Bloqueos en el país, la evidencia de un paro criminal

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EDITORIAL


Ver las noticias sobre nuevas muertes, en este caso de un bebé que estaba intubado y que falleció por cuenta de no permitir el paso de una ambulancia en uno de los tantos bloqueos que hoy tiene el país, solo dan cuenta que esto es un paro criminal, porque tanto de largo como de ancho no respeta ni siquiera la misma Constitución que les garantiza el derecho a movilizarse pacíficamente porque a renglón seguido de ese artículo que permite la protesta y que le da toda la protección legal también está estipulado que no se pueden bloquear vías, y que atentar contra el orden público es un delito. Nos podríamos quedar citando otra clase de delitos, de violaciones a la ley, que el paro ha cometido, como extorsión, concierto para delinquir y secuestro.

Hay poblaciones secuestradas, hay personas que no se han podido movilizar porque les están cobrando peajes ilegales en ciudades como Cali, cientos de empresas que lograron sobrevivir a una pandemia que aún no se va y que registra este domingo un nuevo récord para Colombia en caso de contagios gracias a las masivas concentraciones que se hicieron en las principales ciudades del país.

En las semanas anteriores, esas empresas han tenido que despedir a muchísimas personas porque no dan más, han tenido que sacrificar animales, como en el caso de la avícola Kikes en Santander, donde cerca de 400.000 gallinas tuvieron que ser sacrificadas, donde la producción se ha perdido, donde otros productores a lo largo y ancho del país han tenido que botar todo su esfuerzo a la alcantarilla y por ende comenzar con el desmonte de sus compañías.

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Vamos a ajustar un mes de completo caos y parálisis en el país, las órdenes que imparte el presidente Iván Duque nadie las atiende, no hay autoridades que en este momento sientan un liderazgo y que están arropadas por parte del Gobierno central. La Policía sigue con miedo de intervenir, el Ejército sigue en los cuarteles, las discrepancias continúan entre el director marítimo del puerto de Buenaventura y el presidente Duque, el director marítimo ha presentado su baja ante la incapacidad de seguir bajo las órdenes de este Gobierno.

Aunque se puede estar más o menos de acuerdo en cómo el Gobierno ha tratado el paro, y desde este medio de comunicación hemos expresado nuestra inconformidad, creemos que deben primar los derechos de los colombianos que también quieren y necesitan ir a trabajar, de las personas que producen riqueza en nuestro país, de los niños que tienen derecho a ir a sus colegios, del libre tránsito, entre otros derechos que hoy han sido absolutamente destrozados por un paro criminal.

Es un paro criminal porque no tiene claro qué pide, porque sus peticiones son una lista de deseos a papá Noel, porque es un paro que no respeta la vida, no respeta la seguridad alimentaria del país, no respeta el libre tránsito de las personas que necesitan atención médica. Ni en las guerras más cruentas de Medio Oriente se le prohíbe el paso a una ambulancia, pero eso está sucediendo en Colombia.

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Todo es una estrategia muy bien articulada, organizada y ejecutada milimétricamente. Pintar muros con mensajes absolutamente divorciados de la realidad, con mensajes falsos que fomentan odio, que están cargados de rabia, resentimiento, envidia y rencor. Si las Convivir realmente existiesen como lo denuncias en algunos muros pintados en la ciudad de Medellín y afortunadamente borrados en las últimas horas, los delincuentes ni siquiera hubiesen pintado una sola letra.

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Medellín es un polvorín, y hay que decirlo con dolor. Es una ciudad muy resiliente pero que ha tenido lastimosamente un pasado y un presente muy violento. Echar leña al fuego es absolutamente irresponsable y peligroso.

No sabemos cuándo vaya a parar esto, y quizás lo peor es que la incertidumbre sigue creciendo. El Gobierno ha dado órdenes que no se acatan, las personas pierden la esperanza y pierden la fe; las vidas se siguen tapando una a una, los alimentos escasean, al igual que la gasolina, lo peor es que el respeto se pierde y es ahí cuando se impone la anarquía.

Si el Gobierno no es capaz de tomar de nuevo el control del país debe ser cuerdo, responsable y admitirlo, tomando acciones consecuentes y procedentes. Que garantice, en los estertores de este Gobierno, que se proteja la vida, el derecho al trabajo y al estudio, a la salud, a la alimentación; esto no debería discutirse con unos tipos que dicen representar a las calles, cuando solamente se representan a ellos mismos y sus intereses personales y mezquinos.

Dios proteja a Colombia y la salve de esta interminable tragedia, de esta procesión hacia un abismo con la que muchos están felices.

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