Por: Luis Alonso Colmenares Rodríguez
A nadie sorprende que Otty Patiño, Iván Cepeda y María José Pizarro integren la comisión negociadora del gobierno, sabiendo que se trata de personas con las cuales esa guerrilla comparte ideología, o tienen los mismos ideales de justicia social que siempre han pregonado, independiente de que el accionar violento del grupo guerrillero haya demostrado otra cosa.
Distinto de lo que han expresado varios analistas para calificar de audaz la decisión del presidente de la República en el marco del Congreso Nacional de Ganaderos al invitar a José Félix Lafaurie Rivera, presidente de Fedegan, para que forme parte de la mesa de negociación de los acuerdos de paz con la guerrilla del ELN, más bien la audacia fue de Lafaurie al aceptar de manera inmediata y sin pensarlo dos veces, sin temer las dificultades o el riesgo que implica dicha decisión: “El sector ganadero no puede negarse a una solicitud como la que hizo el presidente con mucha generosidad”.
Sobre todo que la audacia es dialogar para llegar a acuerdos con un grupo de personas con las cuales Lafaurie nunca ha unido siquiera una vocal con una consonante para compartir palabra, porque no es un secreto que jamás han coincidido en absolutamente nada. Audacia es negociar la construcción de esa paz total con la contraparte ideológica, con el que piensa distinto a ellos. Y no será fácil.
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Nadie duda de que las negociaciones llevarán mucho tiempo y que el presidente Petro quiere terminar su gobierno habiendo logrado todos esos acuerdos en los que también incluya a disidencias de las Farc, y bandas criminales como la llamada oficina de Envigado y el clan del Golfo. Habrá que ver.
En todo caso, incluir a Lafaurie en el grupo del gobierno es reconocer que la tierra y la ganadería son temas fundamentales para la negociación de la paz; y nadie puede ser mejor para tener esa vocería que el líder de los ganaderos porque los conoce como la palma de la mano.
Así está demostrado en las publicaciones institucionales de Fedegan donde están plasmadas las luchas del sector en los planos político, económico y social.
En este aspecto cabe mencionar, entre otras publicaciones, La verdad de las Víctimas Ganaderas; El Pensamiento Económico y Social de Fedegan; Acabar con el olvido; No nacimos ayer; y también Desde el cuarto de al lado, en el cual se expone el tema de la ganadería colombiana en los Tratados de Libre Comercio suscritos por los gobiernos pasados.
De otra parte, por conocer como conozco a José Félix Lafaurie desde hace varios años puedo decir que se trata de una persona que tiene el carácter para decir lo que piensa en forma directa, sin mandarlo a decir con nadie, sin pedir permiso, pero de manera decente, porque respeta al interlocutor. Y eso es importante en este proceso de negociación porque así sabrán a qué atenerse.
La experiencia de Lafaurie como servidor público y líder gremial le dan las credenciales suficientes para sentarse a exponer los temas que conoce sin dudar de lo que dice, porque solo habla de lo que está seguro para acertar. Y su formación de ingeniero le ha dado los elementos básicos para hablar con prudencia y actuar con estrategia.
A partir de su trayectoria en Fedegan defendiendo los intereses de los ganaderos ha consolidado las condiciones de líder que serán fundamentales para lograr los acuerdos que necesita el país y el compromiso para que se cumplan.
Tengo la certeza de que José Félix Lafaurie no llegará a esa mesa de negociaciones con la actitud de palo en la rueda o de piedra en el zapato, por el contrario, ya lo debe tener concebido como un reto para quedar escrito en la historia como uno de los constructores que aportó de manera significativa a la paz total.
En últimas, Lafaurie se ha constituido en el aliado de la oposición más importante para el gobierno. Puso a disposición más de tres millones de hectáreas de tierra para desarrollar la reforma rural integral, y ahora está en el grupo del gobierno para negociar la paz total. Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí...
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