Los aviones Gripen tuvieron su primera presentación en Colombia. La mañana del 9 de julio comenzó como tantas otras en las montañas del Oriente antioqueño: fresca, azul y con el murmullo de cientos de personas que subían por las colinas cercanas al Aeropuerto José María Córdova para alcanzar una vista privilegiada.
Pero ese murmullo pronto fue silenciado por un sonido desconocido hasta ahora para los oídos colombianos: el rugido seco y veloz de los Gripen E de la Fuerza Aérea de Brasil, cazas de combate suecos que por primera vez surcaron los cielos del país.
La escena era cinematográfica. A lo lejos, dos puntos se acercaban con elegancia felina. Volaban bajos, cortaban el aire con una precisión quirúrgica y se deslizaban como si conocieran cada montaña, cada nube.
Al llegar sobre la pista, los Gripen hicieron una pasada en formación cerrada y luego rompieron en un giro ascendente que levantó gritos y aplausos del público. Colombia había presenciado el debut oficial de su nuevo caza.
Aviones Gripen en Colombia
Este primer vuelo no fue solo un espectáculo; fue un acto político, tecnológico y emocional. Los Aviones Gripen, fabricados por la empresa Saab, fueron seleccionados por el gobierno colombiano para reemplazar a los envejecidos Kfir, marcando un cambio de era en la aviación militar del país.
Con una inversión que promete no solo aeronaves de combate, sino transferencia tecnológica, entrenamiento local, infraestructura y hasta impacto social, Colombia da un salto que llevaba más de dos décadas aplazando.
El avión que surcó el cielo antioqueño no era un prototipo de museo. Era exactamente el modelo que usará la Fuerza Aeroespacial Colombiana: el Gripen E, con aviónica de última generación, radares activos de barrido electrónico y un sistema de misión abierto que le permite actualizarse como si fuera un teléfono inteligente. Un avión hecho para durar y adaptarse a los conflictos del presente y del mañana.
¡Los Gripen E de la Fuerza Aérea de Brasil se tomaron los cielos de #FAIRColombia durante la inauguración!
Los cazas mostraron sus capacidades de vanguardia en su primera visita a Colombia 🇨🇴 Ven a conocer el Gripen E: el caza del futuro. #GripenParaColombia pic.twitter.com/Hxlr4JuwR6
— Saab Colombia (@SaabColombia) July 9, 2025
La Feria Aeronáutica Internacional F-AIR 2025, que por tradición reúne a lo mejor de la aviación civil y militar en Colombia, se convirtió este año en un escenario de transformación.
En tierra, cientos de asistentes hacían fila para ver de cerca al caza. Los pilotos brasileños que lo trajeron explicaban sus maniobras con naturalidad, mientras técnicos de Saab guiaban a niños, estudiantes y periodistas por los componentes del avión como quien enseña el corazón de una bestia noble. Todo era parte de una estrategia para mostrar que el Gripen no solo se compra: se entiende, se incorpora y se convierte en parte del tejido tecnológico nacional.
Un país invitado, una alianza estratégica
Suecia, país invitado de honor en esta edición de la feria, trajo consigo más que aviones. Lo acompañó una delegación diplomática de alto nivel, la presencia simbólica de su primer piloto mujer de Gripen y una narrativa enfocada en innovación, sostenibilidad e igualdad. El mensaje fue claro: este no es un negocio de armas, es una alianza de futuro.
Dentro del paquete negociado se incluyen plantas solares, sistemas de agua potable para regiones vulnerables y hasta la renovación de un hospital público en Bogotá. Colombia no solo comprará cazas: adquirirá conocimiento, soluciones sociales y soberanía operativa.
El día que Colombia miró al cielo
Mientras los Aviones Gripen aterrizaban después de su exhibición, muchos no sabían qué era más impactante: si la capacidad de los aviones o la sensación de estar presenciando un cambio de página en la historia de la defensa nacional.
Años atrás, este tipo de adquisiciones se hacían a puertas cerradas, entre generales y cifras encriptadas. Hoy, el cielo fue el escenario, el público fue testigo, y la emoción colectiva lo convirtió en un acto de país.
Colombia voló este miércoles más alto de lo habitual. Y al mirar hacia arriba, no solo vio un avión nuevo: vio una promesa hecha a velocidad supersónica.