Hace apenas unas semanas, el Banco de la República lanzó Bre-B, un sistema que prometía democratizar los pagos digitales y eliminar las barreras del efectivo. La idea era sencilla: permitir que cualquier persona pudiera pagar o recibir dinero de forma inmediata, sin costos, sin tarjetas y sin intermediarios.
Sin embargo, el entusiasmo duró poco pues hay proyecto de decreto del Ministerio de Hacienda que plantea que las transacciones realizadas a través de Bre-B, Nequi, Daviplata y otras billeteras digitales queden sujetas a una retención en la fuente del 1,5 %, tal como ocurre con los pagos hechos con tarjetas de crédito o débito. Aunque no sería un costo para las personas naturales, sí afecta a los comercios que reciban pagos digitales.
El argumento oficial es evitar un trato desigual entre los distintos medios de pago. Pero para muchos expertos, la medida responde a una necesidad más urgente: aumentar la caja del Gobierno en un contexto fiscal complicado.
El problema es que esa decisión podría golpear justamente a los pequeños comercios que han empezado a adoptar medios digitales. En negocios donde los márgenes de ganancia son apenas del 3 % al 7 %, una retención del 1,5 % puede reducir sus utilidades a la mitad.

Bre-B y el riesgo de repetir la historia: lo que enseñó Brasil con Pix
El caso colombiano recuerda lo que ocurrió en Brasil en 2023, cuando un rumor sobre la posibilidad de cobrar impuestos al sistema Pix, equivalente a Bre-B, provocó una caída del 22 % en su uso. La reacción fue tal que el presidente Lula da Silva tuvo que desmentir públicamente el rumor.
En Colombia, el temor no es un rumor, sino un proyecto de decreto real, pues en Brasil Pix permitió incluir a 70 millones de brasileños en el sistema financiero, fomentó la competencia y transformó las finanzas digitales.
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La innovación estatal que podría frenarse sola
La medida no solo afectaría a los comercios. También obligaría a las plataformas tecnológicas a modificar sus sistemas para calcular, descontar y reportar cada retención, lo que implica nuevos costos operativos. Mientras tanto, el Banco de la República, que trabajó más de tres años en el desarrollo de Bre-B, aún no se ha pronunciado.
A corte del 21 de octubre, Bre-B ya contaba con 90,1 millones de llaves registradas, pertenecientes a 33 millones de colombianos que han empezado a usar la plataforma para enviar dinero y pagar en comercios. Pero si la medida entra en vigencia, muchos de esos usuarios podrían volver al efectivo, el mismo problema que Bre-B nació para solucionar.