Más comentarios sobre la reforma fiscal

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Por: Alberto Bernal

En mi columna más reciente me referí a la reforma fiscal que quiere avanzar la administración Duque. No queda más remedio que seguir opinando al respecto, porque el camino que le espera a esta reforma será tortuoso. Y lo será porque Colombia sigue siendo un país que alberga gente que no razona bien. O que alberga gente como una gran amiga de mi mamá, que cuando discutía con ella, y acto seguido mi mamá le presentaba argumentos irrefutables para defender sus puntos, ella le devolvía el famoso “es que como yo no creo…”. El subdesarrollado no es gratis.

Nuestro país tiene que ser el único en el mundo donde un ministro de Hacienda recomienda cobrarle un impuesto de renta de $400.000 anuales a una pensión anual de $84 millones, de los cuales $48 millones son subsidio directo del Gobierno, y todo el mundo le cae encima porque “está destruyendo la dignidad de los ancianos”. Nuestro país también tiene que ser el único en el mundo donde la izquierda radical le defiende el “derecho adquirido” de los estratos altos de comer carne sin pagar IVA.

Como argumentaba Carrasquilla en una columna reciente, que muchos alimentos que se venden no paguen IVA le significa un ahorro mensual al ministro Carrasquilla de $600.000, recursos que el ministro debería pagar para lograr que Colombia sea un país menos injusto. Esos $600.000 adicionales no implican mucho para Carrasquilla. Esos $600.000 alcanzarían para una vejez más digna a un adulto mayor.

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Críticos de izquierda o derecha me dicen que los colombianos ya pagamos muchos impuestos. Totalmente falso. Solo 2,5% de las personas naturales en Colombia paga algo de impuesto de renta. Mejor dicho, 97,5% de la gente no contribuye con nada desde el punto de vista de la renta. Díganme lo que quieran, pero eso no tiene presentación.

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Y la renta que pagan los salarios altos en Colombia no es comparable con los estándares internacionales. Un colombiano que devengue $30 millones al mes debe estar pagando una retención en la fuente de $5 millones al mes, 17% del salario bruto. En mi caso acá en EE.UU. mi retención supera 30%.

Acto seguido dicen los de siempre que el problema de Colombia es que las multinacionales, “los ricos explotadores”, no pagan los impuestos que deberían pagar. Nuevamente totalmente falso, como han explicado hasta el cansancio entidades como el Banco Mundial, Fedesarrollo, y más recientemente la comisión de expertos académicos que presentó sus conclusiones sobre el sistema tributario colombiano.

Las empresas en Colombia contribuyen con 85% del impuesto de renta total, algo que es una aberración a nivel global. En todos los países lógicos del mundo las personas naturales contribuyen con +/- 70% del impuesto de renta. ¿Por qué? Porque la gente en países desarrollados ha logrado entender que las empresas no son “ricas”, sino entidades que generan empleo.

Me dicen que la solución no es cobrar más impuestos sino ajustar el gasto. Me encanta la idea, pero los números no dan. Por ejemplo, por mí que cierren la JEP, pero eso solo ahorra $200.000 millones, el hueco fiscal es de $40 billones. La realidad es que el estado en Colombia es +/- 40% más pequeño que el promedio de la Ocde. El Gobierno gasta muy mal (demasiado en pensiones y muy poco en la niñez), pero es equívoco argumentar que gasta mucho.

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