«Aprender a amar lo que somos y desprendernos de lo que alguna vez quisimos ser»: Alejandro Gaviria

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En 360 Radio quisimos hacer una pausa. Congelar por unos minutos las palabras contagios, muertes, virus, reforma tributaria, deforestación… que muchas veces pueden ser incómodas, y cedimos este pequeño espacio a la reflexión.


Por: Redacción 360 Radio

Decenas de veces hemos escuchado que el giro de 180 grados que dio la vida cotidiana a causa de la pandemia, tiene que hacer de los seres humanos personas renovadas, que aprendamos algo de esta experiencia y que, una vez regrese la normalidad, tengamos la capacidad de hablar sobre esta crisis con nostalgia y tranquilidad, pero sobre todo con altura y valor. ¿Será que sí lo estamos logrando?

Millones de personas, no solo en Colombia sino en el mundo entero, han perdido sus empleos, han cerrado sus negocios, han vuelto a vivir con sus padres, han regresado a su país o ciudad natal y, quienes han tenido una lucha más compleja, se han visto obligados a despedirse desde la distancia de algún pariente, amigo cercano o conocido. Todas estas situaciones le han cambiado el rumbo a nuestra vida innegablemente, pero seguimos resistiendo y andando por el camino que creemos y es el indicado.

Por ejemplo, precisamente hoy, cientos de estudiantes de la Universidad de los Andes se graduaron de su vida académica y ahora tienen que hacer frente al mundo laboral, que no está en su mejor momento y, por tanto, puede ser desalentador. Por esto, Alejandro Gaviria, rector de esta institución, los invita y nos invita, a «aprender a amar lo que somos y desprendernos de lo que alguna vez quisimos ser», porque tal vez no es el fin del mundo o un gran obstáculo el tener que seguir adelante, en medio de un contexto como el actual, sino que quizá puede ser una piedra que nos confunda el camino trazado y nos direccione hacia el que no planeamos, que puede ser incluso mejor.

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En épocas como esta es necesario hacer una pausa, olvidarnos por un momento del trabajo, de los confinamientos, de la sobreinformación, de lo complejo que es hablar de muerte, de crisis sanitarias y económicas, de pérdidas… para recordar que “estamos hechos de pequeñas lealtades y pequeñas tradiciones que fuimos refinando, generación tras generación, durante miles de años”, tal y como lo dijo Gaviria en esta ceremonia. Tal vez el estar en casa con la familia es una oportunidad perfecta para resignificar el por qué estamos aquí y recuperar tiempo de calidad, fortaleciendo «lealtades» y dándole vida a nuevas «tradiciones».

Y es que aunque la intervención de Gaviria se enmarca en un espacio académico, lo cierto es que sus palabras tal vez son las que todos los colombianos necesitan escuchar en un momento como el que atraviesa el país hoy: el tercer pico de la pandemia y una nueva reforma tributaria que tiene en vilo a la ciudadanía. Sus palabras son aliento en un momento de incertidumbre, dolor y desesperanza.

«Florecemos en el abismo», indicó Gaviria citando al poeta venezolano Rafael Cadenas, porque ese aprendizaje, eso de renovarnos, una vez pase toda esta crisis, como se mencionaba al inicio de este artículo, se trata en realidad de sobrevivir a ella siendo más humanos, más comprensivos con el que sufre, más respetuosos con el poder de la naturaleza, más audaces al elegir a nuestros líderes, que aunque la tuvieron difícil al tratar de enfrentar un virus incontrolable, reflejaron qué tan buenos, o no son, a la hora de estar al frente. Florecer en el abismo, como indican el poeta y Gaviria, no es «reinventarse», sino fortalecer las cualidades que nos hacen merecedores del adjetivo humano.

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Y no, no hay que tener miedo de lo desconocido, ¿Qué será de mí, de mi familia, de mi trabajo, del mundo… cuando esto pase? No hay forma de saberlo, lamentablemente no han inventado la famosa bola de cristal que permite ver el futuro, pero lo cierto es que quizá es mejor así. “El destino es una aventura que no es nuestra, sino que la vamos haciendo propia a través de la marcha”, señaló Gaviria en el discurso. Nada está escrito sobre piedra, tal vez lo que nos espera a nosotros y al mundo sea algo mucho mejor de lo que esperábamos antes de que este indeseable virus encerrara al tiempo en una burbuja.

Alejandro Gaviria también decía en su intervención «la vida no es lo que imaginamos, sino lo que aprendemos a querer» y hay que amarla tanto cuando es difícil, incierta, dolorosa e insoportable, como cuando es alegre, sorprendente, cálida y pasible. Así que esta crítica situación que vivimos hoy, solo nos está enseñando a querer más la vida, a apreciarla, a agradecer por aquellos con quienes la compartimos y por haber tenido en ella a otros que quizás hoy ya no están. Aprendamos a quererla, a querernos y sobre todo a agradecer porque por algún valioso motivo hoy aún estamos aquí.

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