Sobre el cobro por circular en Medellín: Visiones enfrentadas

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EDITORIAL

En asuntos como la movilidad, de carácter técnico, debería primar por parte de la ciudadanía y de la Administración Municipal un único parámetro: analizar la realidad a la luz de indicadores, de propuestas innovadoras y no de las polarizaciones y sentimientos políticos. 


Desde este medio de comunicación siempre hemos visto con bastante interés y expectativa los esfuerzos de esta Administración Municipal por cambiar el viejo modelo de movilidad que Medellín ha tenido en los últimos 15 años y su medida coercitiva del pico y placa, la cual se ha envejecido y por pereza de los gobernantes anteriores no se pensó en nuevas medidas, en verdaderas soluciones. Dicho modelo incentivaba la compra de más motocicletas y de más carros, presentándose congestiones desde las 7:00 de la mañana.

No creemos en las restricciones totales como imponer un pico y placa de todo el día, como lo hizo la alcaldesa Claudia López en Bogotá. Somos defensores de la libertad y de medidas que en el fondo no se toman. 

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, hizo un gran esfuerzo por no imponer la medida durante gran parte de la pandemia. La paciencia de las personas es poca y pidieron medidas: se impuso un pico y placa cada 15 días y luego el cobro por circular el cual explicamos esta semana con cifras, como hay que analizar la situación, indica el claro problema de que 45.000 vehículos circularon cuando tenían pico y placa pero sin pagar. Esos son los que realmente estaban congestionando la ciudad, ni siquiera el 3.5 % de los automóviles se estaban aprovechando de la posibilidad de pagar por circular. Más de 200.000 carros cumplían la medida y es un reto para la ciudad y para el área metropolitana mirar hacia adentro y darse cuenta que todo el territorio ha estado por debajo de las demandas de infraestructura de movilidad integral.

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La construcción de infraestructura ha sido precaria en los últimos años en Medellín, lo único que se rescata son las obras que se iniciaron, se entregaron y se siguen entregando de la administración de Aníbal Gaviria. De una u otra forma, cada alcalde ha hecho obras de movilidad; quizá la única alcaldía que salió en blanco fue la de Federico Gutiérrez, quien compró unos buses eléctricos y creó un carril de Metroplus en la Avenida Oriental hasta la Avenida El Poblado, que permite la circulación con buses a lado y lado sin generar un mayor impacto. Dejó la construcción de dos puentes sobre la carrera 80, se necesitan siete en Medellín. La capital de Antioquia demanda la construcción más y mejor infraestructura, más andenes, más ciclorrutas. 

El actual alcalde ha anunciado el fin de la medida piloto de pago por circulación a partir del primero de marzo. Es un instrumento que le faltó pedagogía y más desarrollo de comunicación, pareciera que las personas quisieran seguir con un modelo de pico y placa que no funciona pero que cree que es mejor. La pelota también está en los pies de los ciudadanos.

Medellín y el área metropolitana tienen muchos debates pendientes y decisiones impopulares. El aumento del número de motocicletas es demasiado, la ciudad no ha definido un cupo total de carros que pueda soportar; habrá que llegar a limitar la vida útil de los carros a 15 años, que por cada carro que entre salga uno.

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