El panorama económico internacional actualmente está cargado de acontecimientos que impactan a Colombia, es común escuchar hablar sobre una posible recesión económica a raíz de las altas cifras inflacionarias. Analizamos cuales serian algunas de las consecuencias para el país, entre ellas exportaciones bajas y escasez de materias primas.
Por: Redacción 360 Radio
Múltiples entidades tales como el Banco Mundial han advertido sobre el riesgo de caer en recesión global en 2023, dicha crisis global se vería impulsada por las alzas en las tasas de interés que están aplicando bancos centrales de todo el mundo, lo que podría ocasionar una serie de afectaciones de largo plazo principalmente en las economías en vía de desarrollo, como es el caso de Latino América.
Una recesión es una disminución de la actividad económica en un país, es decir una caída del PIB, en otras palabras, lo que se produce en bienes y servicios. Se tiene un consenso entre economistas para declarar oficialmente un Estado en recesión, si han pasado al menos dos decrecimientos consecutivos en el producto interno bruto, lo que afortunadamente hasta el momento en Colombia no ha ocurrido en el transcurso de 2022, pues el PIB sigue creciendo, pero a menor ritmo.
Sin embargo, el día de ayer el presidente se pronunció al respecto y advirtió que dado el contexto internacional, la recesión sería un fenómeno que se aproxima y nos afectará a los colombianos. «Lo cierto es que ha crecido la tasa de interés y que mundialmente tenemos una recesión a la vista y la tasa de interés incrementada en Colombia servirá como correa de transmisión de la recesión mundial al interior”, afirmó Petro
Primero es importante entender el contexto, El Banco de la República de Colombia, al igual que bancos de todo el mundo, están tratando de frenar la inflación causada por las interrupciones de la cadena de suministro relacionadas con la covid-19 y exacerbada por el aumento de los precios de la energía y los alimentos debido a la guerra en Ucrania.
Entre ellos el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Central de Estados Unidos. El martes 11, el Riksbank de Suecia sorprendió a todos con una inédita subida de un punto. A comienzos de este mes, el Banco Central Europeo (BCE) subió los tipos de interés en una cantidad sin precedentes de tres cuartos de punto porcentual y en septiembre la FED subió su tasa a 3,25%.
En teoría, el aumento de las tasas de interés está destinado a hacer que el dinero sea un poco más escaso y que los préstamos sean más caros, estos dos factores influyen en las decisiones o posibilidades de compra de los individuos, si el crédito se encarece, mejor no endeudarse, por lo tanto, puede en última instancia reducir los precios de algunos bienes y, por lo tanto, reducir la inflación (que es el objetivo principal).
Los efectos de este tipo de políticas monetarias para contener la inflación, no son del todo positivos, pues hacen que otros bancos se vean presionados a incrementar también sus tasas, además que por la nueva dinámica de escases de dinero se presenta una ralentización en la economía.
Es decir, si los créditos aumentan, las motivaciones a invertir también, los empleos se ven afectados a la falta del crecimiento de la economía, y el consumo por el aumento del costo de vida.
Cabe señalar, que hay que ser cautelosos, tomar las cosas con calma y no recurrir al pánico económico, tener presente el papel importante que juegan las expectativas en los mercados y entender que las recesiones se pueden suavizar.
Como mencionan miembros del comité monetario del banco central estadounidense a nivel global, el futuro sigue siendo incierto y las previsiones, sobre todo para 2023, sólo son válidas si “las expectativas de inflación a largo plazo se mantienen estables” y el endurecimiento de las políticas monetarias “no induce a una recesión generalizada y ajustes desordenados en los mercados financieros globales”.
Situación en el resto del mundo
Para China, la segunda economía mas grande, 2022 será su peor año en más de cuatro décadas, con la excepción del embate de la pandemia en 2020, con un crecimiento previsto de solo 3,2 %, que subirá en 2023 a 4,4 %.
esto debido a los continuos confinamientos provocados por la política de tolerancia cero frente al covid-19 en varias ciudades, incluido el eje financiero, Shanghái.
Pese a este contexto global sombrío, algunas regiones mejoran, es el caso de Rusia, cuya economía soporta el peso de las sanciones que le impusieron, sobre todo Estados Unidos y la Unión Europea, por el conflicto entre Ucrania. Este año experimentará una contracción del 3,4 %.
Brasil y México, primera y segunda economía a nivel América Latina, crecen menos de la media regional, pero son estables en comparación con otras naciones emergentes.
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