Analizando candidatos: Germán Vargas Lleras

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Vargas tiene una vena política que hace vibrar, un discurso tan profundo como directo y apasionado. Tiene la aptitud de conectarse con el público al que se dirige fácilmente; por eso es de amores y odios. Es quizá la nueva figura caudillista actual de la política en Colombia, lo que le da muchas armas y beneficios, pero que también lo hace un blanco mas fácil de atacar y encasillar.


Por: Andrés Felipe Gaviria

Detrás de toda persona hay un mundo de historias, vínculos, elementos de naturaleza y genética inalterables; por eso la frase común de que una persona nació para cierta actividad en específico. Existe entonces esa destreza que se da por naturaleza, esa figura prominente que nada apaga y que por el contrario demuestra muy claro lo que tiene y lo que quiere. Vargas Lleras nació para ser político, para estar en la picota pública durante toda la vida, donde genere debates, reflexiones y sea un protagonista de la vida política nacional.

Sus inicios desde muy joven como Concejal, su abuelo nada más y nada menos ya da por sentado que Vargas posee una genética única y valiosa en el país. Libró desde el Congreso duras batallas contra los terroristas de las Farc, Eln y mas grupos delincuenciales, por algo la cantidad de atentados de los que fue víctima y las huellas imborrables de esa violencia que hoy lleva en su humanidad. Escucharlo en sus debates en el Congreso era un placer, eran casos únicos, como sucedía son Petro y ahora con Robledo o Uribe. Él denunció en el recinto del Senado lo que estaba pasando con el Caguán, fue un acérrimo defensor de Uribe en su primer periodo de gobierno y siempre se ha mostrado dentro de la derecha.

Recuerdo las elecciones del año 2010, faltando muy poco para la primera vuelta, el crecimiento que tuvo fue exponencial y por poco logra meterse. No se sabe por qué arrancó tan tarde ese fenómeno, pero lo cierto es que muchos de los que a lo último se decantaron por su opción, quedaron con esa percepción. El “Mejor es posible” fue reducido por el “Para que sigamos avanzando” del candidato Santos, que se mostraba como la continuidad de Uribe. Ahí de pronto estuvo el error de Vargas, no haber sido el candidato del entonces laureado presidente. Los ciudadanos vieron en Vargas una persona independiente, que criticó cuando fue necesario, apoyó en las decisiones con las que estaba de acuerdo y eso le quedó como un bonus para su carrera política.

Uno de los aspectos que a nivel personal no me gustó y que me he percatado que a otros ciudadanos del común tampoco, es que Germán Vargas hubiera desaprovechado la oportunidad de haber sido candidato en 2014, cuando podía tener el apoyo de sectores conservadores, uribistas y otros de la derecha. Le hicieron ofrecimientos hasta el cansancio, era una oportunidad de oro incluso para haber ganado en primera vuelta. Lo que sucedió es que en la retina de muchos quedó como si Vargas hubiera preferido el poder y la chequera por la vía fácil, que era siendo Vicepresidente de Juan Manuel Santos. Y se hizo raro y particular porque se sentía en el ambiente que él no comulgaba con ese tema de los diálogos con las Farc, se le veía incomodo cuando se le preguntaba por ese particular, entonces dio la impresión que estaba yendo en contra de sus propias convicciones.

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Cuando el ambiente no gusta es normal que pase lo que pasó con Vargas, dedicarse a lo que le mueve las fibras y para lo que se es bueno: planear, hacer seguimiento y ejecutar. Uribe con lo poco que tuvo algo hizo por la infraestructura del país, le faltó mucho en asuntos de avanzada y conocimiento de negociaciones internacionales, por eso se cometieron varios errores en obras como el túnel de la línea. Lo que hizo el entonces vicepresidente Vargas fue sacar de la caja empolvada una necesidad imperante para el país, que es una mejor infraestructura. Pidió dinero a Santos, se le dio acompañado de facultades y autoridad, por lo cual se dedicó a recorrer el país de Punta Gallinas hasta el Amazonas, mirando que se podía o no en cuanto a vías ordinarias y una que otra doble calzada.

