Lo que ha sucedido en los últimos días respecto los extranjeros que fueron encontrados muertos en hoteles cercanos al Parque Lleras, prende las alarmas de lo que es un secreto a voces de Medellín; si bien la ciudad ha aumentado en turismo y muchos políticos han sacado pecho con esto, no se ha sido responsable y no se ha analizado qué clase de turismo es el que está llegando a la ciudad.
Hay distintas clases de turismo, pero enfocándonos en el que llega a la capital antioqueña, el cual es bajo; por decirlo así rastrero, en donde personas con muy pocos recursos, que pagan habitaciones compartidas, que están siendo atraídos por las facilidades y el mundo descontrolado que puede ofrecer Medellín en el tema de mujeres y drogas.
Acá no llega un turismo como el que quisiera tener cualquier ciudad; por ejemplo como el que llega a Hong Kong, Singapur, Shangai, Nueva York, Miami, San Francisco, en donde las familias acuden en diferentes épocas de vacaciones, a donde las parejas van a descansar y a salir de la rutina. De ese tipo de turismo llega muy poco a Medellín.
En conclusión, definitivamente este tipo de turismo que se presenta en la ciudad pueda llegar a traer más efectos negativos que los positivos; por lo que surgen un par de preguntas: ¿cómo hacer para mitigar esos efectos negativos?, ¿cómo hacer controles sin que vayan en contra del crecimiento económico de la ciudad, pero obviamente siempre procurando el bienestar de la ciudad y de los seres humanos que acá habitan?