Colombia merece más

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EDITORIAL


Nuestro editorial para hoy tiene que ver con los resultados a más de una semana de las consultas presidenciales y el panorama que tenemos hoy como país, que no es para nada fácil y es quizá el más complejo de los últimos 20 años porque tenemos en frente una opción extremadamente diferente, si se quiere peligrosa, con un contenido altamente populista, demagógico y sobre todo con una línea de mentiras que hacen bastante cuestionable ese proyecto.

Desde nuestra posición editorial hemos querido guardar siempre la mayor compostura e imparcialidad en todas nuestras publicaciones, entrevistas y comentarios. Muestra de ello son los más de 108 candidatos que pasaron por nuestros micrófonos durante la campaña a Congreso y a las consultas presidenciales, muestra de ello es recibir ataques de la derecha, de la izquierda y del centro.

Siempre hemos defendido la propiedad privada, el libre mercado, la defensa de los valores de la dignidad humana, el cambio con responsabilidad, con elementos que permitan creer no con eufemismos ni mucho menos con promesas vagas e ideas de papel. No creemos en los mandatarios de renders y de ideas populistas, creemos en políticos que reconocen lo que se ha construido bien, que pueden construir sobre lo que está, corregir lo que funciona con desperfectos, que pueden hacer de un país algo mejor con lo que reciben.

Para lo anterior se requiere altura moral, se requieren unas capacidades técnicas, habilidades probadas, una experiencia y un conocimiento profundo del país tanto de la rama legislativa como del ejecutivo y de las cortes, las que han optado por legislar en los últimos años en detrimento de lo que el país quiere.

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El llamado a la unidad que hacen algunos candidatos puede ser tergiversable porque uno entiende las estrategias de campaña, se entiende la complejidad del momento, la necesidad de buscar votos a como dé lugar. Lo que tiene que primar en Colombia es el sentido común, el orden, las oportunidades, un crecimiento económico integral, un mejor futuro para nuestros hijos, nuestros nietos, un mejor presente para nuestros viejos, un país que sea atractivo para la inversión extranjera, que brinde seguridades jurídicas a los empresarios, que le permita a los ciudadanos salir a los parques sin temor a que les arrebaten la vida mientras les intentan quitar un bolso o un celular.

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Observando los candidatos que hoy están en la parrilla tenemos que expresar que siempre hubiésemos querido tener un mejor nivel, candidatos que no representaran el odio, el resentimiento, demagogia, inexperiencia y carencia de credenciales para afrontar un reto como lo es Colombia. Algunos medios de comunicación y encuestadoras han jugado un muy mal papel; han direccionado la opinión, han excluido candidatos sin alguna razón, han querido hacer ver a través de sus portadas que solamente hay dos opciones cuando muchos colombianos quisieran tener otra opción o más opciones.

Creemos que Colombia es más fuerte que este presente, creemos que los valores de cada uno de los ciudadanos está muy por encima del debate de odio, resentimiento y venganza que quieren plantear. Estamos convencidos que los colombianos pueden mejorar su capacidad para votar y escoger mejores gobernantes; es imposible pensar cómo se pueden seguir escogiendo tan malos políticos, cómo hoy miles de ciudadanos se quejan de sus alcaldes, de sus gobernadores pero no hacen nada para cambiarlo, cómo siguen votando de mala manera y ahora se aprestan para hacer lo mismo.

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Nuestra invitación es a una profunda reflexión personal alejada de todo egoísmo, de todo interés político, de dádivas, de clientelismo, de burocracia. Se trata de pensar en el país, porque sin este luego no tendremos nada. Colombia no puede elegir más personas de paños de agua tibia, no puede elegir mal porque esa llegada de quienes quieren destruir todo será inevitable, sino es ahora será en cuatro años y no podemos seguir siendo ese país que alguna vez algún gran líder político decía: parece que pariera todos los días. 

Colombia merece vivir tranquila, merece gobernar en tranquilidad con un consenso, con un acuerdo fundamental sobre lo que la sociedad cree, defiende y promueve. En Colombia no puede haber cabida para pensar en que todo está mal y que se debe destrozar todo para volver a refundar la patria.

Ojalá los colombianos, sin importar el estrato social, la edad, el sexo, la religión, su origen, quieran lo mejor para su país así como siempre buscan lo mejor para ellos mismos en sus vidas. La cita que hoy el país le pone a los colombianos es extremadamente compleja, alta en valores, en ética, en moral, en inteligencia y quisiéramos aferrarnos a esa creencia en donde los colombianos son resilientes y siempre han demostrado que pueden hacer más, que pueden dar más y por qué no escoger un gobernante que nos dé más.

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