La situación en Buenaventura pasa por momentos delicados que ni el gobierno local y ni la Presidencia de La República han querido enfrentar, mientras tanto los ciudadanos soportan las problemáticas sin ayuda alguna.
Buenaventura ha sido un territorio lastimosamente reconocido por titulares negativos, no solo su relación particular con el negocio del narcotráfico sino también los graves sucesos de seguridad han hecho que aspectos positivos, casos reales de superación, crecimiento y desarrollo quede en el olvido, muy en el lejano horizonte de las noticias que se desarrollan en el país.
Como si fuera poco, el otro gran problema ha sido la corrupción política que ha asfixiado las arcas públicas, que ha corroído cada uno de los cimientos de esta ciudad y que ha creado una total fragmentación entre ciudadanía y Gobierno.
Realmente y mucho se ha titulado como una tierra de nadie, una tierra donde impera la ley del más fuerte y el ‘devora o serás devorado’. Ha sido una ciudad que ha apoyado masivamente a la izquierda política, actualmente el alcalde que tiene este territorio es un alcalde del Pacto Histórico, un alcalde con graves cuestionamientos por presuntos actos de corrupción, que ha sido completamente incapaz los fenómenos de inseguridad, hambre, pobreza y calidad de vida de sus habitantes.
Además de fallar categóricamente en cada uno de los frentes que se prometieron en campaña; el alcalde prefirió librar batallas incluso de quienes podrían ser sus aliados y hoy el desgreño administrativo de Buenaventura no tiene precedentes en el Valle del Cauca y sería tan solo comparable con lo que viven algunos municipios del Chocó.
Buenaventura literalmente está bajo embargo, pues la Alcaldía tiene sus cuentas embargadas desde hace varios años. Esto nos lleva a varios interrogantes por la situación ¿Cómo se está administrando desde este despacho? ¿Cómo contratan? ¿Cómo se reciben a contratistas? ¿Cuál es el modelo de procedimiento con ellos? ¿Se cumplen todos los requisitos de ley? Todo pareciera indicar que no.
Además de esto, el Puerto de Buenaventura fue notificado de un embargo en sus cuentas bancarias, todo por una acción que el mismo alcalde hizo en contra de la sociedad por cuenta del largo litigio que se libra por cuenta de quién debe pagar el impuesto predial del puerto, si lo debe pagar el Gobierno o lo debe pagar la Sociedad Portuaria. ¿Por qué? Porque la Sociedad tiene una concesión a determinado tiempo, no son los dueños del puerto sino los administradores.
Ahora, provocando una grave crisis social en Buenaventura, una tormenta perfecta, la única que le faltaba a la ciudad y es que cientos de empleados dejen de recibir sus quincenas incluso sus primas, que puedan ser despedidos causando un caos social en esta ciudad. ¿Qué hará el alcalde para enfrentar la ola de desempleo que se puede generar?
Una fuente consultada por 360 Radio y que pide total reserva señaló que “con respecto al tema político, el actual alcalde, Victor Hugo Vidal no ha dado la talla. Su gestión ha sido pobre y las comunidades están desilusionadas. Los sectores de servicios están mal y a eso se le suma el embargo de la sociedad portuaria con más de 700 mil empleos. Esta sociedad tiene más de 1900 socios y la Alcaldía tiene un 15%. Invias no dice nada. En el contrato de concesión no se especificó que la sociedad portuaria era responsable del predial. El embargo es por 8.5 millones de dólares aproximadamente”.
“Además, las instituciones de Buenaventura se han reunido pidiendo presencia del gobierno para que haga lo mismo que en la Guajira. “Las personas están en paro pidiendo mejor educación, vivienda, seguridad. El turismo se ha visto afectado. Más de 70 empresarios tienen incertidumbre de qué puede seguir pasando por el puerto porque cuesta más el flete para mandar la mercancía a Cartagena pero no implica la incertidumbre que genera el paro. Entre 12 y 15 poblaciones se están quedando sin sus productos básicos que vienen del centro del país. Son aproximadamente 400 mil habitantes”, expresó.
¿Hay algún cálculo político en esto? ¿El Gobierno sabe de esto? A casi un año de que Gustavo Petro y Francia Márquez se hubiesen posicionado como mandatarios, la vicepresidente fue nombrada como ‘madrina’ de Buenaventura y ha ido en dos ocasiones y no ha pasado más de 48 horas allá. Petro no ha ido a la región, solo en su momento sacó pecho comenzando su administración cuando presentó cuentas de una aparente paz.
Esa celebración y titulares duraron poco y no se volvió a hablar del tema, ni siquiera se voltea a ver porque la situación de Buenaventura en materia de inseguridad es sumamente grave. Los indicadores de extorsión, fleteo, secuestro y homicidio vienen incrementando peligrosamente. La reestructuración de bandas criminales por controlar el negocio del narcotráfico no tiene precio.
También, con la situación que se ha presentado en el Cauca donde miles de indígenas se han quedado con sus cargamentos represados pues ha generado una situación prácticamente insostenible.
De hecho, la sociedad civil del Distrito de Buenaventura, envió una contundente carta con firmas a Gustavo Petro en la que expresa que “los abajo firmantes quienes representamos a un sinnúmero de ciudadanos, gremios, empresas, comerciantes y sociedad civil en general; nos vemos en la imperiosa necesidad de clamar la urgente presencia del Gobierno Nacional que Ud. lidera en el territorio del Distrito de Buenaventura, para que de manera conjunta con el Gobierno Departamental, Distrital, Sector Empresarial, Sector Transporte de Cabotaje, Sector Pesquero, Sector Maderero, Comerciantes, Academia, Cámara de Comercio; logremos encontrar el camino ideal, correcto y oportuno, que nos permita superar la profunda crisis por lo que se está atravesando en este momento más de 400.000 habitantes del territorio”.
Es grave para las personas que están bajo esta situación, las autoridades no se han presentado con estrategias y lo peor de todo es que el desgreño, insistimos, administrativamente es grande como para que en el territorio no hay ninguna autoridad que se preocupe por esto. En octubre hay elecciones y una gran duda por quien pueda llegar a controlar esta situación que no tiene ni pies ni cabeza.