Colombia se deprecia ante el mundo por inseguridad y suspensión de regla fiscal

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Colombia enfrenta un complejo panorama que combina señales de deterioro institucional en materia económica y una creciente ola de inseguridad. Mientras el Gobierno decidió suspender la regla fiscal, generando inquietud entre inversionistas y organismos internacionales por el futuro de las finanzas públicas, el país vivió en paralelo una jornada de atentados violentos en el suroccidente y un ataque contra un senador, lo que intensificó la percepción de inestabilidad.

La combinación de desorden fiscal y crisis de seguridad está impactando directamente la imagen y credibilidad del país ante el mundo.

La economía colombiana atraviesa uno de sus momentos más delicados en la última década. A la creciente inseguridad jurídica y física que perciben los inversionistas, se ha sumado una decisión del Gobierno nacional que ha sacudido la confianza internacional: la suspensión de la regla fiscal.

Esta medida, que flexibiliza los límites del déficit público, ha sido interpretada por los mercados como una señal de debilitamiento institucional y de deterioro en el manejo de las finanzas públicas.

La regla fiscal fue diseñada como una herramienta para garantizar la sostenibilidad del gasto público, permitiendo cierto margen de maniobra ante choques económicos, pero manteniendo una trayectoria de responsabilidad.

Sin embargo, al activar la llamada «cláusula de escape», el Ejecutivo colombiano ha abierto la puerta a déficits más amplios, lo que implica mayor endeudamiento. De inmediato, el impacto se sintió en los mercados: el peso colombiano cayó frente al dólar y los bonos del Estado perdieron valor, reflejando un aumento en el riesgo país.

Las calificadoras de riesgo y los analistas económicos han encendido las alarmas. Aunque la cláusula de escape es legal, lo preocupante es la ausencia de un plan fiscal claro que garantice el retorno a la disciplina.

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Si Colombia no presenta una hoja de ruta sólida en el próximo Marco Fiscal de Mediano Plazo, existe una alta probabilidad de que pierda el grado de inversión. Esto encarecería el acceso a financiamiento y desincentivaría la llegada de capital extranjero.

Qué es la regla fiscal y cuáles serían las consecuencias económicas para Colombia si se suspende

Expertos como Juan Carlos Echeverry y Luis Fernando Mejía han advertido que sin una narrativa coherente y responsable en lo fiscal, Colombia podría entrar en una espiral de desconfianza.

Esto no solo afectaría la economía en términos de inversión, crecimiento y empleo, sino también el bienestar de los ciudadanos, que ya enfrentan una inflación persistente y un entorno laboral complejo. El mayor costo de endeudamiento se traduciría en menos recursos para educación, salud e infraestructura.

Más allá de los indicadores técnicos, el mensaje que hoy proyecta Colombia al mundo es de debilidad institucional. Una nación que flexibiliza sus reglas fiscales sin una estrategia clara, y que enfrenta problemas estructurales de seguridad y gobernabilidad, difícilmente puede atraer inversión a gran escala. La recuperación económica requiere no solo estabilidad macroeconómica, sino confianza, y esta se construye con reglas claras, responsabilidad y visión de largo plazo.

Día de atentados en Colombia

A esto se suma la creciente percepción de inseguridad. No solo se trata de violencia en las regiones o ataques a la infraestructura energética, sino también de señales políticas que generan incertidumbre sobre el respeto a las reglas de juego. La combinación de un manejo fiscal laxo y un entorno poco confiable para hacer negocios ha comenzado a alejar a inversionistas extranjeros que, en otros momentos, veían a Colombia como un destino atractivo en América Latina.

La imagen internacional del país también se ha visto golpeada por hechos recientes de orden público. El atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, así como los más de 16 ataques con explosivos y atentados armados registrados en la mañana del 10 de junio en Cali y el Valle del Cauca, han intensificado la sensación de inestabilidad y descontrol.

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Estos eventos no solo evidencian una preocupante escalada de violencia, sino que refuerzan la percepción de que el Estado enfrenta serias dificultades para garantizar la seguridad ciudadana y el orden público.

Cuando se combinan estos factores con decisiones fiscales que generan incertidumbre, el mensaje que recibe el mundo es el de un país que pierde solidez institucional. Inversionistas y organismos internacionales no solo observan los números macroeconómicos, sino también el contexto político y social en el que se toman las decisiones.

En este momento, Colombia transmite señales de fragilidad en ambos frentes, lo que dificulta recuperar la confianza y posicionarse como un destino competitivo para la inversión.

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