta enormemente con el sólido desempeño del año anterior, cuando la economía cerró con un crecimiento del 7,3%. Las expectativas eran altas para el año en cuestión, con diversos analistas y entidades anticipando un crecimiento que oscilaba entre el 0,9% y el 1,4%.
Los sectores claves como la construcción, la industria manufacturera y el comercio registraron cifras negativas, mientras que otros, como las actividades financieras y de entretenimiento, mostraron un mayor dinamismo. Este comportamiento refleja una desaceleración que demanda respuestas urgentes por parte de las autoridades y los actores económicos.
Del mismo autor: Desafíos económicos en Colombia: retos en tiempos inciertos para el 2024
El reciente informe del DANE ha despertado una serie de preocupaciones en el ámbito económico, especialmente por la sorprendente caída del 24,8% en la formación bruta de capital. Este dato es una llamada de atención para el país y sus inversionistas, ya que refleja una tendencia preocupante en el panorama de la inversión.
La incertidumbre y la desconfianza que rodean las normativas, mensajes y decisiones gubernamentales han sido un factor clave en las decisiones tomadas por los inversionistas. Es evidente, que los empresarios frente a la inseguridad regulatoria y la falta de claridad en las políticas del Gobierno han optado por ser cautelosos con sus inversiones de largo plazo.
En todo caso, es necesario reactivar la productividad económica nacional. El bajo crecimiento evidenciado refleja una alarmante falta de dinamismo, que roza niveles preocupantes. Esto es resultado de una improvisación marcada por parte de los altos cargos, así como una sucesión de reformas que únicamente han sembrado incertidumbre en el sector productivo del país.
Hacia un futuro económico más prometedor en Colombia
Si bien la economía colombiana ha mostrado cierta resiliencia en 2023, estuvimos al borde del abismo de una recesión trimestral por segunda vez consecutiva. Este hecho resalta la importancia de enfrentar los desafíos pendientes y tomar medidas decisivas para revitalizarla.
La falta de inversión en sectores críticos como la construcción, la industria y la infraestructura requiere una atención urgente por parte del Gobierno. Este debería ser uno de los principales puntos de atención en materia económica para el año en curso. Es fundamental implementar políticas o programas que impulsen la inversión en estos sectores estratégicos, ya que su desarrollo no solo contribuirá al crecimiento económico, sino que también generará empleo y promoverá el desarrollo del país en el largo plazo.
La crítica constructiva y el optimismo serán fundamentales para superar los obstáculos y construir un nuevo año de una mejor manera. Si bien, según las proyecciones de entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, muestran resultados un poco más alentadores, este camino debe ser construido en conjunto.
Sin duda alguna, todos deseamos y esperamos que el Banco de la República acelere la reducción de las tasas de interés, lo que podría impulsar el dinamismo económico en este año. Asimismo, es importante hacer un llamado al Gobierno para que contribuya con medidas que fomenten la mejora del dinamismo, al igual que al sector privado para que participe activamente en este esfuerzo.
LEA TAMBIÉN: 180 días después…