Lamentablemente, la visceralidad política, la demagogia y desde luego la falta de visión se ha inmiscuido en los debates del país, en las decisiones que tienen que ser tomadas para poder avanzar y en el caso colombiano, ha afectado enormemente al sector de la infraestructura.
EDITORIAL
Algunos políticos, autodenominados líderes, han profetizado sobre lo negativo de la infraestructura para la sociedad. Dicen que el cemento es malo, que las autopistas son malas, que los túneles son malos, que los puentes son malos, que los trenes son malos, que todos deberíamos andar en bicicleta, caminando o quedarnos en la casa.
Muchos de ellos, incluso lo hacen desde un avión privado; le dictan al mundo que el mundo que el planeta está corriendo peligro y la humanidad se va a extinguir mientras ellos vuelan horas y horas en aviones privados. En definitiva, esa pequeña capacidad de gestión y de ejecución ha invadido la mentalidad de la mayoría de los gobernantes en Colombia.
Gobernantes que no han sido capaces de construir unos andenes, por poner un ejemplo, en Bogotá, 3 años para construir unos andenes en el norte de la ciudad o por dar otro ejemplo, es que no fueron capaces de construir ciclo rutas en lugares planos, como en Llano Grande, en el departamento de Antioquia.
Tampoco, fueron capaces de construir un aeropuerto decente competitivo, seguro y eficiente como en Barranquilla, y hay discusiones como las de la tercera pista del aeropuerto El Dorado, la segunda pista del aeropuerto de Río negro o el aeropuerto de Cartagena. Ni hablar de la carencia de infraestructura para llegar a los puertos del país, qué es lo que ocupa hoy nuestra atención.
Colombia, por su dificultosa topografía y sin contar los problemas sociales, es un país que está retrasada aproximadamente 70 años en el desarrollo de infraestructura vial, fluvial, férrea y aeroportuaria. Hoy cuando nos encontramos con numerosos puntos en el país colapsados porque algunos puentes los han tumbado, otros se han caído, en otros hemos tenido deslizamientos, entendemos, a través del sufrimiento, la importancia de estar conectados.
Para dolor de muchos gobernantes, que no les gustan hacer vías y que critican el pavimento, que critican el concreto, porque sí, aún todavía hay personas que quieren que lleguen patrulla de la policía y ambulancias a lugares que tienen calles de pantano, pero dicen que el cemento es malo.
Hoy, para llegar al Llano, que ha estado históricamente incomunicado con Bogotá, toca tomar un tramo que se demora cerca de 10 a 12 horas o más, desde la ciudad de Bogotá, a través del Sisga por unas salidas que ya como públicamente lo conocemos, están destruidas, sin señalizaciones, con huecos, en cunetas y mantenimiento. Es realmente grave que en país hoy esté en medio de una oleada de inflación, sufriendo esas consecuencias porque gobernantes anteriores nunca se preocuparon por tomar medidas, por construir nueva infraestructura, por darle mantenimiento a la ya existente.
Todo el país sufren, los alimentos se pierden en las vías, los animales se quedan sin alimento, enfermos quedan atrapados y estas situaciones en otros lugares del mundo, en Asia, medio oriente, en Europa o Estados Unidos, se empieza a arreglar a las pocas horas, pero en Colombia podemos tardar un año en diagnosticar, verificar, entender y planear qué se puede hacer para volver a abrir una vía.
Por dar un buen ejemplo, es el tramo que conecta Caldas con Antioquia, que ha estado cerca de 8 años con pares y sigas, constantemente incomunicado, con dificultades de acceso, pero que ya se volvió normal.
Nosotros queremos ser muy claros en esta situación, nos preocupa mucho lo que pasa y consideramos que este gobierno debería tomar unas medidas muy serias y drásticas a pesar de estar declarado como un enemigo de la infraestructura, este gobierno es el que ha dicho que las vías 4G son para los ricos y que no son necesarias, si la ciudadanía cree que esto es lo correcto y seguiremos incomunicados, pero cuando lleguen los sufrimientos y las consecuencias esperamos que sean responsables de sus propias acciones.
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