Colombia ha salido mal parado nuevamente en el ranking mundial sobre los países en los que es más complejo hacer negocios, lo que evidencia que el panorama económico y la confianza de inversiones extranjeras a largo plazo no es el mejor.
El Índice Global de Complejidad Corporativa (GBCI) 2025 de TMF Group la ubica como el quinto territorio más difícil del mundo para constituir y operar una empresa. Haber retrocedido del tercer lugar obtenido en 2024 al quinto no es un triunfo, sino un síntoma de que la maraña burocrática y la incertidumbre regulatoria siguen minando la competitividad.
El informe —que analiza 79 jurisdicciones responsables del 94 % del PIB mundial— advierte que la inestabilidad normativa se convirtió en el principal enemigo de los inversionistas en Colombia.
Índice Global de Complejidad Corporativa (GBCI) 2025
El GBCI clasifica cada jurisdicción según la complejidad de sus marcos contables, fiscales, laborales y corporativos. En 2025, así quedan los extremos:
Los 10 países más complejos
Grecia
Francia
México
Turquía
Colombia
Brasil
Italia
Bolivia
Kazajistán
China continental
Los 10 países más sencillos
República Checa
Curazao
Islas Vírgenes Británicas
Jamaica
Países Bajos
Jersey
Hong Kong (RAE)
Nueva Zelanda
Dinamarca
Islas Caimán
Colombia se consolida como el segundo mercado más enrevesado de América Latina, solo por detrás de México, y relega a Brasil al sexto puesto global.
¿Por qué Colombia sale tan mal calificada?
Sobre los resultados, Cristhian Fresen, director país, TMF Group, señaló: “Colombia enfrenta simultáneamente desafíos económicos y políticos que elevan la volatilidad y encarecen el cumplimiento corporativo. La reforma fiscal, los cambios laborales y la inseguridad jurídica aumentan la percepción de riesgo.”.
Las razones del mal desempeño se concentran en tres frentes:
Burocracia crónica: El informe subraya que numerosos trámites aún exigen firmas manuscritas y validaciones presenciales en notarías y cámaras de comercio. Este requisito ralentiza la apertura de compañías, los aumentos de capital y la obtención de licencias.
Sistema tributario laberíntico: El esquema de impuestos colombiano se cataloga como el cuarto más complejo del planeta. Las empresas deben presentar hasta 16 declaraciones fiscales diferentes a lo largo del año, con calendarios que se modifican con poca anticipación.
Reformas sucesivas e incertidumbre normativa: El viraje político hacia la izquierda ha traído propuestas de reforma fiscal, pensional y laboral que aún no se reglamentan por completo. Durante 2024 y lo corrido de 2025, la DIAN emitió más de 150 resoluciones y conceptos que afectan la contabilidad y el comercio exterior, lo que obliga a las compañías a ajustar procesos en tiempo récord.
Operar en Colombia implica asignar presupuestos mayores a cumplimiento normativo, asesoría legal y actualización contable. TMF Group señala que el 39 % de las jurisdicciones espera un endurecimiento de las obligaciones tributarias hacia 2027, pero la carga en Colombia ya parte de un piso elevado. Las consecuencias más visibles son:
Sobrecostos en impuestos y contabilidad: más horas de consultoría especializada y licencias de software.
Mayores gastos en nómina: ajustes frecuentes en aportes parafiscales y reportes a la UGPP.
Retrasos operativos: notarizaciones y validaciones presenciales que prolongan los plazos de proyectos.
Sobreexposición cambiaria: volatilidad del peso frente al dólar y el euro que encarece insumos importados.
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Estrategias para navegar la complejidad colombiana
1. Elegir estructuras societarias simples
Constituir una Sociedad por Acciones Simplificada (SAS) o una sucursal de sociedad extranjera acorta los tiempos de creación y flexibiliza la incorporación de nuevos socios.
2. Digitalizar todo lo posible
Aunque la firma física persiste, la DIAN impulsa la facturación electrónica y los libros contables digitales. Adoptarlos recorta tiempos, reduce papel y simplifica las auditorías.
3. Monitorear el Congreso y la Corte
La solidez institucional colombiana —Congreso bicameral y Corte Constitucional independiente— actúa como contrapeso a la polarización. Contar con equipos que analicen proyectos de ley y sentencias permite anticipar ajustes regulatorios.
4. Retener talento con modelos híbridos
Bogotá, Medellín y Barranquilla concentran la mayor demanda de perfiles tecnológicos. Ofrecer esquemas de trabajo flexible y planes de carrera reduce la rotación y protege la inversión en capacitación.
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