La idea de un Cielo Único Sudamericano vuelve a sobrevolar los debates del sector aéreo en la región. Durante el ALTA AGM & Airline Leaders Forum 2025, que se desarrolla en Lima, el presidente de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), Peter Cerdá, reabrió la conversación sobre un tema que, aunque técnico, tiene implicaciones políticas, económicas y operativas profundas para la aviación regional.
“Lo hemos intentado hacer y para la industria sería un gran alivio, pero es sumamente compleja y política porque los Gobiernos no quieren ceder su espacio aéreo. Se hace en el Caribe y se hace en Centroamérica”, afirmó Cerdá durante una de las sesiones del encuentro, donde participaron líderes de aerolíneas, autoridades aeronáuticas y expertos en conectividad aérea.
¿Qué es el Cielo Único Sudamericano?
El concepto del Cielo Único Sudamericano se inspira en el Single European Sky, una iniciativa que busca integrar la gestión del tráfico aéreo entre países del continente para hacerlo más eficiente, seguro y sostenible. En términos simples, se trata de unificar la administración del espacio aéreo de los países de Sudamérica, hoy fragmentada por fronteras políticas, para permitir una gestión coordinada y sin interrupciones de las operaciones aéreas.
Hoy, cada nación tiene su propio sistema de control, radares, protocolos y autoridades. Un Cielo Único implicaría armonizar estos sistemas, compartir información en tiempo real y operar bajo estándares comunes, lo que reduciría costos, tiempos de vuelo y emisiones de CO₂.
Ventajas y beneficios de un Cielo Único en Sudamérica
Para las aerolíneas, un espacio aéreo integrado sería una revolución en eficiencia. Los vuelos podrían seguir rutas más directas, evitando desvíos innecesarios o esperas por coordinación entre centros de control nacionales. Esto no solo ahorraría combustible y tiempo, sino que también contribuiría a la sostenibilidad ambiental.
Además, al centralizar la gestión del tráfico aéreo, se incrementaría la seguridad operacional gracias a una mejor comunicación y tecnología interoperable. En el plano económico, permitiría fortalecer la conectividad intrarregional, impulsando la movilidad de pasajeros y el comercio aéreo entre los países sudamericanos, una de las metas más repetidas por los gremios del sector.
Obstáculos políticos y técnicos
Pese a sus ventajas, la implementación del Cielo Único Sudamericano enfrenta obstáculos considerables. Tal como lo advirtió Cerdá, los Gobiernos son reticentes a ceder soberanía sobre su espacio aéreo, un tema que en muchos países está estrechamente vinculado con la seguridad nacional y la defensa.
Además, la región presenta grandes asimetrías tecnológicas entre los sistemas de control aéreo. Mientras países como Brasil, Chile o Colombia han modernizado sus infraestructuras, otros aún dependen de equipos y procesos menos avanzados. La interoperabilidad, por tanto, no sería inmediata.
También se requeriría una armonización regulatoria compleja: licencias, estándares de seguridad, procedimientos de emergencia y normas de navegación deberían alinearse bajo un mismo marco. Sin un acuerdo político sólido, cualquier intento podría quedarse en declaraciones o acuerdos bilaterales limitados.
Experiencias previas: Caribe y Centroamérica
El presidente de ALTA recordó que ya existen ejemplos funcionales en la región. En el Caribe y en Centroamérica, varios países han logrado coordinar la gestión de su espacio aéreo mediante acuerdos multilaterales y centros de control conjuntos. Uno de los modelos más citados es el de la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea (COCESNA), que agrupa a seis países y opera de manera integrada, mostrando que la cooperación regional es posible cuando hay voluntad política y visión técnica compartida.
Sudamérica tiene ante sí una oportunidad estratégica. La región experimenta una recuperación sostenida del tráfico aéreo postpandemia y busca mejorar su competitividad frente a mercados como Norteamérica o Europa. Un Cielo Único Sudamericano podría ser el paso que marque una nueva era de integración, eficiencia y sostenibilidad para la aviación regional.
Sin embargo, como lo señaló Cerdá en Lima, la clave no será técnica sino política. “Los gobiernos deben entender que compartir no es ceder soberanía, sino ganar eficiencia y seguridad”, advirtió.