La colaboración entre el sector público y privado ha sido un motor esencial para el crecimiento y modernización del sector agroindustrial en el Valle del Cauca y el Pacífico colombiano. A través de alianzas estratégicas, programas de incentivos y proyectos conjuntos, tanto el gobierno como las empresas han trabajado para superar los desafíos de competitividad global, mejorar la infraestructura, promover la sostenibilidad y diversificar los cultivos en esta región de gran potencial agrícola.
En este contexto, analizamos algunos de los principales proyectos colaborativos entre el gobierno y el sector privado, y cómo estas iniciativas están transformando el panorama agroindustrial de la región.
La importancia de la colaboración Público-Privada (CPP) en el sector agroindustrial
La colaboración público-privada (CPP) ha sido una estrategia clave para movilizar inversiones y compartir conocimientos en el sector agroindustrial. El gobierno, a través de diferentes entidades como el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), ha promovido políticas y marcos regulatorios que incentivan la inversión privada en la modernización de la agricultura, especialmente en áreas de innovación, infraestructura y sostenibilidad.
Las empresas privadas, por su parte, han aportado capital, tecnologías y buenas prácticas, potenciando el impacto de estas políticas públicas. Al colaborar en áreas como el desarrollo de nuevos cultivos, la mejora de la infraestructura logística y la adopción de tecnologías avanzadas, el sector privado ha sido fundamental para que el agro colombiano pueda competir en los mercados internacionales.
Proyectos colaborativos para la modernización del sector agroindustrial
Uno de los proyectos más destacados de colaboración público-privada en el Valle del Cauca ha sido la alianza entre Cenicaña (Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia), la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña) y el gobierno nacional. Este proyecto busca impulsar la investigación y desarrollo en el cultivo de la caña de azúcar mediante la adopción de tecnologías de precisión, optimización del uso del agua y prácticas agrícolas más sostenibles. Como resultado, las empresas azucareras de la región han incrementado su eficiencia productiva, reduciendo costos y mejorando su capacidad exportadora.
Nicolás Puentes Montealegre, Director de Desarrollo de Protección de Cultivos en Agroser SAS, destaca que el éxito de la caña de azúcar en el Valle del Cauca es un ejemplo de cómo la colaboración público-privada ha permitido que el sector agroindustrial avance hacia una mayor tecnificación. «El papel del ICA en la regulación y control sanitario de los cultivos ha sido esencial para abrir mercados internacionales», subraya Puentes. Esta colaboración también ha permitido a los productores acceder a líneas de crédito preferenciales para la adopción de tecnología avanzada, lo que ha sido clave para mantener la competitividad en mercados globales.
Otro ejemplo de colaboración público-privada exitosa ha sido el fomento a los frutales de exportación, donde el gobierno y las empresas privadas han trabajado de la mano para desarrollar nuevas oportunidades de negocio y mejorar la competitividad de productos como el aguacate hass, el mango y la piña.
En este sentido, el Programa de Transformación Productiva (PTP), una iniciativa del gobierno colombiano, ha sido fundamental para apoyar a las empresas exportadoras de frutas. A través de este programa, se han brindado capacitaciones técnicas, asistencia en certificaciones internacionales (como Global GAP) y se han facilitado alianzas comerciales con compradores internacionales.
Armando Velasco Ferrerosa, pionero en la exportación del chontaduro, comenta que el PTP ha sido esencial para que muchos agricultores puedan exportar productos nativos como el chontaduro, que ahora se cultiva en mayores volúmenes en Putumayo y Guaviare. «La capacitación técnica y las alianzas comerciales nos han permitido no solo mejorar la calidad de nuestros productos, sino también aumentar nuestra presencia en mercados internacionales exigentes», afirma Velasco.
Además, la colaboración con el sector privado ha permitido desarrollar nuevos productos a partir de cultivos tradicionales, como la producción de subproductos de chontaduro (harinas, mermeladas y conservas), que han incrementado el valor agregado de estos cultivos en la cadena productiva.
Infraestructura y logística: Un desafío para la competitividad
Uno de los mayores retos para el sector agroindustrial en el Valle del Cauca y el Pacífico ha sido la mejora de la infraestructura logística. La lejanía de los centros de producción y la falta de infraestructura vial adecuada ha aumentado los costos de transporte y reducido la competitividad de los productos agrícolas.
Sin embargo, proyectos colaborativos entre el gobierno y las empresas privadas están abordando estos desafíos. Un ejemplo es el Plan Maestro de Transporte Intermodal (PMTI), una estrategia del gobierno nacional en colaboración con empresas del sector logístico y agrícola que busca mejorar la conectividad entre los centros de producción y los puertos de exportación.
En el marco de este plan, se han invertido recursos en la modernización de carreteras y la ampliación de la capacidad portuaria en Buenaventura, el principal puerto del Pacífico colombiano. Esta mejora en la infraestructura no solo ha facilitado la exportación de productos agroindustriales, sino que también ha reducido los costos logísticos para los productores de la región.
Otro aspecto crucial de la colaboración público-privada ha sido la inversión en investigación y desarrollo para mejorar la sostenibilidad y competitividad de los cultivos. En este campo, universidades y centros de investigación han jugado un papel clave, trabajando en conjunto con empresas privadas y el gobierno para desarrollar soluciones innovadoras adaptadas a las condiciones locales.
Un ejemplo de esto es el Centro de Innovación del Sector Agroindustrial (CISA), una alianza entre la Universidad del Valle, empresas del sector agroindustrial y entidades gubernamentales, que busca impulsar la adopción de tecnologías avanzadas en la agricultura. Este centro se enfoca en la investigación sobre el uso eficiente del agua, el manejo integrado de plagas y enfermedades, y la incorporación de energías renovables en los procesos productivos.
Velasco Ferrerosa destaca que el desarrollo de nuevas tecnologías para el cultivo del chontaduro, como sistemas de riego por goteo y técnicas de conservación postcosecha, ha sido posible gracias a la colaboración entre la universidad, el ICA y las empresas del sector. «Estas innovaciones no solo mejoran la productividad, sino que también garantizan una mayor sostenibilidad en la producción», añade.
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