Colombia no se encamina hacia una derecha radical, tampoco quiere retroceder a modelos del pasado. El clamor ciudadano sigue siendo el mismo: un cambio real, estructural y sostenible. Y esa transformación no se encuentra en los extremos. Hoy, el país parece inclinarse hacia una alternativa de centro con sensibilidad social: el centro moderno, progresista, capaz de articular consensos, ejecutar reformas viables y devolverle la esperanza a una ciudadanía que se siente traicionada.
Este no es el momento de repetir fórmulas fallidas ni de atrincherarse ideológicamente. Colombia necesita un liderazgo que entienda el dolor acumulado por décadas de inequidad, violencia e indiferencia estatal. Un liderazgo que no gobierne solo para su electorado, sino para todo un país herido que exige soluciones, no discursos polarizantes.
La seguridad, la paz, la lucha contra la pobreza y la superación de la desigualdad no tienen color político: son deberes éticos del Estado. Sin embargo, ni la derecha ni la izquierda han logrado responder eficazmente a esos desafíos. Hoy el descontento es generalizado, y ante el incumplimiento de promesas, la ciudadanía demanda resultados, no ideologías vacías.El país necesita una figura capaz de unir, no dividir. Un proyecto colectivo que trascienda egos personales, que priorice el bienestar nacional sobre las aspiraciones individuales. La pregunta no es quién quiere ser presidente, sino quién está dispuesto a liderar con humildad, a construir con otros y a dar un paso al costado si eso significa avanzar como sociedad.
La transformación de Colombia debe partir de la equidad. Cerrar las heridas de la inseguridad implica oportunidades reales para los jóvenes, inversión social en los barrios, y un modelo educativo que forme para el futuro. La inclusión no debe ser una consigna, sino una política de Estado. Colombia no necesita más polarización, necesita reconciliación. No necesita más discursos de odio, necesita una visión compartida de país. El reto del 2026 no es elegir entre izquierda o derecha; es elegir entre más de lo mismo o un nuevo cambio social que priorice a las personas, a la verdad, a la justicia y al futuro.
Es hora de que alguien lidere con visión, técnica y empatía. Es hora de que el cambio prometido se materialice. Colombia está lista para un gobierno de centro, con vocación social, que sepa gobernar para todos. Y quien aspire a dirigir esta nación debe estar a la altura de esa responsabilidad.
Por: Juan Nicolás Pérez Torres – @nicolas_perez09
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