En un contexto de incertidumbre económica, el Índice de Confianza del Tendero (ICT), adelantado por la firma Dichter & Neira, reveló un panorama de desconfianza creciente entre los tenderos colombianos.
El índice de confianza del tendero en Colombia y su impacto en las tiendas de barrio en 2024
Según el reporte más reciente, correspondiente al mes de septiembre de 2024, la confianza de los tenderos ha disminuido considerablemente en comparación con mediciones anteriores, con una caída de 4,8 puntos respecto al mes de junio de este año. El ICT se ubicó en -5,2, un reflejo de las dificultades económicas que afrontan los pequeños comerciantes en el país.
Este descenso en el índice de confianza refleja un ambiente de cautela y pesimismo, con los tenderos considerando que las condiciones actuales no son favorables para realizar nuevas inversiones en sus negocios. El estudio revela que un 63% de los encuestados considera que no es el momento adecuado para inyectar recursos en sus tiendas, lo que marca una disminución respecto al 69% registrado en la medición anterior.
Este ajuste a la baja indica que la percepción de los tenderos sobre el futuro económico sigue siendo negativa, a pesar de los intentos de reactivación económica que ha promovido el gobierno.
La situación financiera de las tiendas de barrio también se ha visto afectada por esta incertidumbre. El estudio muestra que solo un 32% de los tenderos considera que su tienda está en mejor estado que hace un año, lo que representa una caída en comparación con el 39% registrado en la medición de junio.
Esto refleja una disminución en el optimismo sobre la estabilidad financiera de sus comercios, con un decrecimiento aproximado del 7% en los últimos meses.
Eirk Morales, director para South Latam de Dichter & Neira, afirmó que, aunque esta quinta edición del índice muestra una caída similar a la de los periodos previos, algunos datos sugieren que los tenderos aún mantienen una leve esperanza en la mejora futura.
«Alrededor de 51% de los tenderos cree que su negocio estará mejor dentro de un año; para 41%, los próximos doce meses serán financieramente positivos. Sin embargo, el 53% de los encuestados cree que la situación económica puede empeorar debido al desempleo y riesgo de recesión», comentó Morales.
A pesar de la cautela generalizada, un informe reciente de Kantar muestra que los llamados «discounters» han tocado un techo en cuanto a su penetración en los hogares colombianos. Esto ha dejado una puerta abierta para que las tiendas de barrio puedan recuperar terreno y fortalecer su presencia en el mercado.
En el tercer trimestre de 2024, estas tiendas reportaron un aumento del 10,7% en el volumen por acto de compra, con un incremento notable en productos como carnes frescas (24%) y bebidas y marcas locales (28%).
No obstante, las tiendas de barrio deben competir en un mercado cada vez más diversificado, impulsado por los nuevos hábitos de consumo de los colombianos. Según el estudio, uno de cada tres hogares en el país compra en un promedio de nueve ambientes distintos, lo que ha obligado a los tenderos a adaptar sus estrategias para atraer y fidelizar a los consumidores.
La diversificación de los puntos de contacto con los consumidores y la mejora en la visibilidad de los productos dentro de las tiendas se han convertido en retos clave para los minoristas. El estudio de Dichter & Neira también evaluó la disposición de productos dentro de los comercios de barrio, destacando que más del 77% de las tiendas exhiben las papas (snacks) de manera frontal a la entrada, mientras que otros productos como ponqués y leche tienen menor visibilidad en las estanterías.
Este comportamiento refleja las estrategias de los tenderos para captar la atención del consumidor, lo cual es esencial para impulsar las ventas en un sector tradicionalmente competitivo.
El estudio concluye que la disponibilidad de productos y las estrategias de visibilidad se han vuelto fundamentales para el éxito de los comercios de barrio, a medida que se enfrentan a un panorama económico incierto y a nuevos patrones de consumo más complejos. Las tiendas deben adaptarse a estos cambios para mantenerse competitivas y seguir siendo una opción preferida por los consumidores en Colombia.