Las escalofriantes cifras de suicidios y diagnósticos por trastornos mentales en Bogotá, son una señal de alerta ante una enfermedad invisible a la que poco le paran bolas.
Por: Gloria Díaz
Al recorrer cualquier escenario de nuestra caótica, pero muy amada capital, es común ver a niños, jóvenes, adultos y viejos ir de prisa en medio de las calles lluviosas y los cielos grises, caminando, en sus vehículos o en algún bus de TransMilenio, llevando caras largas, llenas de cansancio y estrés, cada uno sumergido en su propio mundo cargado de historias, dramas y emociones. Desesperados por llegar pronto a casa, para intentar huir tan solo unas horas de su realidad.
Esa cruda realidad que se da a raíz de la inconformidad por un trabajo o la falta de él, alguna enfermedad, falencias emocionales, una tusa o situaciones cotidianas que nos atormentan y no nos dejan en paz.
Un cúmulo de tristezas y angustias que deriva, en su mayoría, en trastornos mentales relacionados con diagnósticos por depresión, ansiedad, entre otras crisis y frustraciones que se ven reflejados incluso en el comportamiento de muchos ciudadanos en el transporte público.
Y es que recientemente se han conocido aterradores casos de intolerancia al interior de los articulados de TransMilenio, que van desde los gritos e insultos, hasta los mordiscos en álgidas peleas por una silla y ni hablar del vil asesinato de Juan Esteban, un joven de tan solo 15 años que perdió la vida por pisarle el zapato a otro pasajero.
Muchas veces ocultamos cualquier signo que pueda poner en juicio nuestra elocuencia y evitamos a toda costa pedir ayuda por el miedo al qué dirán. Lo que no sabemos es que todos a nuestro alrededor, sin demostrarlo, luchan cada día contra sus propios pensamientos, contra estas silenciosas afectaciones que nos están consumiendo cada vez más.
Las escalofriantes cifras de suicidios y diagnósticos por trastornos mentales en Bogotá, son una señal de alerta ante una enfermedad invisible a la que poco le paran bolas. Según la Secretaría de Salud, en los últimos años, fueron atendidas 505.300 personas que presentaron algún tipo de trastorno mental, de estas, 56% fueron mujeres y el 44% hombres.
En términos de edad, el mayor número de atenciones las recibieron los bogotanos de 29 a 59 años, seguido de las personas mayores de 60 años que presentan afectaciones principalmente por factores de abandono y ansiedad. Pero los niños y adolescentes entre los 13 y los 19 años no se quedan atrás, ya que se presentaron cerca de 15.000 diagnósticos relacionados con la depresión, situación que lleva a un crecimiento progresivo de suicidios en la ciudad.
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Las principales afectaciones en salud mental, están vinculadas a trastornos neuróticos derivados por estrés, ansiedad y depresión, seguido por los trastornos afectivos o desórdenes bipolares y trastornos del desarrollo sicológico, esto sin contar al otro gran porcentaje de ciudadanos que deciden pasar en silencio estos y otros padecimientos.
Solo en el Distrito, durante el último año, según un estudio realizado por el ministerio de Salud, se registraron más de 350 suicidios, y a nivel nacional más de 18.336 en los últimos años, por lo que en Colombia seis personas se suicidan diariamente; siendo la tercera causa de muerte en el país, y teniendo como principales víctimas a los jóvenes.
Considero que avanzar en temas de salud mental tiene impactos muy positivos para la sociedad, en aspectos como la creación de la resiliencia mental desde una temprana edad, para permitirle a los niños enfrentar problemáticas y situaciones en un mediano y largo plazo, además de enfatizar en mantener una buena salud mental para contar con una óptima salud física.
Como mujer, amiga, esposa, mamá y Concejal, la situación de la salud mental me toca mucho, por lo que recientemente logré que un Proyecto de Acuerdo por el cual llevaba trabajando hace muchos años se hiciera realidad. Actualizar la Política Pública de Salud Mental en Bogotá, teniendo en cuenta las fases de promoción, prevención y tratamiento oportuno para reducir el impacto de los trastornos mentales en la población bogotana, y a su vez que se reconozca como un derecho fundamental de importancia para la salud pública.
Con la sanción del Acuerdo por parte de la alcaldesa Claudia López el pasado 27 de septiembre, se realizará también un diagnóstico de la capacidad instalada de talento humano, y en infraestructura de los servicios de salud, así como la implementación de una hoja de ruta que incluya programas y acciones de todos los actores de la salud para atender las necesidades de los bogotanos.
Teniendo en cuenta la importancia de la salud mental en los niños y jóvenes, previo a la aprobación del Acuerdo se logró una adición presupuestal de 25 mil millones de pesos para incluir más de 500 orientadores psicológicos en las Instituciones Educativas del Distrito, así como acciones pedagógicas, para el seguimiento de casos de violencia, afianzar los lazos entre familias promoviendo el desarrollo de procesos artísticos, culturales, deportivos y espirituales.
Otro de los retos que tenemos que enfrentar tiene que ver con reducir la estigmatización de quienes padecen alguna enfermedad mental, procurar que este tipo de trastornos y afectaciones sean normalizadas y en lugar de generar rechazo o desconocimiento, cada uno de nosotros esté dispuesto a asumir un rol fundamental en pro de ayudar a las personas que están en nuestro alrededor, para que todos contribuyamos a la mejora de la educación, a reducir la desigualdad, los conflictos, e incluso impulsar el crecimiento personal y económico de cada uno.
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