Cemento, cemento y cemento: Bogotá sigue avanzando con Galán

Con el Metro, la Avenida 68, la Calle 13 y el Regiotram, la capital acelera obras que transforman su movilidad y modernizan su rostro urbano.

Compartir

En Bogotá, el cemento no es una metáfora: es la materia prima visible del progreso. Tras años de rezagos, licitaciones enredadas y cronogramas incumplidos, la capital empieza a sacudirse la parálisis. El cambio no es solo físico: también es de clima político y de gestión. Bajo la administración de Carlos Fernando Galán, las obras han dejado de ser promesas abstractas para convertirse en frentes activos, con fechas claras, avances verificables y, sobre todo, un mensaje de que la ciudad volvió a ejecutar. La percepción ciudadana es distinta: se respira un aire de confianza que combina resultados, decisiones difíciles y una narrativa que se sostiene en hechos.

El aniversario de Bogotá fue la ocasión elegida para uno de los anuncios más ambiciosos del cuatrienio: el inicio de la construcción del Campus de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTIB). Este proyecto, que busca posicionar a la capital como epicentro tecnológico de la región, contó con el respaldo de la Cámara de Comercio y la Secretaría de Desarrollo Económico. La alianza público–privada que lo respalda no solo apunta a la infraestructura física, sino a generar un polo de innovación capaz de atraer talento y capital.

La Línea 1 del Metro es la joya de la corona. Después de más de ocho décadas de debates y frustraciones, el proyecto alcanzó en marzo el 50 % de ejecución y cerró junio en 57,57 %. El viaducto ya cubre seis kilómetros, el patio–taller de Bosa tiene rieles instalados, y las pruebas sobre 5,7 km están previstas para 2026. Entre septiembre y octubre de 2025 llegarán los dos primeros trenes, un hito que permitirá pasar de la expectativa a la materialidad.

La gestión del proyecto ha sido meticulosa: se han comunicado cierres programados, habilitado estaciones temporales de TransMilenio y publicado cronogramas abiertos para que la ciudadanía pueda hacer seguimiento. Esta transparencia se ha convertido en una marca de la administración, y contrasta con épocas en que la información llegaba tarde y mal.

La Avenida 68, considerada troncal estratégica para la conexión con el Metro, también muestra recuperación. Recibida con un rezago crítico, apenas 44,7 % en enero de 2024, a julio de 2025 alcanza el 68 % de avance. Aunque la meta inicial de entrega en 2025 quedó descartada y ahora se proyecta para 2027, la obra avanza con interventoría reforzada y reportes por tramos, lo que permite veeduría ciudadana efectiva.

Le puede interesar:  Gripen en Colombia: ¡Ya era hora!

En el lado opuesto, la Avenida Ciudad de Cali Grupo 2 fue el ejemplo de cómo actuar frente a la ineficiencia: el contrato fue caducado por abandono de obra, con una multa de 14.000 millones de pesos. Este precedente envía un mensaje claro: las obras que no avancen se intervendrán, sin importar el costo político

El impacto de la valorización, históricamente polémica en Bogotá, empieza a materializarse en entregas concretas. La Avenida La Sirena (calle 153) ya cuenta con tres carriles, capacidad vehicular triplicada y mejoras para peatones y ciclistas. La extensión de la Avenida Boyacá entre calles 170 y 183 también entró en operación, aliviando el tráfico del norte. Ambas forman parte de un paquete de 15 proyectos que la administración se comprometió a cerrar, demostrando que se pueden entregar obras heredadas sin excusas.

En el ámbito deportivo, el anuncio de que El Campín será demolido para dar paso a un estadio nuevo en 2027 generó debate. La decisión evita parálisis en la programación futbolística y permitirá cumplir estándares internacionales, posicionando a Bogotá en la liga de ciudades con recintos multipropósito de primer nivel.

En el frente de movilidad sostenible, el Corredor Verde de la Séptima —proyecto largamente debatido— se replanteó para evitar un colapso vial simultáneo con la construcción del Metro. Mientras tanto, la Calle 13, con una inversión superior a 2,2 billones de pesos, avanza en licitación con meta de adjudicación este mismo año. Y el Regiotram de Occidente, con un avance del 28 %, se proyecta como el primer tren de cercanías 100 % eléctrico del país, reduciendo tiempos de viaje y emisiones.

La estrategia Bogotá Camina Segura muestra resultados en cifras: más de 3.000 capturas, incautación de 450 armas de fuego, 3.500 armas blancas y 180 vehículos recuperados. Abril de 2025 registró una reducción del 13 % en homicidios frente al mismo mes del año anterior, aunque la meta de mantener una tasa anual de un solo dígito aún está en construcción.

Le puede interesar:  Uribe y el valor desigual del testimonio en Colombia

En lo social, el Ingreso Mínimo Garantizado ha beneficiado a más de 1,15 millones de personas en situación de pobreza, y 404.972 estudiantes han recibido ampliación de jornada escolar. Se ejecutó el VIII Censo de Habitantes de Calle, se cubrió al 100 % la población afiliada al sistema de salud y se otorgaron 4.484 subsidios de vivienda. También se avanzó en el mantenimiento de más de 314.000 m² de espacio público y 198.000 individuos vegetales.

Este primer año y medio de Galán no está libre de desafíos. La seguridad sigue siendo una preocupación, y la movilidad enfrenta tensiones en los perímetros de obra. Pero el balance muestra a una ciudad que dejó de improvisar para planificar, que asume decisiones impopulares para evitar crisis mayores y que sanciona la ineficiencia.

El reto ahora es doble: mantener la disciplina contractual y asegurar la coordinación metropolitana en proyectos clave como la Calle 13, el Regiotram y los accesos por la Calle 80. Y, sobre todo, sostener la comunicación basada en datos, con avances porcentuales auditables y metas públicas, como se ha hecho con la Línea 1.

En síntesis, Bogotá avanza en el frente que más transforma a una ciudad: infraestructura útil y medible. Hay obra grande con cronograma (Metro, 68, APP El Campín), entregas que ya descongestionan (La Sirena, Boyacá 170–183) y un gobierno que asume costos políticos para no comprometer la movilidad o sancionar incumplimientos. La vara para medir el resto del cuatrienio está clara: que cada hito técnico se traduzca en calidad de vida hoy, y no solo en la foto de la inauguración mañana. Porque en esta Bogotá, el cemento es progreso… siempre que se acompañe de confianza y resultados.

Lea también: Inflación en Colombia, el DANE reveló el IPC de julio de 2025 fue de 4,90 %

Última hora

Te recomendamos

Le puede interesar