Por: Miguel Gómez Martínez
Con mucha razón, se critica que mis artículos no son optimistas. Debe ser por mi personalidad reservada e introvertida. Fui formado en el principio de que el análisis de los hechos es anterior a la formación de las opiniones, y por ello intento fundamentar mis argumentos en cifras y observaciones de la realidad. Muy pocas cifras y hechos dan para estar optimistas sobre el presente y futuro de Colombia.
La calidad del análisis económico en Colombia ha bajado sustancialmente en los últimos años. Tal vez la excepción sea la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) que es hoy por hoy, y de lejos, el mejor centro de pensamiento del país.Ante la ausencia de universidades que piensen en el país, la subordinación de los gremios a los intereses del gobierno y la falta de periodismo de investigación, Anif es la única entidad nacional que, con independencia y carácter, aborda temas cruciales para Colombia. Bajo el liderazgo de Sergio Clavijo, es referente obligatorio en el estudio de los grandes temas nacionales.
De gran importancia es el escrito de la Asociación, publicado en mayo del 2017 y titulado ‘Dividendos, beneficios y costos del proceso de paz en Colombia’. Es el único trabajo serio sobre lo que implica, en términos fiscales, la locura negociada en La Habana. Casi nadie se lo ha leído, y al gobierno no debió caerle en gracia que el estudio dimensione la inviabilidad de cumplir con lo acordado si queremos mantener la estabilidad fiscal del país. Para los que se llenan la boca afirmando “que la paz no tiene precio”, sería bueno que entendieran que tiene costo y que no estamos en condiciones de pagarlo.
Importantísimos son los aportes de Anif en el tema del seguimiento de los efectos de la crisis económica en el desempeño del sistema financiero. Antes que el mismo Emisor, la Asociación advirtió del repunte reciente de la inflación y la ausencia de espacio para reducir las tasas de interés.
Determinante es el análisis sobre la situación real de las provisiones de los bancos, en el cual se concluye que si se suman las legales, las voluntarias y las relacionadas con la Ruta del Sol, los sistemas de transporte masivo en problemas o la liquidación de Electricaribe, el monto total de provisiones sería de un 10,8 por ciento de la cartera, algo no visto desde el año 2010, cuando se presentó el bajonazo, producto de la crisis internacional del 2008 y el 2009.
Anif es la entidad que decidió ponerle el cascabel al gato y dejar de ignorar la bomba de tiempo pensional. Los 38 billones de pesos que el Estado tendrá que pagar este año en pensiones son una carga insostenible para las finanzas públicas, que ha permitido que el sistema dual genere costos crecientes para los contribuyentes. La Asociación desnuda con estadísticas el tema del envejecimiento de la población, advirtiendo que será necesario aumentar, de forma gradual, la edad de retiro de 62 a 67 años para los hombres y de 57 y 62 para las mujeres.
Anif cumple su tarea allí donde los gremios, por complicidad política, han dejado de hacerlo. Dice lo que las universidades deberían decir, si se preocuparan menos por las matrículas y más por la investigación. Aplauso para ese equipo.