Analizando candidatos: Iván Duque

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Tiene las bondades de saber exponer temáticas, un buen discurso, habilidad para improvisar y estar en escenarios abiertos. Una imagen refrescante, no solo por su juventud, sino por tener la naturalidad de no parecer un títere del uribismo. .


Por: Andrés Felipe Gaviria

Aunque el liderazgo y reconocimiento del expresidente Álvaro Uribe Vélez es categórico, histórico e imborrable, a la hora de contar votos no le ha ido nada bien cuando él no es quien se postula. Ha perdido elecciones regionales con sus candidatos, perdió las presidenciales hace cuatro años y su imagen pública, aunque sigue siendo favorable, sí ha recibido un desgaste considerable. Es cierto que hay personas que acuden a las urnas para votar por “El que diga Uribe”, pero ese número no pasa de los 3.8 millones de votos. ¡Para nada una cifra despreciable!, quizá el único líder político hoy en día con ese caudal, pero que para buscar la Presidencia se queda corto. Y es que hay que entender fenómenos sociales incluso; muchos que votaban por el que señalara Uribe ya están muertos, la población se ha ido renovando, por tanto, hay muchas personas que no recuerdan realmente cómo era Colombia antes de que él llegara. Peor de lo que es hoy. Aún así, algo logró mejorar. Muchos jóvenes que apenas cumplen o cumplieron su edad para votar nacieron en los “gozosos” y han sido influenciados por unos medios de comunicación en buena parte manipuladores, profesores de colegio y universidades irresponsables que despotrican de políticos en las aulas sin razón alguna, en fin, de mucho veneno que han metido en contra de Uribe. Colombia es un país mamerto, eso hay que entenderlo, por tanto, todo político de derecha es señalado de paramilitar o nazi.

Iván Duque representa una verdadera nueva generación dentro del uribismo, una imagen fresca, algo que ese partido necesitaba. Que no ha sido claro en muchas figuras del debate público, es cierto. Ni tanto como Fajardo que se mete a una ducha y no se moja, pero tampoco como Ordóñez que dice las cosas que piensa sin cálculo alguno. Muchos le han recriminado a Duque su ausencia de posturas sobre religión, sexo, matrimonio homosexual, adopción por parte de parejas LGTBI, religión, entre otros. Quiéranlo o no, es muy necesario e importante que se conozca eso de una vez por todas para que se eviten decepciones políticas. ¡Las cuentas claras y el chocolate espeso, que sean auténticos y hablen con la verdad! Duque ha conferido terreno a Germán Vargas Lleras y a Alejandro Ordóñez, los candidatos de su mismo espectro que son su más directa competencia, a causa de que no ha salido a contar, exponer y explicar cada una de sus propuestas para ver si sacamos a Colombia del tercer mundo. Es necesario que nos diga qué piensa hacer con el Agro, la seguridad urbana y rural, la infraestructura total del país, (puertos, aeropuertos, ríos, autopistas, puentes, túneles) sector educativo, economía, sistema judicial, corrupción, tamaño del Estado, confianza institucional, salud; familia, turismo e ilegalidad.

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El debate presidencial en mi concepto se centrará en economía, justicia, seguridad e infraestructura. Duque es economista, su función principal en el Senado ha sido dedicarse a ese particular, por eso es necesario que salga ya con algo concreto en esa materia, tal y como lo hizo Germán Vargas Lleras. Hoy el ciudadano no confía en el Estado y ningún candidato toca ese tema. Es necesario saber si él quiere gobernar a este país con la constitución de 1991 o no. Qué restauraciones de fondo piensa llevar a cabo; qué erradicará, mantendrá y creará. Por eso, es difícil hoy evaluar una propuesta de gobierno formalmente de Duque, y limitarnos a apreciaciones sobre su trayectoria o personalidad es irrelevante.

En el cálculo electoral, queda decir que necesita como mínimo un millón de votos más de los que tiene para pasar a segunda vuelta. Esa votación está en las arcas de conservadores, uribistas que no creen en él, e indecisos. No tiene de dónde más pegarse, el que es antiuribista morirá así y por ninguna razón se volteará para el lado de del Centro Democrático. Difícilmente los que ya están en el ejercito de Vargas Lleras saltarán de barco, por lo cual esa cantidad que es mínima a la vista, no es tan fácil de captar. Lo peor que puede hacer es seguir la estrategia de Óscar Iván Zuluaga hace cuatro años; perder su identidad, hasta la forma de hablar y mostrarse como alguien que no es nadie sin Uribe al lado. Esos tiempos ya pasaron, Duque por su juventud lo debe percibir de una manera más natural y encontrar allí una oportunidad de crecimiento. Propender por sanar dificultades al interior de su partido es necesario, buscar acuerdos de no fuego amigo e iniciar a elaborar unos compromisos de avanzada con dirigentes políticos, empresariales y otros sectores relevantes de la sociedad.

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A veces veo que a Iván Duque le hace falta el discurso de Juan Carlos Pinzón; la severidad, determinación y vehemencia de Germán Vargas Lleras; las convicciones que ostenta Ordóñez y el liderazgo de Álvaro Uribe. Los debates públicos no serán fáciles, y él no es malo para ellos, por el contrario, es muy bueno, mucho mejor que Óscar Iván Zuluaga, pero con quienes se enfrentará no son mansos corderos. Una salida en falso, un error, incoherencia y ahí tendrá a nada más y nada menos que a un Fajardo, De la Calle, Petro, Vargas Lleras y Ordóñez para que lo aterricen. ¿Puede ser presidente? ¡Sí!, pero primero tiene que lograr unir esa facción de la centro derecha que no es fácil, luego buscar el voto de opinión y pasar a segunda vuelta, donde dependiendo del que le toque, aumentarán o disminuirán sus chances de victoria.

 

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