La industria de hidrocarburos en Colombia se encamina a cerrar 2025 con una reducción sostenida en la producción de petróleo y gas natural, a pesar de una leve recuperación en la actividad operativa, de acuerdo con el más reciente balance sectorial presentado por la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios de Petróleo, Gas y Energía (CAMPETROL), con base en cifras oficiales.
Durante octubre, la producción diaria de petróleo fiscalizado se ubicó en 736.300 barriles, lo que representó una caída tanto frente al mismo mes de 2024 como en comparación con septiembre de este año.
Producción de petróleo y gas en Colombia cae en 2025 pese a estabilidad operativa
El descenso estuvo concentrado principalmente en el departamento del Meta, el mayor productor del país, donde campos estratégicos como Akacías y Rubiales registraron disminuciones relevantes en sus niveles de extracción. A este comportamiento se sumaron afectaciones operativas derivadas de bloqueos, manifestaciones y restricciones en vías clave para el transporte del crudo.
En el acumulado entre enero y octubre de 2025, la producción promedio de petróleo alcanzó los 746.600 barriles diarios, cerca de un 4 % menos frente a los niveles observados el año anterior y al promedio del periodo 2023–2024. Esta tendencia confirma las dificultades que enfrenta el sector para sostener su capacidad productiva en un entorno marcado por retos técnicos, sociales y operativos.

El panorama del gas natural muestra un deterioro aún más pronunciado. En octubre, la producción comercializada se situó en 798 millones de pies cúbicos diarios, con una caída de dos dígitos frente a 2024.
En los primeros diez meses del año, el promedio fue de 807,5 millones de pies cúbicos por día, casi un 20 % por debajo de los registros del bienio anterior, lo que ha comenzado a generar presiones sobre el mercado interno.
Uno de los efectos más visibles de esta menor oferta ha sido el aumento en el precio del gas para los hogares. A noviembre, el gas domiciliario acumuló un incremento superior al 11 %, con alzas particularmente marcadas en ciudades como Tunja, Riohacha y Bogotá, lo que ha encendido alertas sobre el impacto en el costo de vida y en la seguridad energética.
En contraste con la caída en producción, la actividad de taladros mostró señales de estabilidad. En noviembre se registraron 111 equipos activos en el país, entre perforación y reacondicionamiento, lo que representó un aumento frente al mismo mes del año pasado.
El promedio anual se ubicó en 110 taladros, impulsado principalmente por un mayor número de equipos dedicados al mantenimiento y optimización de pozos existentes.
Desde el gremio se proyecta que el cierre de 2025 mantenga niveles similares de actividad y que los primeros meses de 2026 presenten una dinámica estable, aunque sin un repunte significativo en perforación.
Para el sector, el balance del año refleja la urgencia de fortalecer la seguridad operativa en los territorios, garantizar la continuidad de las operaciones y crear condiciones que permitan estabilizar la producción y proteger la soberanía energética del país.