Alicia en el país de las maravillas

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No te rindas Alicia, puedes serlo todo, aunque no tengas nada, mantén la intención de andar sobre lo desconocido. No te rindas, no debes aferrarte a las esperanzas que otros te quieran imponer, pues ello es un engaño vacío


Por: Orlando David Buelvas Dajud.

Alicia, luego de caer en la madriguera del conejo, por algún motivo desconocido alejado del común de la fantasía, no apareció en el país de las maravillas, pues, al reparar en su alrededor notó que estaba en Colombia. Dentro de su confusión avanzó un poco y encontró la carta que dejamos a continuación:

“Querida Alicia:
Bienvenida a Colombia.

Por error o ventura tus fantasías rehuyeron y tu suerte deparo por acorralarte en nuestro país. Bienvenida a este simposio donde las incoherencias danzan, hasta el punto en que se han convertido en nuestra más pura lógica. Qué suerte la tuya querida Alicia, la de llegar a este país donde el tiempo no ha hecho sino desaparecer y el desamparo nos cubre noche a noche.

No encontrarás conejos con relojes, ni sombrereros triviales. En las calles hay borrachos, iglesias, ladrones, gente buena y gente mala, pobres que mueren de hambre, vicios y fortunas, odio y esperanza, hay locura y hay calma, hay putas y vivos que serán muertos.

Olvida pronto los horrores que veas, la sangre de los desaparecidos y las lágrimas de las madres que lloraron a los hijos que nunca volvieron a ver nos enseñaron que el silencio es conveniente. Podemos ser todo, menos libres.

¿Quién sabe, Alicia? Tu suerte te ha traído a la tierra fría, sin redentor ni condena. Dirán las canciones que aquí los inocentes son culpables. Por desgracia, a este país solo lo quieren los que más daño le han hecho.

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Cada día es una aventura y soñar parece estar prohibido. Los niños cambiaron los juguetes por barro, aprendieron a ser felices sin razones, los jóvenes renunciaron a sus ilusiones, pero siguen creyendo en un futuro donde encajen, la desconfianza es la plaga de estas tierras.

Los fantasmas de nuestra historia nos miran siempre fijamente porque repetimos el mismo ciclo como si de una condena se tratara. Estamos condenados Alicia, a vivir las vidas que se han perdido en el egoísmo de esta nación.

Ten cuidado, no sea que desesperes. Son muchas las trampas que han plantado los años. No creas mentiras banales, ni promesas muy amplias, aquí para vivir se necesita poco y aquellos quienes lo quieren todo se han convertido en nuestro más grande peligro. El poder ha corrompido a este país mientras que la ambición y las apariencias han absorbido a los más inocentes, convirtiéndolos en esqueletos de ropas suntuosas y en entes que viven a cuotas.

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No te rindas Alicia, puedes serlo todo, aunque no tengas nada, mantén la intención de andar sobre lo desconocido. No te rindas, no debes aferrarte a las esperanzas que otros te quieran imponer, pues ello es un engaño vacío.

Descubre la fantasía, aunque aquí se condene la inocencia, disfruta de la soledad, aunque se mire con ojos de desconfianza a quienes lo intentan, atrévete a ser feliz en esta tierra de nadie porque siendo eso lo único que importa, encontraras las maravillas detrás de este, que ahora es también tu país.

Querida Alicia, bienvenida a Colombia. Por las noches los sueños son robados, pero regresan por el día para volverlo a intentar. Sin embargo, tu eliges tu camino, cada uno establece la lucha que desea librar. No es el país de las maravillas. Hay mucho aun por cambiar, aunque todos anden con una marcada identidad, no sobran las dudas y el miedo al caminar.

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Suerte, Alicia, con el país que encontraste. La felicidad no está perdida, pero no olvides buscarla siempre. Querida Alicia, bienvenida, a la tierra que es de todos, pero no tiene dueño”.

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