La modernización de aeropuertos, la construcción de vivienda y alcantarillado, fue otra de sus prioridades. El haber ejecutado el programa de viviendas gratis en su totalidad fue un gran éxito para su gestión, como el haber destrabado varios proyectos de conectividad que se habían dejado por ahí a la deriva. Podría afirmar que Germán Vargas Lleras fue un excelente vicepresidente, hizo lo que pudo con lo que tenía y demostró su alta capacidad de ejecutar. Solo se fue pendiente del embrollo del túnel de la línea, algo que parece un monumento a la ineficacia nacional.

En planeación política y con cuentas en mano, su candidatura es la más viable y por tanto la que más opciones tiene de ganar. Yo me atrevo a decir que de seguir las cosas como están al día de hoy, Germán Vargas Lleras es el próximo presidente de Colombia. Tiene todos los sectores económicos apoyando su candidatura, exceptuando en un 70% al sindicato antioqueño o GEA, que tiene como su candidato a Fajardo. Mal o bien Vargas representa al grupo Aval y Fajardo a Bancolombia. Los medios de comunicación lo respetan y es el segundo candidato que tienen dentro de sus apoyos, el primero es Fajardo.

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Ahora, medios como El Tiempo y CityTv por claras razones están dentro de la campaña de Vargas. El apoyo de la Costa Atlántica encabezado por la familia Char ya es una prenda de garantía. Fuera de eso hay unas 17 familias de Bolívar y Magdalena, poderosas, que también están con él. Los constructores lo quieren, gremios económicos tienen las mejores percepciones de él, y quizá lo más importante, mucho opositor a este gobierno, incluidos uribistas, lo prefieren a él antes que a nadie.

La clase política se muere por apoyarlo, lo que le asegura gobernabilidad. Todas las casas que entregó a lo largo y ancho del país, además de las vías, genera gratitud, la cual le retornarán con votos seguramente. Lo más atractivo de todo, es que Vargas Lleras sabe que solo necesita pasar a segunda vuelta para poder tener más de medio pie en la Casa de Nariño. Si en la segunda medición no se enfrenta con un uribista, sino con la izquierda, recolectará por pura lógica y cálculo, más de cuatro millones de votos de una derecha que ni a bate votara por algo que sea o medio se parezca a la izquierda. Ahora, ojalá mejore en algunas cosas, aunque ya con los años mas difícilmente se aceptan críticas o corrigen actitudes. ¿Cómo cuáles? que mejore su relación con las regiones, que apueste por un modelo de gobierno más descentralizado y no tan bogotanizado.

Muchas personas, entre las cuales me incluyo, tenemos ese miedo con Vargas. Sí, él es y ha sido de la élite de Bogotá, pero no hay país que aguante 12 años de centralismo puro. Colombia son 32 departamentos, no un distrito capital. Debe rodearse mejor, dejar a un lado a veces el engreimiento y la superioridad que lo acompañan, volverse algo más terrenal. Eso incluye a todo su equipo y más cuando llegue posiblemente a ser presidente.

Si algo fastidió de Santos es que cuando se iba a reelegir ahí sí se dio cuenta de la importancia de las regiones, de los líderes locales, de los medios de comunicación independientes, del ciudadano que no está siempre entre la 100 y el parque de la 93. Todo su equipo de gobierno y reelección corrió a buscar votos como locos a los lugares que siempre menospreciaron, encontraron apoyo, pero jamás volvieron. Eso no lo puede permitir Vargas si quiere cambiar la forma de gobernar y crear mas cercanía con los ciudadanos. Tiene todo para ganar, cosas por mejorar, promesas qué cumplir y mucho qué demostrar.

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