¿Buscando viajar? Así puede viajar a la isla Anguilla sin visa

Viajar a Anguilla sin visa ahora es posible para los colombianos, un destino exclusivo del Caribe que apuesta por el turismo tranquilo, sostenible y de alta calidad.

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La pequeña isla británica de ultramar situada al noreste del Caribe quiere conquistar a más turistas procedentes de América Latina, y especialmente de Colombia, aprovechando que los connacionales ya no necesitan visado para entrar en su territorio.

Con 33 playas de arena blanca bañadas por aguas turquesa, una gastronomía que acaba de ser reconocida como la mejor del Caribe y una campaña que promete “menos tiempo frente a la pantalla y más tiempo en la isla”, Anguilla se abre paso en el radar de destinos soñados, justo cuando los viajeros buscan tranquilidad y experiencias auténticas tras la pandemia.

Anguilla, el destino sin visa que apuesta por el turismo tranquilo y de alta calidad

Anguilla, el destino sin visa que apuesta por el turismo tranquilo y de alta calidad
Foto: Cortesía – 360 Radio

Esa estrategia —bautizada “Exclusively Yours”— llega acompañada de cifras históricas: solo en diciembre de 2024 recibió 23.871 visitantes, un 24,5 % más que el mismo mes del año anterior, la cifra más alta para ese periodo desde 1993.

El crecimiento, impulsado sobre todo por el noreste de Estados Unidos, ya empieza a reflejarse también en los mercados emergentes de Canadá y América Latina, donde las búsquedas desde Colombia crecieron a doble dígito en el primer trimestre de 2025, según la Oficina de Turismo de Anguilla.

  • Nuevo destino sin visa: Anguilla se suma a la corta lista de países y territorios caribeños a los que los colombianos pueden viajar sin trámites consulares, lo que aligera costos y tiempos de planificación.
  • Turismo responsable: la apuesta por el quiet tourism responde a una demanda creciente de experiencias con baja huella ambiental y alto contacto cultural, un segmento en auge tras la pandemia.
  • Oportunidad económica: aerolíneas y agencias nacionales empiezan a diseñar paquetes Bogotá–Anguilla, lo que dinamiza empleos en ambos lados del Caribe y diversifica la oferta frente a los destinos tradicionales como Cancún o Punta Cana.

Detalles: La opción más expedita combina un vuelo Bogotá–Ciudad de Panamá y, desde allí, conexión a Sint Maarten; un ferry de 20 minutos completa el trayecto hasta Anguilla. Otra posibilidad es volar vía Miami en un servicio directo de tres horas o aprovechar las rutas Bogotá–San Juan (Puerto Rico) y conectar con aerolíneas regionales.

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Una campaña con sello de lujo sereno: “Exclusively Yours” está dirigida a familias, parejas y viajeros solitarios que buscan descanso genuino. Más que sumar visitantes, la meta es alargar la estadía promedio y, con ello, el gasto por turista.

La isla —apenas 26 km de largo— puede recorrerse en 45 minutos en coche, pero la invitación es a tomarse el tiempo para pedalear entre pueblos de pescadores, calas escondidas y salineras históricas.

Bienestar de autor: Los spas locales combinan hierbas autóctonas, agua marina y técnicas ancestrales. Masajes suecos, aromaterapia y rituales de rejuvenecimiento se imparten en palapas ventiladas por la brisa. Para prolongar el efecto, varios resorts ofrecen clases de yoga al amanecer y terapias de flotación en mar abierto.

Contexto: La tendencia del quiet tourism tomó fuerza durante la reapertura poscovid como respuesta al overtourism y al estrés urbano: se trata de buscar silencio, naturaleza y actividades de bajo impacto.

Diversos informes de la industria prevén que este nicho moverá cientos de miles de millones de dólares al año hacia 2026.

Anguilla, que se ha mantenido fuera de las rutas de cruceros masivos, encuentra aquí una ventaja competitiva: playas casi vírgenes como Shoal Bay East o Mead’s Bay y alojamientos boutique atendidos por sus propietarios mantienen la capacidad de carga bajo control.

Al mismo tiempo, el Caribe compite por convertirse en la capital culinaria de la región. La isla ganó en 2024 el premio World Travel Awards al Destino Culinario Líder, y el festival Anguilla Culinary Experience —celebrado cada mayo— reúne a chefs internacionales en villas privadas para cenas maridadas y clases magistrales cuyos ingresos financian becas de gastronomía.

Muy cerca, el Moonsplash de marzo atrae a leyendas del reggae bajo la luna llena, mientras que en noviembre la Copa Anguilla lleva a la élite del tenis al Caribe oriental.

Panorama general: La ausencia de megahoteles y cruceros permite bodas íntimas en atolones casi desiertos, villas frente al mar o yates privados. Planificadores certificados se encargan de tramitar licencias, coordinar catering y sumar extras como masajes para los novios o cruceros al atardecer.

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Seis hoteles pertenecen a la red Virtuoso, garantía de servicio cinco estrellas, y los Charming Scapes —cabañas familiares junto a la playa— ofrecen hospitalidad isleña con tarifas más flexibles.

Bucear entre los restos del carguero Sarah o practicar snorkel en los arrecifes cercanos a Sandy Island confirma la fama subacuática de Anguilla. Quienes prefieren superficie pueden escoger kitesurf, paddle board o recorridos nocturnos en kayak transparente con luces LED que no alteran la fauna marina.

Cada actividad cuenta con instructores certificados y protocolos de conservación que protegen los parques marinos que rodean la isla.

Calendario de festivales todo el año

  • Marzo–abril: Moonsplash y Festival del Mar, con competencias de natación y regatas tradicionales.
  • Mayo: LitFest y Anguilla Culinary Experience, una mezcla de literatura, cocina y “jolification” comunitaria.
  • Julio–agosto: Summer Festival, carnaval que conmemora la abolición de la esclavitud en el Caribe británico.
  • Noviembre: Copa Anguilla de la ITF y el festival electrónico Livin’ in the Sun.

La combinación de tranquilidad, excelencia gastronómica y una batería de eventos culturales coloca a Anguilla en el radar de los viajeros colombianos que buscan algo más que “todo incluido”.

Su tamaño, lejos de ser una limitación, facilita recorrer la isla en bicicleta en menos de una hora y descubrir iglesias de madera del siglo XVIII, salineras en desuso reconvertidas en talleres artesanales y chiringuitos como el icónico Elvis’ Beach Bar, donde un rum punch cuesta lo mismo que un tinto en Cartagena.

Con la exención de visa, la conectividad en aumento y la firme intención de no sacrificar su esencia por el volumen, Anguilla lanza un mensaje claro a los turistas colombianos: el lujo puede ser silencioso, sostenible y, sobre todo, propio.

Ahora, la decisión está en escoger fecha, empacar el traje de baño y cambiar la pantalla del celular por la inmensidad turquesa del rincón más exclusivo del Caribe.

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