Cuando se habla de las ciudades más amigables para ciclistas, Bogotá suele ocupar un lugar destacado en el imaginario colectivo, ya que las autoridades locales la han proclamado en repetidas ocasiones como la “Capital Mundial de la Bici”.
Sin embargo, un reciente ranking mundial pone en entredicho esta autoproclamación y lleva a preguntarse si, en efecto, la capital colombiana hace honor a ese título tan ambicioso. A continuación, presentamos un panorama amplio y detallado que explora la realidad sobre las políticas de movilidad, la infraestructura ciclista y las experiencias de los usuarios en las calles bogotanas.
Y es que las autoridades celebran con orgullo los 1.211.000 ciclistas que ruedan por Bogotá durante la jornada del Día sin Carro y sin Moto, aludiendo a este logro como parte de la consolidación de la ciudad como “Capital Mundial de la Bici”. Además, se menciona constantemente la construcción de 80 kilómetros de ciclorrutas a partir de 2020, que se suman a los más de 630 kilómetros de infraestructura exclusiva para bicicletas con los que actualmente cuenta la ciudad.
El trazado de la ciclorruta de la carrera Séptima, por ejemplo, se extiende a lo largo de 17,7 kilómetros, desde la calle 22 sur hasta la calle 106, convirtiéndose en uno de los ejes centrales de la movilidad no motorizada en la urbe.
¿Bogotá merece el título de la ‘capital mundial de la bici’?

No obstante, mientras las autoridades resaltan estos avances, el The Global Bicycle Cities Index brinda un contraste significativo. Este estudio, elaborado por la compañía de seguros digitales Luko, se basó en seis indicadores: clima, uso de la bicicleta, crimen y seguridad, infraestructura, oportunidades de bicis compartidas y eventos de concientización.
Las puntuaciones se calcularon en una escala de 0 a 100, donde la más alta refleja mayor amabilidad hacia la movilidad en dos ruedas. El informe ubicó a Utrecht (Países Bajos) en el primer lugar como la ciudad más amigable con los ciclistas, seguida por otras urbes europeas como Munster, Amberes, Copenhague y Ámsterdam.

En este top 10, predominan las ciudades del Viejo Continente, con una única excepción: Hangzhou en China. Por su parte, las ciudades de Estados Unidos ocupan posiciones más modestas, con San Francisco como la mejor ubicada en el puesto 39. Este panorama revela que Europa mantiene una cultura más arraigada en cuanto al uso de la bicicleta para la vida diaria, mientras que en América las iniciativas avanzan con más lentitud.
En el caso de Latinoamérica, Bogotá aparece en la casilla 81 de las 90 ciudades evaluadas, por debajo de otras urbes como Santiago (58) y Ciudad de México (80), pero aún por encima de Medellín (89). A pesar de las inversiones y anuncios locales sobre la ampliación de vías exclusivas para bicis, el bajo puntaje refleja desafíos persistentes en materia de seguridad y cultura ciudadana.
Precisamente, muchos ciclistas bogotanos han expresado su malestar, argumentando que existen tramos con condiciones de infraestructura precarias, además de situaciones frecuentes de robo de bicicletas en algunas zonas de la ciudad. Los espacios dedicados a la movilidad en dos ruedas, señalan, no siempre se encuentran en óptimo estado y, en horas nocturnas, pueden convertirse en zonas de riesgo.
Varios de estos usuarios apuntan también a la necesidad de mayor concientización de todos los actores viales. Insisten en que, aunque se han realizado campañas y actividades para promover el uso de la bicicleta, falta una estrategia más contundente para educar a conductores, peatones y a los mismos ciclistas sobre la importancia de respetar las normas de tránsito.
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Cabe destacar que, de acuerdo con el estudio, los eventos de concientización y el uso extendido de programas de bicicleta compartida influyen de manera significativa en el posicionamiento de las ciudades.
Lo que resulta claro es que, a pesar de que Bogotá se ha autoproclamado como capital de la bicicleta, todavía enfrenta enormes retos para alcanzar posiciones más competitivas en el ámbito global. Si bien los avances en número de kilómetros de ciclorrutas son innegables, el reto ahora es mejorar las condiciones de seguridad, el estado de las vías y la cultura vial de la población. Solo así podrá aspirarse a un índice más alto en los próximos estudios y, sobre todo, a una mejora sustancial en la calidad de vida de quienes escogen la bicicleta como su medio de transporte.
Mientras el gobierno local destaca los más de 630 kilómetros de ciclorrutas y la masiva participación de ciclistas en jornadas sin carros, el The Global Bicycle Cities Index 2022 ubica a la capital colombiana en el puesto 81, lo que contrasta marcadamente con la meta de erigirse como una de las ciudades más amigables para ciclistas.
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Ranking “The Global Bicycle Cities Index 2022”: las ciudades más amigables para ciclistas
